miércoles, 16 de noviembre de 2022

Tras las viñetas: Kevin O'Neill (1953 - 2022)

El pasado 3 de noviembre falleció a los 69 años de edad Kevin O'Neill, talentoso dibujante británico de cómics.

Kevin O'Neill nació en el Reino Unido el 22 de agosto de 1953. Su primer trabajo en cómics se dio en 1969, a los 16 años de edad, como asistente de oficina en IPC, editorial que publicaba revistas de cómic dirigidas a un público infantil. En 1975 lanzó el fanzine Just Imagine: The Journal of Film and Television Special Effects, y entre 1975 y 1978 publicó seis números.

Para 1976 sus responsabilidades en IPC eran otras, y pasaba la mayor parte de su tiempo coloreando algunos de los títulos infantiles de la editorial, como Monster Fun o Whizzer and Chips, además de reimpresiones de cómics de Disney, pero nada de eso apelaba a sus intereses como artista.

Cuando se enteró que se preparaba el lanzamiento de una revista de ciencia ficción dirigida a un público más adulto, le pidió al escritor y editor Pat Mills que lo dejara colaborar en ella. La revista era la ahora legendaria 2000AD, y O'Neill fue parte de su equipo desde el primer día, a cargo de realizar arte para pin-ups y portadas. Entre otras cosas, fue él quien diseñó a Tharg, el ficticio editor de la revista que apareció por primera vez en la portada del número uno.

El propio Mills lo orientó para convertirse en artista de interiores. Tras dibujar por un tiempo tiras de Tharg The Mighty, historias cortas (las llamadas Future Shocks) y tiras de humor, comenzó a dibujar también seriales para la revista. Su primera asignación regular fue Ro-Busters, que escribía Mills y cual debutó en octubre de 1978, en el número 88 de la revista. Su peculiar estilo resultó del agrado de los lectores y en poco tiempo ya era de los artistas más populares de la revista.

En 1980 Mills y O'Neill crearon la aclamada serie Nemesis The Warlock, que consolidó al artista como una de las voces más distintivas del cómic inglés y lo posicionó para proyectarse a nivel internacional. Su creciente popularidad era un tema complicado en IPC, pues los directivos de la editorial creían que su arte era demasiado violento y en ocasiones perturbador, pero no podían reemplazarlo por temor a las reacciones que eso pudiera provocar entre los fans.

Durante la primera mitad de los 1980 O'Neill se concentró en su trabajo en Nemesis, pero también dibujó otras historias cortas para la 2000AD y se dio tiempo para colaborar en algunos de los seriales más populares de la publicación, como ABC Warriors, que también escribía Mills, e incluso Judge Dredd, donde colaboró con los escritores John Wagner y Alan Grant, todo lo cual contribuyó a que su popularidad siguiera en ascenso.

Esto le abrió muchas puertas, y en busca de mejorar su situación econoómica se convirtió en artista independiente, y al igual que otros artistas y escritores británicos (los pioneros de la después llamada "invasión británica" de los cómics) como Alan Moore, Brian Bolland o Dave Gibbons, comenzó a aceptar trabajo de editoriales estadounidenses, en especial DC Comics, donde los editores se habían obsesionado con el nivel de talento descubierto en el viejo continente.

Su trabajo para DC lo puso en la mira de la Comics Code Authority, órgano de auto censura de la industria estadounidense del cómic, el cual se creó en la década de los 1950 y cuyos miembros parecían compartir la opinión de IPC en el sentido de que el arte de O'Neill era perturbador y demasiado violento para aparecer en cómics. En particular hubo problemas con su trabajo en series como Omega Men y Tales of the Green Lantern Corps.

Los alienígenas y situaciones extremas dibujados por O'Neill hacían que la CCA solicitara correcciones, pero la situación llegó al extremo en 1986 con el anual #2 de Tales of the Green Lantern Corps, que fue rechazado pero sin solicitar cambios. Al pedir una aclaración, se informó a DC que el problema era el arte de O'Neill y el cómic no se aprobaría con él como artista, además de que lo pondrían en una lista negra, objetando todo su trabajo en la industria del cómic.

Para entonces la industria había cambiado y el poder e influencia de la CCA se habían diluido notablemente, así que DC hizo algo que a lo largo de los diez años anteriores se había vuelto cada vez más común y publicó el cómic sin el sello del censor en la portada. El número es famoso porque Geoff Johns se inspiró en esa historia para escribir Blackest Night. A O'Neill le divertía el incidente y solía presumir que era el único artista bloqueado por la CCA.

