viernes, 13 de julio de 2012

The Windup Girl, de Paolo Bacigalupi

Paolo Bacigalupi se ganó rápido un lugar de prestigio entre la nueva generación de autores de ciencia ficción. Sus cuentos y novelas cortas ayudaron a que se hiciera de una pronta reputación, acumulando premios tan prestigiados como el Locus o el Theodore Sturgeon además de nominaciones al Hugo y el Nebula. Historias como People of Sand and Slag, Pump Six, The Calorie Man y Yellow Card Man lo colocaron a la cabeza del incipiente movimiento del biopunk, subgénero que lidia con temas de evolución e ingeniería biológica en un futuro no muy lejano.

Pero tras años de enfocarse en la ficción corta, su consolidación se dio en 2009 con la aparición de su primera novela, The Windup Girl, publicada en español bajo el título de La chica mecánica, misma que a la postre ganaría los premios Hugo, Nebula y John W. Campbell Memorial, todos ellos en la categoría de Mejor Novela.

La historia transcurre en Tailandia en el siglo XXIII, en un mundo donde nunca se atendió la amenaza del calentamiento global y se agotaron las fuentes de combustibles fósiles. Se elevó el nivel del mar y ciudades enteras quedaron sumergidas, lo que alteró por completo la economía y balance de poder en el mundo.

La cuestión alimenticia tiene la mayor prioridad y entre las grandes corporaciones del mundo las más importantes son aquellas que se dedican a la Biotecnología, que controlan la producción de alimentos mediante semillas alteradas genéticamente. La guerra comercial entre estas empresas se da mediante campañas de bioterrorismo, con ejércitos privados y mercenarios que se encargan de asegurar los mercados.

Al no existir control alguno sobre las semillas genéticamente alteradas, las cuales son en su mayoría estériles a fin de impedir el desarrollo agrícola natural, las mutaciones son frecuentes, lo que desata plagas capaces de acabar con especies vegetales enteras en cuestión de semanas. La aparición de estas plagas mutantes también ha provocado la existencia de nuevas enfermedades que se han extendido por el mundo, diezmando a la población, que en su mayoría vive en condiciones de austeridad debido al alto costo de la energía y alimentos.

Las empresas biotecnológicas, también conocidas como compañías calóricas, tienen intereses presentes en las actividades cotidianas de Tailandia, pero es uno de los pocos países que todavía no están bajo el control económico de ninguna de ellas. 

Anderson Lake trabaja para una de estas corporaciones, y en Tailandia se hace pasar por un empresario interesado en la fabricación de muelles para acumular energía, aunque su verdadera intención es averiguar la ubicación de los bancos tailandeses de semillas, pues en los últimos años han tenido éxito replicando especies vegetales que se consideraban extintas.

Lake debe lidiar con las operaciones diarias de su fábrica, que opera con pérdidas pese a haber logrado avances en sus métodos de producción. La planta trabaja bajo el control de Hock Seng, asistente de Anderson, quien es un inmigrante chino con su propia agenda respecto al desarrollo de la tecnología producida en la planta, a la espera de la oportunidad de dar el golpe que le permita recuperar su antiguo status como industrial en Malasia.

Anderson usa sus contactos en el bajo mundo de la capital tailandesa para buscar información, y conoce a Emiko, humana artificial creada con ingeniería genética japonesa, que es usada y abusada como stripper y prostituta en un antro de los barrios bajos. Ella tiene información del banco de semillas por uno de sus clientes y comparte lo que sabe con Anderson, que a cambio le informa sobre una aldea al norte del país donde otros humanos artificiales viven aislados del resto del mundo. La chica se obsesiona con eso y empieza a romper sus patrones de conducta.

A pesar de que desde que la conoció Anderson siente cierta repulsión por la naturaleza artificial de Emiko, no puede evitar sentirse sexualmente atraído por ella, así que la convierte en su amante sin que le importen las consecuencias.

Algunas tramas secundarias en el libro lidian con el conflicto que existe entre los dos principales órganos del gobierno Tailandés, el Ministerio Ambiental y el Ministerio de Comercio. Uno trabaja para preservar la independencia económica y alimenticia del país con la esperanza de mantenerse autosuficientes, y el segundo hace lo posible para abrir las fronteras a las compañías calóricas y el comercio entre países. 

El desarrollo del conflicto lleva poco a poco a una resolución a las historias individuales de Anderson, Emiko y Hock Seng, que no sólo alterará para siempre sus vidas, sino también las de todo el pueblo tailandés.

Bacigalupi combina con habilidad temas científicos, económicos y sociales para tejer una historia cautivadora e interesante, que advierte sobre los peligros de un desarrollo científico y tecnológico sin una guía moral y los riesgos de jugar con las fuerzas de la naturaleza. La lectura del libro es ágil y muy entretenida, convirtiendo al autor en una grata sorpresa, al menos para mí que no había leído ninguna de sus historias. Ahora no me queda más que buscar su colección de historias cortas y las dos novelas con que ha seguido a The Windup Girl. Lectura altamente recomendada.

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