El fin de semana apareció en diversas publicaciones en línea la noticia de que la Office for Harmonisation in the Internal Market (Oficina para la Armonización del Mercado Interno), OHIM por sus siglas en inglés, que es la dependencia de la Unión Europea a cargo de las marcas y diseños registrados, falló en contra de un intento de registrar como marca el grito de Tarzan.
Los actuales poseedores del legado de Edgar Rice Burroughs, creador del popular personaje, iniciaron hace diez años el proceso para registrar el familiar llamado del señor de la selva como una marca registrada en todo Europa, sin duda motivados por el potencial económico que representaría poder cobrar una licencia por el uso del grito en cine, tv, tonos para teléfono, etc, pero la autoridad antes mencionada ha rechazado todos sus intentos.
La petición legal incluía una descripción del grito y un espectrograma del mismo, tomado de la primera película hablada de Tarzan y protagonizada por Johnny Weissmüller, pero la OHIM ha determinado que ninguno de esos dos elementos proporciona una descripción suficientemente específica del peculiar grito como para permitir registrarlo como marca.
La descripción presentada dice "...formado por cinco fases distintas, que son un tono sostenido, seguido de una ululación, otro tono sostenido pero en una frecuencia más alta, otra ululación, y nuevamente un tono sostenido en la frecuencia del inicial". No me sorprende que la rechazaran como una descripción apropiada.
En cuanto al espectrograma, la organización determinó que el gráfico no proporciona una explicación adecuada del sonido, pues es imposible determinar si se trata de una voz humana o algún otro sonido, y que no hay forma de que alguien pueda interpretar el espectrograma para reproducir el grito.
La parte que no termino de entender es que los herederos de el autor de los libros y quienes son ahora los propietarios de los derechos literarios y de uso del nombre y marca del personaje, hayan asumido que el grito, creado para el cine y hecho famoso en cine y TV por personas ajenas a Rice Burroughs, podía ser registrado como otra parte de la misma propiedad. Por eso el título de esta entrada, pues sólo me lo explico como necedad y avaricia.
Curiosamente, uno de los abogados de la firma que intentaba concretar el registro argumentó que el grito podía se identificado con Tarzan por cualquier persona entre 5 y 105 años, lo que validaba su estado de marca. Y digo curioso, porque me parece que ese argumento en realidad refuerza el estado del grito como dominio público. Cuestión de perspectivas.
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