Poco a poco el artista ganó popularidad en América, y ese mismo año hizo equipo con Pat Mills en la novela gráfica Metalzoic, publicada por DC pero propiedad de los autores. En 1987 volvieron a colaborar para crear Marshal Law, una miniserie publicada por Epic Comics, sello de Marvel Comics dedicado a obras de autor. La serie emulaba la postura fascista de Judge Dredd y satirizaba a los superhéroes de las edades de oro y plata.

El título tuvo buena aceptación, y en los años siguientes hubo varias miniseries y especiales publicados a través de Apocalypse Comics (efímero sello propiedad de Mills, O'Neill, Alan Grant y John Wagner), Epic y Dark Horse, además de crossovers con The Mask y Savage Dragon, y un par de novelas ilustradas publicadas en el sitio web Cool Beans World. En 2013 DC Comics publicó un tomo de lujo con todas las historias excepto los crossovers.

A pesar del incidente con la CCA, O'Neill no se alejó del todo de los cómics de superhéroes, y en 1992 hizo equipo con Alan Grant para reinventar a Bat-Mite, una especie de duende de otra dimensión que idolatra a Batman. La historia se publicó en el número 38 de la antología Batman: Legends of the Dark Knight, y en 1995 el mismo equipo creativo volvió a hacer equipo en el one-shot Batman: Mitefall, a Legends of the Dark Knight Special, una especie de secuela.

En 1999 colaboró con Alan Moore en una miniserie de seis números que dio inicio a su obra más conocido, The League of Extraordinary Gentlemen, que muestra a personajes literarios de la Inglaterra victoriana hacer equipo en defensa del Imperio Británico. El grupo incluye a Allan Quatermain (Las Minas del Rey Salomón), el Dr. Jeckyll (Dr. Jeckyll y el Sr. Hyde), el Capitán Nemo (20,000 Leguas de Viaje Submarino) y Mina Harker (Dracula).

El título se publicó como parte de la línea America's Best Comics que Wildstorm dedicó a varias creaciones del brujo de Northampton. Moore y O'Neill trabajaron de forma intermitente en el título hasta su conclusión en 2019, periodo que incluyó un cambio de editorial debido al continuo y creciente conflicto existente desde hace décadas entre Moore y DC Comics, editorial ahora propietaria de Wildstorm, incluidos todos los títulos de ABC excepto éste.

A partir del 2000, aunque The League fue el centro de atención de O'Neill, también realizó historias cortas para 2000AD y Negative Burn, longeva antología de Caliber Comics, y fue colaborador en Dodgem Logic, revista bimestral editada por Moore entre 2010 y 2011. También con Moore realizó el serial principal de la antología Cinema Purgatorio, publicada por Avatar Press que también concluyó en 2019, unas semanas antes que The League.

Eso llevó a una curiosa confusión. Al publicarse el último número de The League of Extraordinary Gentlemen: The Tempest, Moore dijo que éste marcaba su retiro de los cómics, y también el de O'Neill. Pero el artista no había terminado. En una entrevista publicada este año, explicó que al concluir la serie le comentó a Moore que ése podría ser el último cómic que dibujara y estaría feliz con eso, sobre todo por haber tenido oportunidad de darle un final apropiado a la historia.

Entre su trabajo posterior a aquel presunto "retiro", realizó portadas y material promocional para futuras colecciones de Cinema Purgatorio, además de que dibujó Kids Rule OK!, una historia escrita por Garth Ennis para la antología Battle Action Special, publicada hace varios meses por Rebellion, editorial actualmente a cargo de publicar 2000AD. En cuanto a su trabajo fuera de los cómics, en 2017 coescribió con Pat Mills la novela Serial Killer.

Sus últimos trabajos aparecerán de forma póstuma. En diciembre 2000AD publicará una nueva versión de Bonjo from Beyond the Stars, una de sus primeras creaciones para la revista, aunque no está claro si es una historia corta o un serial, y de ser así, si es que pudo completarlo. Además, Moon and Serpent Bumper Book of Magic, una colección de textos sobre magia de Alan Moore y Steve Moore a publicarse el próximo año, incluirá ocho páginas de arte de O'Neill.

