miércoles, 8 de noviembre de 2006

El Laberinto del Fauno (Pan's Labyrinth)

Guillermo Del Toro es uno de mis directores favoritos desde que vi La Invención de Cronos (o Cronos, a secas, según a quien le pregunten). La mezcla de horror, ciencia ficción, drama y comedia negra de esa película me encantó y me llevó a esperar posteriores trabajos de este director con expectación y curiosidad. 

Vinieron Mimic, Blade II, El Espinazo del Diablo y Hellboy, cada una mejor que la anterior. De Hellboy he escrito antes y no hay mucho que agregar a lo que afirmé entonces, salvo porque marca el inicio de lo que puede ser una productiva relación creativa entre Guillermo Del Toro y Mike Mignola.

Luego vinieron la espera y los rumores. Del Toro hablaba de su intención de adaptar At the Mountains of Madness (En las Montañas de la Locura) de HP Lovecraft y de las trabas en su camino. Se anunció El Laberinto del Fauno y conforme avanzaba la producción empezaron a aparecer entrevistas y previos y la expectación crecía. Cuando la película estuvo terminada se presentó en el Festival de Cannes, donde se dice había resistencia de algunos críticos y organizadores a permitir que una película de fantasía fuese parte de la selección oficial. Pero al terminar la exhibición hubo una ovación de veinte minutos. Y la expectación por el estreno comercial seguía creciendo.

Finalmente se estrenó en México hace un par de semanas y pudimos ir a verla. ¿El veredicto? Sin duda es la mejor película de Guillermo del Toro y una de las mejores del año. Una producción cuidada hasta el último detalle, actuaciones sobresalientes de todo el elenco y un impecable trabajo de maquillaje y efectos visuales convierten a El Laberinto del Fauno en una película inolvidable. El guion, obra del propio del Toro, es un ejemplo de balance narrativo.

La trama se sitúa al norte de España en 1944, al final de la Guerra Civil española. Ofelia es una niña de 12 años cuyo padre desapareció durante la guerra. Su madre se casó después con el Capitán Vidal, un estricto y despiadado militar franquista, y por él se mudan al campo, pues Vidal está a cargo de sofocar uno de los últimos focos de resistencia guerrillera. A Ofelia le gustan las historias de hadas, lo que le proporciona una necesaria dosis de escapismo en medio de la dura realidad en que vive. Antes de llegar al molino donde el Capitán Vidal ha tomado residencia, Ofelia encuentra un extraño insecto al que identifica como un hada.

A partir de ahí los elementos fantásticos se harán cada vez más comunes para Ofelia, quien al internarse en un antiguo laberinto de piedra se encuentra con un fauno, que le informa que ella es la actual encarnación de la princesa perdida de un reino mágico. Le informa también que antes de regresar a su reino tendrá que superar tres pruebas a fin de comprobar que su esencia sigue intacta. Y en el manejo de dichas pruebas radica uno de los mayores méritos de la película, pues aunque sólo Ofelia tiene contacto con el fauno y las hadas y criaturas involucradas en sus pruebas, su participación tiene repercusiones en su vida en el molino.

Del Toro entreteje con habilidad su película desde varios frentes argumentales. Vidal y su forma de enfrentar a los rebeldes mientras lucha con los demonios de su propio pasado, la servidumbre del molino dividida entre su miedo a los militares y su simpatía por los rebeldes, el complicado embarazo de la madre de Ofelia y los esfuerzos que hace por integrar a Ofelia y a Vidal como una verdadera familia, y Ofelia tratando de superar las pruebas que le han impuesto mientras trata de complacer y ayudar a su madre.

Uno de los aspectos más comentados es la clasificación recibida por la película, pues en casi todo el mundo enfrentará el reto de estrenarse como una cinta para mayores de dieciocho años, o para adolescentes acompañados de un adulto, según el país, y es comprensible. Del Toro no tiene reparos en mostrar la violencia de forma explícita, pues uno de los objetivos de su cinta es retratar una cruda realidad y no trata de disfrazarla o endulzarla con el habitual recurso de sacar la violencia de cuadro. Vidal es un hombre temible y a la audiencia no le queda ninguna duda al respecto.

Y el final... bueno, no lo puedo contar, claro, pero debo decir que se trata de un triunfo narrativo de del Toro. Si les gustan las historias de fantasía, sin duda es un final que cumple con las expectativas del género. Si prefieren los dramas o las historias "realistas", el final tampoco los defraudará, pues se trata de un desenlace emocional y apropiado dentro del entorno en que se desarrolla la historia.

En conclusión, El Laberinto del Fauno es una de las mejores películas estrenadas este año sin importar el género en que se le quiera encasillar. Es uno de los mejores dramas que he visto en algún tiempo, y también es una de las mejores películas de fantasía jamás realizadas, cumpliendo además con aquella vieja tradición (¿leyenda urbana?) de hacer referencias a historias clásicas de fantasía, como Peter Pan o El Mago de Oz.

Oara los interesados en los proyectos futuros de del Toro, hay varias opciones. Hellboy 2 está en preproducción, y tiene pendientes At the Mountains of Madness, que podría producir Don Murphy (Natural Born Killers, Apt Pupil, From Hell) para Dreamworks cuando termine la secuela de Hellboy; una adaptación de Las Brujas, de Roald Dahl, producida por Alfonso Cuarón a través de Esperanto Filmoj como parte de su trato de 3 años con Warner; y una animación 3D basada en el cómic The Coffin, de Phil Hester y Mike Huddleston, que realizaría en colaboración con James Cameron. Así que tendremos películas de Guillermo del Toro para rato.

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