El 1 de abril de 1975 apareció el Giant Size X-Men #1, cómic en que se dio el debut de los All-New All-Different X-Men, equipo compuesto por héroes internacionales reclutados por el Profesor Xavier para rescatar a su equipo original. El año pasado escribí un poco sobre su origen e impacto, pero esta vez quiero hablar de su diversa alineación de héroes.
Ororo Munroe (Kenya), Kurt Wagner (Alemania), Piotr Rasputin (Rusia) y John Proudstar (nativo americano de ascendencia apache) hicieron su primera aparición al lado de personajes previamente introducidos, como Sean Cassidy (Irlanda), Logan (Canadá) y Shiro Yoshida (Japón). Storm, Nightcrawler, Colossus, Thunderbird, Banshee, Wolverine y Sunfire eran la clase de equipo internacional y multicultural que de ser introducido hoy día provocaría protestas de cierto sector de “fans” por ser parte de alguna agenda de los SJW.
Quizá se salvarían de las acusaciones de atentar contra la inclusión y derechos de los hombres blancos porque sólo tres de ellos no lo eran, y de cualquier modo un par de meses después dos de ellos se habían ido. Casi desde su introducción en 1963, los X-Men fueron una de las creaciones más políticas de Stan Lee y Jack Kirby. Empezó como otro cómic de superhéroes centrado en la lucha entre el bien y el mal, pero poco añadió conceptos sobre racismo y prejuicios, con múltiples alusiones a temas de actualidad.
Al paso del tiempo el personaje de Magneto cambió para reforzar algunos de los conceptos del título y así se llegó a la tan a menudo mencionada analogía entre él y Charles Xavier con Malcolm X, el beligerante activista de ideas militantes, y Martin Luther King, el idealista con sueños de paz y convivencia, quizás las dos figuras más prominentes de la época en lo que se refiere a la lucha por los derechos de la comunidad afroamericana en los Estados Unidos.
La popularidad del título fue a la baja hasta que en 1970 se dejaron de producir historias nuevas y la serie se convirtió en un título bimestral que reimprimía historias de sus primeros años. Todo cambió en 1975, cuando Roy Thomas sustituyó a Stan Lee como editor en jefe de Marvel y decidió revitalizar una vez más la propiedad, ahora con un enfoque internacional. Lo curioso es que la decisión de hacer internacional al equipo no fue motivada por una agenda social o política, sino por cuestiones económicas.
Pensando en ganar simpatías entre los lectores de otros países, Thomas le encargó a Len Wein la creación de personajes de distintas nacionalidades que pudieran generar una sensación de identificación entre lectores de otras partes del mundo. El problema es que nunca le explicó a Wein por qué quería personajes internacionales. De haberlo hecho, los nuevos personajes hubieran sido de nacionalidades distintas a los creados por Wein.
¿Qué tan diferentes hubieran sido las cosas si los nuevos X-Men fuesen de México, Francia, Inglaterra, Italia y España, países con una saludable distribución de títulos de Marvel? Nunca lo sabremos. Quizás Wein habría creado personajes distintos pero igual de interesantes, o Dave Cockrum habría hecho diseños revolucionarios que llevasen a un resultado similar, o tal vez sólo hubieran logrado una curiosidad pasajera que pronto habría caído de vuelta en el olvido.
Lo que es un hecho es que con ese insospechado especial, Wein y Cockrum cambiaron para siempre la historia de todo el género de superhéroes. Por eso me parece importante reconocer la gran labor de desarrollo de personajes de Wein y Claremont, que dieron complejidad a personajes estereotípicos y los volvieron interesantes más allá de su origen. ¿Qué tan marcados eran esos estereotipos? Una diosa adorada por tribus africanas, un hombre de acero y un kobold (mitológico duende alemán) sumados a un salvaje de los bosques canadienses, un pelirrojo irlandés y un pedante junior japonés.
¿Qué hubiera sido de un X-Men mexicano? ¿Un mariachi con superpoderes? ¿Quizás Un caballero águila o el avatar de un dios maya o azteca? Tal vez hubiera hecho equipo con un mosquetero francés, un torero español y un caballero medieval británico. Como sea, desde ese radical cambio de enfoque y alineación hasta nuestros días, los X-Men han tenido un lugar importante en el cómic de superhéroes y se han ganado a pulso un lugar en la cultura popular contemporánea bajo un principio básico: el cambio es la única constante.
¿Cuál es tu alineación favorita de los X-Men?
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