Hace unos días el pato Donald, una de las más populares creaciones de Walt Disney, cumplió 70 años. En medio de una gran crisis para la compañía que lo vio nacer, Donald celebró su cumpleaños en Disneyland París, donde sus amigos lo festejaron con un enorme pastel para luego acompañarlo a dejar sus huellas en el Paseo de la Fama del Parque Walt Disney Studios, y en el Restaurante Planet Hollywood de Disney Village.
Donald apareció por primera vez en el corto The Wise Hen (La Gallina Sabia), perteneciente a las Silly Symphonies (Sinfonías Tontas), el 9 de junio de 1934. Aún cuando la idea original del personaje fue de los animadores Art Babbitt y Dick Huemer, a quien normalmente se asocia más con el personaje de Donald es a Carl Barks, quien a través de sus cómics dotó a Donald de una personalidad propia, así como de crear todo un mundo alrededor del popular y neurótico pato en Duckburg (Patolandia).
Lamentablemente, Donald parece estar jubilado desde hace algunos años. Y no es el único. Desde hace algún tiempo circulan fuertes rumores sobre Disney abandonando a algunos de sus personajes más emblemáticos una vez que estos sean declarados como parte del Dominio Público, pero no ha habido ninguna declaración oficial al respecto. Sin embargo es poco probable que esto suceda, ya que aún cuando retenerlos implique tener que pagar una cuota para registro y uso de los personajes, seguramente los ingresos representados por las múltiples licencias para uso de su imagen en toda clase de productos son compensación suficiente.
Pero la pérdida del control absoluto de sus propiedades no es el único problema que enfrenta Disney. Hace un par de meses Pixar Animation Studios, la firma de animación digital responsable de algunos de los más grandes éxitos comerciales de Disney en años recientes, dio por terminada su relación de producción y distribución con Disney, dejando a la compañía por su cuenta en lo que se refiere a la producción de animaciones. Es importante resaltar que Disney no ha tenido mucha fortuna con sus producciones animadas en varios años, a grado tal que ha cerrado la gran mayoría de sus estudios de animación tradicional debido a sus altos costos.
Otro grave problema para la compañía ha sido su postura política, la cual les ha acarreado reprobación general en los últimos años, empezando con el respaldo de la compañía a la famosa propuesta de ley 187, la cual se convirtió en ley y en la cual se restringía el derecho a la educación y a los servicios médicos de los inmigrantes ilegales. Posteriormente dicha ley fue declarada anticonstitucional y nunca pudo aplicarse, pero Disney nunca logró sacudirse el efecto negativo en su imagen por haberla apoyado.
Más recientemente sus problemas han derivado de su incondicional apoyo al presidente George W. Bush. El último de estos casos involucra a Michael Moore, director del controvertido filme Bowling for Columbine, quien repetidamente ha hecho pública su postura en contra del gobierno del presidente Bush y cuya cinta más reciente, Farenheit 9-11, la cual ganó la Palma de Oro en el más reciente Festival de Cannes, trata sobre los atentados de 2001 al WTC de Nueva York y critica duramente la política del presidente Bush.
Miramax, una compañía de producción y distribución dependiente de Disney, tenía los derechos para la distribución de la cinta en los Estados Unidos, pero Disney optó por bloquear su estreno. Moore acusó a Disney de limitar el estreno de su película por temor a la reacción de algunos grupos Republicanos y a perder los beneficios fiscales de que gozan en Florida, estado donde la familia Bush es muy influyente.
Disney respondió alegando cuestiones éticas e ideológicas y vendió los derechos de distribución a Bob y Harvey Weinstein, cabezas de Miramax, quienes fundaron una nueva compañía bajo el nombre de The Fellowship Adventure Group para distribuir la cinta en conjunción con Lion's Gate. Desde entonces ha habido una serie de declaraciones de ejecutivos de Disney y representantes de los Weinstein, las cuales apuntan a una posible separación de las compañías. Disney adquirió Miramax hace once años, y en este lapso se estableció como uno de los nombres más importantes en el circuito de cine independiente en los Estados Unidos.
El contrato que liga a ambas compañías expira el próximo año, lo que ha ayudado a que los rumores sobre la separación sean cada vez más fuertes. En fechas recientes altos ejecutivos de Disney han declarado que Miramax no ha reportado ganancias en tres de los últimos cinco años, lo que ocasiono negativas de Matthiew Hiltzik, vocero de Miramax, quien afirma que Disney incluso ha pagado bonos adicionales a los Weinstein. Añadió también que, si Disney considera que ya no es un negocio rentable, “Bob y Harvey estarán felices de comprar la compañía de regreso. Sólo pongan el precio”.
En fin. De concretarse la separación de Miramax, Disney podría encontrarse ante la difícil situación de verse reducido a una productora de animaciones directas a video, así como dedicarse a la distribución de su extenso catálogo. Sólo el tiempo lo dirá.
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