En mayo de 1979 las audiencias de cine alrededor del mundo se encontraron con una película de horror y ciencia ficción que dejó huella en ambos géneros: Alien (estrenada en México como Alien: El Octavo Pasajero). Desde hace unos años el 26 de abril se celebra alrededor del mundo el Alien Day, con el que 20th Century Fox y los fans de los xenomorfos celebran a esta popular franquicia.
La película fue escrita por Dan O'Bannon y dirigida por Ridley Scott, y cuenta la historia de un carguero espacial comercial en viaje de regreso a la Tierra. La tripulación viaja en animación suspendida, pero es despertada para atender una llamada de auxilio.
El mensaje incluye una advertencia para que no aterricen en el planetoide donde se originó el llamado, pero ésta es ignorada. Como consecuencia, la tripulación del Nostromo entra en contacto con una extraña forma de vida que sin querer llevan a bordo de la nave. Cuando la criatura empieza a crecer, se desata el horror a bordo de la nave, un claustrofóbico espacio en que los tripulantes deben intentar sobrevivir al letal depredador que los acecha.
De entre las múltiples cintas que componen la franquicia, me parece que esa primera entrega, en su momento conocida en México como 'El Octavo Pasajero', en alusión a que la tripulación del Nostromo estaba compuesta por siete individuos, sigue siendo la mejor de la serie. Su asombrosa mezcla de horror, suspenso y ciencia ficción, combinado con una estética que parece sacada de las páginas de la Metal Hurlant es tan efectiva hoy como hace casi 40 años.
Sin duda el aspecto visual fue fundamental para el éxito de la película, destacando el trabajo del ilustrador suizo H.R. Giger, quien diseñó a la criatura en sus distintas etapas de desarrollo, así como los entornos alienígenas mostrados en la cinta. Moebius fue brevemente parte del equipo de diseño de producción, y tal vez su influencia sea más notoria en la apariencia de los trajes espaciales de la tripulación. Otros artistas que colaboraron con arte conceptual fueron Rob Cobb y Chris Foss.
En 1986 apareció una secuela, Aliens, para la que James Cameron tomó elementos de la original y se concentró en la acción y suspenso, dejando de lado el horror y logró algo que más parece su propia versión de Starship Troopers que una secuela de Alien. Aunque es una buena película, no logró capturar la esencia de su predecesora ni duplicar el impacto y trascendencia de aquella. Aún así, es la favorita de muchos fans, quizá debido a la preferencia de Cameron de moverse en territorio conocido y apelar a elementos genéricos pero populares dentro de la ciencia ficción.
Desde entonces la franquicia ha dado tumbos sin dirección. Alien³ (1992) y Alien Resurrection (1997), pese a contar con buenos directores (David Fincher y Jean-Pierre Jeunet, respectivamente) y guionistas (Larry Ferguson y Joss Whedon) tuvieron múltiples problemas durante la producción, con cambios realizados en el set durante la filmación y fuertes imposiciones del estudio. El resultado fueron un par películas de mediano éxito pero mayormente olvidables.
En años recientes el propio Ridley Scott ha sido cómplice de la explotación de la saga como productor y director de dos decepcionantes precuelas (Prometheus y Alien: Covenant) de las que es mejor hablar lo menos posible. A pesar de ello, la película original, considerada una de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos y una obra trascendental más allá de su género, sigue siendo un referente de la cultura pop contemporánea.
Pocas películas tienen tanta resonancia en la memoria colectiva, y menos aún pueden presumir de contar con un eslogan que décadas después siga siendo tan icónico: "En el espacio, nadie puede oírte gritar".
¡Feliz día de Alien!
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