El 1 de abril de 1975, apareció en puestos de revistas y otros puntos de venta el Giant Size X-Men #1, un cómic que cambió por completo el mercado del cómic de superhéroes y convirtió al equipo mutante de Marvel en la franquicia más exitosa del medio por los siguientes 20 años. Con esos antecedentes, es difícil imaginar que antes de la aparición de dicho cómic los X-Men estuvieran relegados al papel de secundarios con apariciones esporádicas en otras series.
Hacía más de cinco años que no protagonizaban una historia nueva, aunque su serie se seguía publicando. ¿Por qué? Roy Thomas sustituyó a Stan Lee como escritor de la serie en 1966, pero las ventas seguían a la baja. Ni siquiera la llegada de Neal Adams como artista regular a inicios de 1969 pudo revivir el interés, y X-Men #66, publicado en enero de 1970, fue la última nueva historia producida en años. Pero la serie no se canceló. Tras meses de incertidumbre apareció el número 67, pero en vez de una historia nuevas contenía reimpresiones de X-Men 12 y 13, producidos años atrás por Stan Lee, Jack Kirby y Alex Toth.
Cuenta la leyenda que la serie no se canceló porque Lee le tenía un afecto especial a los personajes y por ello pidió que la serie se usara para publicar historias anteriores, pero la verdad no es tan romántica. En aquel entonces no existía el mercado directo y no había forma de buscar números atrasados más allá de los que pudieras encontrar en una venta de garage u olvidados en algún mercado, así que había un mercado para las reimpresiones y Marvel tenía varias series dedicadas a ellas. La mayoría eran bimestrales y contenían dos números por ejemplar, y en eso se convirtió X-Men de los números 67 al 93.
Pero el mercado de cómic siempre se ha caracterizado por el cambio constante. Para 1974 Roy Thomas era el editor en jefe en Marvel y quería incrementar la presencia de personajes internacionales en sus títulos para generar lectores en otros mercados. Como parte de esa iniciativa encomendó a sus autores la creación de más personajes de distintas nacionalidades. Sin duda el más famoso de todos ellos fue Wolverine, creado por Len Wein y John Romita, el cual debutó en las páginas de Hulk #181, dibujado por Herb Trimpe.
El personaje gozó de gran aceptación, así que Wein recibió otro encargo: Convertir a los X-Men en un equipo itinerante que recorriese el mundo enfrentando monstruos y villanos y reclutando héroes de otros países. Esa transformación del equipo sería el enfoque de una nueva serie trimestral en el formato Giant Size, cómics de 68 páginas que combinaban historias nuevas y material de reimpresión. El plan era que las historias nuevas las escribiera Mike Friedrich, pero el éxito de Wolverine convenció a Thomas de darle el encargo a Wein. El artista elegido para trabajar con él fue Dave Cockrum, que acababa de renunciar a DC, donde dibujaba Legion of Superheroes.
Cockrum tenía muchos bocetos de rediseños y diseños para nuevos personajes, y trabajó con Wein para adaptar y modificar algunos y crear a los miembros internacionales de los X-Men. Un detalle curioso fue lo sucedido con la máscara de Wolverine. La portada del Giant Size X-Men #1 fue encomendada al legendario Gil Kane, a quien no le gustaba la máscara diseñada por Romita para el personaje, así que la dibujó distinto. A Cockrum le gustó tanto cómo se veía el rediseño de Kane que decidió redibujar todas las viñetas interiores en que aparecía el personaje. Más adelante John Byrne la volvió a alterar, pero esa es otra historia.
Por fin salió a la venta Giant Size X-Men #1 y su impacto fue inmediato. El interés de los lectores fue tal, que en lugar de publicar la serie Giant Size trimestral planteada originalmente, Marvel decidió relanzar la serie regular retomando su numeración. Así que en junio de 1975 apareció X-Men #94 con la primera aventura del nuevo equipo. Pero los cambios seguían. Roy Thomas dejó el puesto de editor en jefe, así que el cargo quedó vacante y poco después se decidió que sería compartido por Len Wein y Marv Wolfman.
Las nuevas responsabilidades de Wein le impedían escribir más de una serie al mes y su afecto por Hulk no le permitía dejar ese título. Llamó a Chris Claremont para que le ayudase a terminar los guiones para X-Men #94 y 95 antes de convertirlo en el escritor regular de la serie. Aquella historia cerró con la muerte de uno de los héroes recién presentados, clara señal de que las cosas eran distintas y en esta etapa nadie estaba a salvo. Claremont se mantuvo como guionista principal de los X-Men por más de 17 años, y bajo su gestión los mutantes de Marvel se convirtieron en la franquicia más popular y exitosa del cómic de superhéroes.
Curiosamente, la misión de crear personajes internacionales para afianzarse en otros mercados no se cumplió. ¿La razón? Los nuevos personajes eran de la Unión Soviética, Kenya y Alemania, y en aquel entonces Marvel no tenía tratos de publicación o distribución en ninguno de esos países. En retrospectiva y viendo el éxito obtenido con lo que hicieron, dudo que alguien pueda pensar que haber fallado en su objetivo de internacionalización deba considerarse como un fracaso.
¿Cuál es tu etapa favorita de los X-Men?
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