Con una brillante carrera que abarcó más de cincuenta años en cómics, no es ninguna sorpresa que O'Neill haya sido honrado con toda clase de premios y reconocimientos. Su trabajo lo hizo acreedor a tres Harvey Awards, dos Eisner Awards, el National Comics Award para Mejor Comic Nuevo en 1999 y el Bram Stoker Award para la Mejor Narrativa Ilustrada en el 2000, pero es probable que su mayor contribución al medio sea la menos comentada.

En 1977, cuando se lanzó 2000AD, O'Neill estaba en una posición inusual, pues además de uno de los creativos involucrados, era también parte del equipo editorial a cargo de la publicación, y fue en esa capacidad que hizo algo que alteró drásticamente la historia del cómic a ambos lados del Atlántico, un pequeño cambio que hoy día puede parecer insignificante, pero en el contexto de lo que ocurrió después no lo es.

Haciendo un poco de historia, es importante recordar que desde el nacimiento del medio los creativos han tenido que pelear por sus derechos, y una práctica común era que las historias se publicaban sin dar crédito a los responsables de su creación. En Estados Unidos los primeros intentos por cambiar las cosas se dieron durante la década de los 1950, en particular gracias a la legendaria EC, que hacía un esfuerzo por promover al talento que trabajaba en sus páginas.

Bajo la dirección de William F. Gaines, la editorial no sólo incluía los créditos de escritores y artistas, sino que a menudo incluía en sus publicaciones semblanzas de sus autores. Por un tiempo esa fue la excepción, hasta que en 1961, cuando Atlas Comics se convirtió en Marvel, Stan Lee, editor de la línea, adoptó la práctica con un toque personal: agregar sobrenombres a cada miembro del equipo creativo. Poco a poco la inclusión de créditos se popularizó hasta convertirse en la norma.

Pero ese cambio de política laboral nunca se dio en el Reino Unido. Sólo las reimpresiones del material estadounidense tenían créditos, y los editores eran tan celosos de no revelar quiénes eran los responsables de crear las historias que no era raro que borraran la firma del artista tanto en portadas como en páginas interiores. Esto resultaba molesto para muchos creativos, pero al ser una práctica estándar, no había nada que pudieran hacer al respecto.

O'Neill, activista de toda la vida en favor de los derechos de autor en el cómic, conocía la importancia del tema, e incorporó en el diseño de 2000AD una caja de texto que contenía los créditos de los autores de cada historia. El efecto fue inmediato. Ahora los lectores sabían quién era responsable de cada historia y podían identificar el trabajo de sus artistas y escritores favoritos, y pedir ver más de ellos o seguirlos en otros proyectos.

Que los autores se hicieran de seguidores se tradujo en cierto grado de protección, pues los editores ya no podían hacer cambios en el equipo creativo sólo por capricho, pues eso provocaría reacciones adversas en los lectores, y los autores con mayor demanda podían exigir mejor paga y condiciones de trabajo. Pero el mayor impacto de incluir esa caja de créditos trascendió fronteras, pues permitió que editores en Estados Unidos pudieran ubicar por nombre al talento británico.

Es decir, de no ser por esa pequeña caja de texto que O'Neill incorporó en las páginas de 2000AD, jamás habría habido una "invasión británica" en los cómics estadounidenses. ¿Pueden imaginar qué tan diferente serían la industria actual si en los ochenta no hubiéramos tenido, por ejemplo, a Alan Moore en Swamp Thing, Superman o Watchmen, a Neil Gaiman en Black Orchid o Sandman, o a Grant Morrison en Animal Man, The Invisibles o Doom Patrol?

Así que, al pensar en Kevin O'Neill y su característico e inconfundible estilo, con el increíble nivel de detalle y atención a los fondos, su talento para retratar escenas de violencia exagerada y perturbador diseño de personajes, recuerden también que fue un eterno defensor de los derechos de autor, y que sus acciones permitieron que la industria del cómic creciera y evolucionara al romper fronteras y expandir el alcance de la narrativa gráfica.

No hay muchos detalles al respecto, pero hace tiempo se le diagnosticó cáncer en etapa terminal. Aunque falleció el 3 de noviembre, la noticia se dio a conocer hasta el día 7 a través de una publicación en redes sociales por parte del staff de la tienda Gosh! Comics, de Londres, Inglaterra donde el artista era una presencia regular.

Descanse en paz.

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