El artista canadiense Cosimo Cavallaro usa elementos inusuales para sus obras, y los alimentos están entre sus materiales favoritos, pero no imaginó el revuelo que iba a causar. La Galería Lab, en el lobby del Hotel Roger Smith, en Manhattan, iba a exhibir una pieza suya esculpida en 2005. Llamada "My Sweet Lord" ("Mi Dulce Señor", aunque en el sitio del artista tiene por título "I Did it Daddy" - "Lo hice, Papi"), la pieza representa un hombre desnudo crucificado en una cruz invisible. La pieza mide 1.80 metros y está hecha de casi 100 kilos de chocolate.
Cuando se supo que la galería iba a exhibir la escultura esta semana, grupos religiosos protestaron, inundando a la galería y el hotel con llamadas y correos para manifestar su molestia. De acuerdo con Matt Seimler, director artístico de la galería, hubo amenazas de muerte contra el artista si la exhibición seguía adelante, y el viernes por la tarde el hotel canceló la exhibición. Según el plan original, la escultura se iba a presentar ayer y estaría en exhibición hasta el domingo.
De acuerdo con los líderes de las protestas, la exhibición era una afrenta y un insulto para los cristianos del mundo, más aún por realizarse en Semana Santa. Seimler dijo que la obra fue víctima de "presiones de gente que no ha visto la exhibición o lo que estamos haciendo... Sacaron conclusiones del todo contrarias a nuestras intenciones.... El hotel no podía sostener su apoyo, pues temían por su propia seguridad". El funcionario presentó su renuncia a la dirección de la galería.
Lo que no entiendo es qué ofendió a los devotos. El Cardenal Edward Egan dijo que era una "representación nauseabunda". Si era porque representa a un hombre desnudo, ojalá el Cardenal no visite el Vaticano o algún museo europeo, porque puede que se encuentre con más de una obra de arte cuyas características puedan inducirle el vómito o algo aún peor.
Y si es porque se trata de una pieza hecha de chocolate, lo raro es que nunca haya habido quejas por las "milagrosas" apariciones de vírgenes y santos en piezas de pan o platos de comida servidos alrededor de todo el mundo. También puede ser que les moleste que Cavallaro no haya tenido la sensibilidad, sentido común y buen gusto de utilizar chocolate blanco, pues ya sabemos cómo les gustan las representaciones de Cristo.
A mi me parece más bien una obra curiosa, y no sé si sea correcto asumir que es una representación de Jesucristo. La escultura representa a un hombre calvo que no porta una corona de espinas ni presenta laceraciones de azotes en la espalda o una herida en el costado. A fin de cuentas, es una muestra más de la cerrazón e intolerancia de la comunidad religiosa, más aún por tratarse de una religión supuestamente basada en el perdón, la piedad y la idea de "poner la otra mejilla". Hipócritas.
Más información en la nota de la AP reproducida en El País y en Tiempos del Mundo, o bien, en Yahoo! Noticias.
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