Matt Wagner es uno de los autores más respetados en el mundo del cómic, y aunque su producción no es tan prolífica como años atrás, su reputación es respaldada por su trayectoria y creaciones, entre las que destaca Grendel, cuya mitología sigue en expansión a más de 30 años de su primera aparición. Muchos lectores desconocen la existencia de este personaje, y eso es algo que deberíamos rectificar.
El comienzo
Comico, una de las primeras editoriales en abrir sus puertas al cómic de autor, lanzó en 1982 Comico Primer, una antología dedicada a presentar el trabajo de nuevos talentos del medio. En su segundo número apareció la primera historia de Grendel, escrita y dibujada por Matt Wagner y en la cual el personaje mataba a un oficial del gobierno antes de enfrentar por primera vez a su némesis, el licántropo Argent, un asesor y colaborador de la policía local.
El personaje volvió en su propia serie, que constó de sólo tres números publicados entre 1983 y 1984. En ellos se exploraba el pasado de Hunter Rose, el hombre bajo la máscara de Grendel, al igual que el de Argent. La recepción fue tibia y la crítica no fue nada amable con ese primer esfuerzo de Wagner, que no parecía seguro del rumbo que quería dar a su creación, además de que la idea de tener a un villano como protagonista iba contra todas las expectativas.
Entre el segundo y tercer números de esa serie, Wagner comenzó a trabajar en su otra gran creación, Mage, un proyecto épico con toques autobiográficos que acaparó su atención y al cual dedicó todo su tiempo. Ahí desarrolló sus habilidades narrativas, dejando atrás la estética manga que había usado en Grendel.
El despertar del diablo: Hunter Rose
A lo largo de los años el nombre de Grendel ha sido usado por varios personajes, pero el de mayor popularidad y sin duda el más complejo e interesante es Hunter Rose. Nacido en un pueblo cualquiera de los Estados Unidos y parte de una familia como cualquier otra, un joven llamado Eddie mostró grandes aptitudes físicas y mentales desde muy pequeño. A los cuatro años de edad había memorizado el directorio telefónico, a los seis citaba de memoria obras de Shakespeare, y a los ocho ya escribía cuentos y novelas.
El deporte tampoco le ofrecía ningún reto. A los 14 años participó en un campeonato de esgrima y derrotó con facilidad a los mejores espadachines del mundo pero, aburrido ante la falta de un reto, se dejó ganar en la final. Terminada la contienda fue abordado por Jocasta Rose, una hermosa y acaudalada mujer que entrenaba al equipo británico. Jocasta y Eddie iniciaron una relación que culminó tras poco más de un año, cuando ella falleció víctima de una enfermedad terminal.
Despiadado pero pragmático, no pasó mucho tiempo antes de que Hunter lograse su objetivo, logrando el control de la mayor organización criminal de la ciudad. El riesgo de aburrirse era latente, pero la presencia de Argent como enemigo ayudó a mantener el interés de Hunter. Su vida cambió al conocer a Stacy Palumbo, una pequeña huérfana que le recordaba a su amada Jocasta. El tío de la niña, un corrupto empresario de bienes raíces, era su tutor, pero fue asesinado por Grendel, tras lo cual Hunter adoptó a Stacy.
Pero la niña sólo tenía otro amigo: Argent. El complejo triángulo que formaban los tres personajes terminó en tragedia cuando Stacy descubrió la doble vida de Hunter y su papel en la muerte de su tío. La pequeña orquestó un enfrentamiento final entre Argent y Grendel, que no sólo dejó lisiado al lobo y muerto a Hunter, sino que hizo que la traumatizada Stacy pasara la mayor parte de su vida recluida en una institución mental.
El legado del diablo: Christine Spar y Brian Li SungStacy hizo lo posible por llevar una vida normal al salir de aquella institución, pero un apresurado matrimonio terminó al ser violada por su esposo la misma noche de bodas. Concluido el acto, su marido se quitó la vida. Esa fatídica noche resultó en un embarazo, pero en cuanto Stacy dio a luz, su bebé fue dada en adopción.
La hija de Stacy, Christine Spar, se convirtió en una exitosa escritora que descubrió la verdad acerca de su origen mientras investigaba para escribir un libro sobre la vida de Hunter Rose. Sí, Grendel: Devil by the Deed.
Obsesionada con la figura de Hunter, Christine sufrió un colapso nervioso cuando su hijo fue secuestrado por un vampiro kabuki, así que usando la máscara y arma de su abuelo, adoptó la identidad de Grendel para rescatarlo… o vengarlo. Su historia también terminó en tragedia, pues no sólo fue incapaz de salvar a su hijo, sino que tuvo que enfrentar a la policía y al mismo Argent. La batalla con éste terminó con la muerte de ambos y el aparente final de la historia de Grendel.
Sin embargo, el joven amante de Christine, Brian Li Sung, encontró los diarios de Grendel (tanto los que Stacy había robado a Hunter como los de la propia Christine) y poco a poco se sumergió en la obsesiva locura y violencia que había devorado a ambos. Convencido de que junto con los diarios Christine le había sido legado el espíritu de Grendel, Brian adoptó su identidad. Decidido a eliminar al capitán Wiggins, policía a quien culpaba por la muerte de Christine, el joven pudo sobreponerse a su posesión apenas lo suficiente para ser abatido por el policía.
El mal sobrevive
La idea de Wagner sobre la naturaleza de Grendel mutó con los años, y al final se convirtió en una especie de espíritu de la agresión. Tras los episodios de Christine y Brian, Grendel permaneció durmiente, y pasaron casi 500 años antes de que apareciera otra encarnación. Su mitología era ya inmensa, y las manifestaciones se multiplicaban. Lo que empezó como proyecto personal de un joven autor cobró vida propia, y eventualmente Wagner permitió que otros autores jugasen con su creación, con resultados tan diversos e interesantes que sería imposible comentarlos en este espacio.
De vez en cuando Wagner regresa al personaje, usualmente con nuevas historias de Hunter, y aunque cada vez son más esporádicas las colaboraciones de otros autores, siempre es interesante ver la interpretación que hacen de tan complejo concepto. Parece muy apropiado que, del mismo modo en que el espíritu de Grendel afectó sutilmente a su propio mundo, sus crónicas hayan tenido un efecto similar en el cómic contemporáneo, pues Grendel y Wagner fueron una influencia importante para una generación de autores deseosos de explorar nuevos mundos a través de sus propias creaciones.
¡Vivat Grendel!
Texto originalmente publicado en Comikaze #30 (mayo de 2016)
y recogido después en el sitio web de la revista
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