miércoles, 4 de mayo de 2022

Spider-Man y su enmarañado camino al cine

Hoy se celebran veinte años del estreno en cines de Spider-Man, película coescrita y dirigida por Sam Raimi y protagonizada por Tobey Maguire, Kirsten Dunst y Willem Dafoe que marcó el debut en la pantalla grande (no del todo cierto, pero sí para fines prácticos) del héroe más icónico y popular de Marvel Comics luego de muchos años de arranques en falso y proyectos abortados.

Creado cuarenta años antes por Stan Lee y Steve Ditko, Spider-Man fue un éxito inmediato que cambió muchas de las ideas preconcebidas que existían acerca del género, partiendo del hecho de que fue el primer superhéroe adolescente en actuar de forma independiente y no como mascota/asistente de un héroe adulto, además de que en sus historias se daba énfasis a elementos dramáticos desde angustia adolescente hasta enfrentar casi tantos problemas cotidianos como supervillanos.

La trilogía de Spider-Man de Sam Raimi es parcialmente responsable de la emergencia
de los superhéroes como una fuerza en el cine.

Pocos años después de su debut en cómics el personaje fue objeto de una popular serie animada, titulada simplemente Spider-Man, que se transmitió de 1967 a 1970, y a fines de la década de los 1970 tuvo también una serie live action protagonizada por Nicholas Hammond, y desde aquel entonces se hablaba de la posibilidad de llevarlo al cine, sobre todo luego del éxito en 1978 de Superman: The Movie, pero pasaron casi 25 años antes de que que pudiéramos ver a Spidey en una producción cinematográfica.

Si se trataba de un personaje con una popularidad probada, ¿por qué tardó tanto tiempo en concretarse el plan de llevarlo a la pantalla grande? Se trata de una historia complicada y casi tan enredada como una telaraña. Pero antes de explicar cómo fue que al final se logró, con un poco de ayuda del agente 007, por cierto, es necesario hablar un poco de los antecedentes, y del contexto en que se dieron los primeros intentos que invariablemente acabaron en frustración.

Hoy día (y desde hace unos años), entre ciertos sectores de aficionados al cine persiste la noción de que hay un exceso de películas de superhéroes, lo que me parece discutible, pues no es una cuestión de cantidad. En realidad se trata de un tema bastante complicado que más que con el volumen de cintas del género que se producen cada año, tiene que ver con la desproporcionada distribución de recursos que realizan los estudios, y no deja de ser curioso el corto periodo en que el género se hizo de un espacio tan prominente en el imaginario colectivo alrededor del mundo.

Los superhéroes como parte del entretenimiento existen desde hace más de ochenta años, pero su presencia fuera de los cómics nunca fue tan grande como lo que hemos visto en los últimos diez años. En su momento y como novedad se abrieron paso a los medios populares de la época, como radio y tiras cómicas, y al paso de los años lograron hacerse también de un nicho en la televisión, pero un medio que parecía eludirlos era el cine.

En la década de los cuarenta hubo seriales de cine protagonizados por Batman, Superman y Captain Marvel (el personaje ahora conocido como Shazam), pero la popularidad del generó cayó notoriamente después de la segunda guerra mundial, y el cine pareció olvidarse por completo de su existencia, limitando su presencia en pantalla, al menos durante las décadas de los 1950 y 60, a la televisión, ya fuera mediante series animadas o a través de producciones live action.

A inicios de los 1960 resurgió la popularidad de los superhéroes, al menos en los cómics, en buena medida gracias a Marvel Comics, editorial antes conocida como Timely y Atlas, que en un par de años, entre 1961 y 1963, debutó a héroes que hoy son populares y conocidos alrededor del mundo, pero que por mucho tiempo fueron ignorados fuera del medio en que nacieron. En muy poco tiempo, personajes como los Fantastic Four, Thor, Iron Man, Hulk, Daredevil y Spider-Man, desplazaron en popularidad a íconos del medio como Batman y Superman.

Pero más allá de que algunos tuvieron series animadas producidas en los 1960 y 70, a menudo de mano de la aparición de juguetes y parafernalia decorativa, el alcance mediático de esos nuevos héroes fue bastante limitado a lo largo de esas dos décadas, aunque tampoco es como si a personajes más viejos les estuviera yendo mejor, pues también parecían limitados a la exposición que les daban esas producciones de televisión.

El regreso del género al cine se dio de mano del primer superhéroe gracias a Superman: The Movie, ambiciosa producción de Warner Bros. cuyo esfuerzo promocional se enfocó en un par de celebridades involucradas con el proyecto: el exitoso novelista Mario Puzo, autor de El Padrino, contratado como guionista (aunque cuenta la leyenda que cobró sólo por el uso de su nombre y el guion fue obra del escritor y editor de cómics Carmine Infantino), y el talentoso y polémico actor Marlon Brando, que aparece en pantalla por pocos minutos en el rol de Jor-El, padre de Superman.

En aquel entonces y durante mucho tiempo, se podría argumentar que el único héroe de Marvel Comics con un nivel de reconocimiento y popularidad que podía rivalizar con los de Batman y Superman, era Spider-Man. Creado por Stan Lee y Steve Ditko, el héroe hizo su debut en las páginas de Amazing Fantasy #15, cómic publicado en junio de 1962. Ése fue el último número de la serie, pero la buena recepción que tuvo el personaje llevó a que recibiera su propio título, The Amazing Spider-Man, a partir de diciembre de ese mismo año.

Tras debutar en junio de 1962 en las páginas de Amazing Fantasy #15,
Spider-Man se graduó a su propia serie, The Amazing Spider-Man, unos meses después.

Al principio la serie era bimestral, pero gracias a que su popularidad seguía en ascenso, después de sólo cuatro números publicados se convirtió en una serie mensual. Con tan buena recepción es fácil entender que hubiera interés por explotar su éxito en otros medios, y la primera adaptación del arácnido héroe a la pantalla se dio en 1967 como una serie animada titulada simplemente Spider-Man, producida por Grantray-Lawrence Animation, empresa que poco después cayó en bancarrota.

En 1968 Ralph Bakshi, animador a quien muchos conocen por sus adaptaciones de The Hobbit y The Lord of the Rings, o por híbrido de live action y animación Cool World, se hizo cargo del proyecto. Su presupuesto era mínimo, por lo que hizo uso de un estilo muy simple, además de que no era extraño ver fondos y secuencias recicladas de otras animaciones, como Rocket Robin Hood (Meteoro Robin Hood), realizada por el mismo Bakshi. La serie duró tres temporadas y se transmitió en Estados Unidos del 9 de septiembre de 1967 al 14 de junio de 1970.

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