Las Aventuras del Capitán Alatriste es una de las series literarias más exitosas en la actualidad, sobre todo en lo que se refiere a literatura en lengua hispana, y para quienquiera que los haya leído es fácil entender por qué.
Su autor, Arturo Pérez-Reverte, es uno de los escritores más reconocidos y premiados de la literatura española, y gozaba de cierto renombre y gran éxito comercial mucho tiempo antes de la aparición de esta serie gracias a libros como El Maestro de Esgrima, El Club Dumas, La Tabla de Flandes, o Territorio Comanche, aunque sin duda se volvió más popular después de ella.
De acuerdo con los planes del autor, sólo restan dos entregas más para completar la saga, y poco a poco se siente como ésta se acerca al final. Diego Alatriste, estacionado en Nápoles, recibe el llamado de su viejo amigo, el escritor y poeta Francisco de Quevedo, quien lo pone en contacto con oficiales del gobierno español, quienes desean enviarlo en una misión a llevarse a cabo en la ciudad de Venecia.
El plan consiste en infiltrar un grupo de soldados españoles para causar caos y, aprovechando la confusión, asesinar al dogo de la ciudad durante la misa de Navidad a fin de establecer un gobierno más favorable y cooperativo para los intereses españoles. Alatriste recluta a hombres de su confianza, como Sebastián Copons, el moro Gurriato, y su inseparable compañero, Iñigo Balboa.
La misión es peligrosa, y más por la participación de su rival, Gualterio Malatesta, con quien se ve forzado a hacer una tregua. Cuando se compromete su misión, la supervivencia de ambos dependerá del otro, lo que resulta en una tensa situación que no puede acabar bien.
Pérez-Reverte sigue haciendo referencias a la muerte de su protagonista, y agrega cada vez más detalles de su lugar y circunstancias. Por fortuna su historia es tan envolvente que no es una distracción y queda sólo como una pieza más del misterio que veremos resuelto al aparecer el noveno y último libro.
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