lunes, 8 de febrero de 2016

PPC: Rob Liefeld y los peligros del ego desmedido

Si existe una persona en el medio del cómic estadounidense capaz de generar polémica cada vez que hace una declaración pública, es Rob Liefeld, pero parece ser que con las más recientes se excedió, incluso para sus estándares. En medio del frenesí mediático que antecede al estreno de la película de Deadpool, el New York Times, uno de los diarios más populares y reconocidos en el mundo, decidió entrevistar al co-creador del personaje.

Siempre se ha hablado de sus pobres habilidades sociales: salió de forma poco amistosa de DC Comics, hizo lo mismo en Marvel, y fue echado de fea manera de Image Comics, empresa que él mismo había cofundado en 1992. Podría hablar mucho de Liefeld y sus deficiencias como "artista" o “escritor” de cómics, pero será mejor pasar a sus declaraciones del fin de semana. En entrevista telefónica con el NYT y cuestionado sobre la creación de Deadpool y el papel de Fabian Nicieza, Liefeld dijo que él mismo hizo todo “el trabajo pesado”, pero no paró ahí. Su falta de tacto se hizo evidente una vez más al declarar lo siguiente:

“Si un conserje hubiese sido el guionista de New Mutants 98, él tendría crédito como cocreador. Así funciona esto, amigo. Deadpool no existiría en forma alguna, de ninguna manera, si no fuese por mí. 

“Yo escribía las historias. Igual que Jim Lee y algunos otros, trabajaba con un guionista para facilitar las cosas. Elegí a Fabian, que se benefició con el boleto ganador en la lotería de Rob Liefeld. Ésa es una excelente estela de la cual colgarse.”

Así de fácil, un dibujante carente de talento u originalidad menospreció el trabajo del escritor que dio forma y personalidad a un personaje que, al salir del restirador de Liefeld, no era más que una copia de Deathstroke, el super-mercenario de DC, aderezado con la agresividad de Wolverine y enfundado en un traje “inspirado” en el de Spider-Man. Lo que distinguió a Deadpool de los personajes que plagió en los que se inspiró, fue la personalidad que le dieron sus escritores. Liefeld dejó Marvel pocos meses después del debut de Deadpool, y Nicieza fue quien lo convirtió en más que un personaje genérico antes de que escritores como Mark Waid, Joe Kelly o Gail Simone redondeasen y definieran su personalidad.

Aunque el personaje es conocido como el “mercenario bocón”, descripción que bien podría aplicar a Liefeld, parece que al “artista” responsable de su cocreación no le importa quienes hayan sido responsable de convertirlo en ese bocón o dotarlo de su característica personalidad y retorcido sentido del humor, como si lo único que importase fue en dónde partió la idea y quién lo dibujó por primera vez. Y eso sin contar con que el diseño de Liefeld ha sido alterado y modificado en incontables ocasiones por varios artistas más capaces que él.

Liefeld era muy joven al iniciar su carrera como dibujante profesional. A los 20 años obtuvo su primer trabajo en DC, y un par de años más tarde llegó a Marvel para convertirse en el artista regular de New Mutants, donde su peculiar "estilo" ayudó a revitalizar el interés por la serie, llevando a que un año más tarde se relanzase bajo el título de X-Force. Durante años se asumió que las declaraciones inoportunas, desplantes públicos, y falta de capacidad para contar historias de quien en su momento fue llamado “el Ed Wood de los cómics” eran producto de su edad y falta de madurez, pero a los 48 años de edad eso ya no es pretexto.

Algunos querrán darle el beneficio de la duda y dirán que la nota en el New York Times buscaba crear polémica y sacó de contexto sus declaraciones. El propio Fabian Nicieza declaró algo por el estilo, pero basta echar un vistazo a las respuestas que Liefeld ofreció en Twitter a profesionales y aficionados que lo criticaron por sus declaracionespara darse cuenta de que no fue así. No hay otra forma de decirlo: Rob Liefeld es un cretino, alguien que no siente el menor respeto por sus colaboradores y compañeros de trabajo, pero apela a la nostalgia de quienes crecieron con su trabajo en los noventa para mantenerse relevante.

Fabián Nicieza mantuvo la compostura y actuó con clase ante el desplante de Liefeld.

Puede alegar que alteraron sus declaraciones, pero si de verdad quisiera cambiar la percepción de lo ocurrido, podría exigir una disculpa y corrección de parte del NYT. El diario neoyorquino tiene un editor público, que funciona como una especie de ombudsman, quien podría tomar cartas en el asunto si Liefeld lo solicitase. La difamación es causal de demanda, y podría obligar a que se publicara el audio de la llamada si así lo quisiera, pero dudo que eso vaya a pasar. Vivimos en un mundo dominado por el culto a las celebridades, y por desgracia una de las más grandes en el medio del cómic es justo este deleznable sujeto.

¿Alguno de ustedes considera que Liefeld tenga algún mérito real en el mundo del cómic?

Texto originalmente publicado en La Covacha Mx

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