Desde que en 1999 The Blair Witch Project se convirtió en un fenómeno mundial de taquilla, muchos han buscado replicar su éxito con el mismo modo económico de filmación: con cámaras de video, actores debutantes y locaciones ordinarias. Los resultados han variado, pero en general estas películas acusan una severa falta de originalidad, limitándose a preparar sobresaltos para el espectador y dejando que la historia se convierta en un simple pretexto para los mismos.
Para ser religioso, Marcus es bastante cínico. Por años ha realizado servicios religiosos, incluyendo exorcismos, pese a no creer en la existencia de demonios. Para él las supuestas posesiones reflejan los problemas de gente que busca atribuir sus males a fuerzas fuera de su control.
Marcus se siente un tanto culpable tras años de realizar exorcismos, y cuando se entera de una presunta iniciativa del Vaticano para crear una escuela de exorcistas, decide que ha tenido suficiente y no desea seguir cobrando por un acto que, a su juicio, es innecesario y no tiene razón de ser. Por eso permitió que Iris (Iris Bahr) y su camarógrafo lo acompañaran en sus sermones y servicios, al tiempo que se prepara para su último exorcismo.
Selecciona al azar una solicitud de ayuda de entre su correspondencia, prepara su equipo, y se dirige con sus acompañantes a un remoto pueblo en medio de la Louisiana rural. Su asistencia fue solicitada por Louis Sweetzer (Louis Herthum), un granjero con problemas de alcoholismo e ideas fundamentalistas, quien está convencido de que su adolescente hija Nell (Ashley Bell) está poseída por un demonio, y que cada vez que éste toma el control asesina a parte de su ganado.
El reverendo Marcus estudia los hechos y realiza los preparativos para el exorcismo, mostrando en cámara algunos de los elementos que utiliza para engañar a su crédulos "clientes". Tras explicarle a Louis los detalles acerca del demonio que habita en Nell, Marcus solo enfrenta el aún más cínico escepticismo de Caleb (Caleb Jones), el hermano de Nell, quien sabe que el exorcismo es un fraude pero está dispuesto a dejarlo pasar si con eso tranquiliza a su padre.
Haciendo gala de su habilidad como showman, el Reverendo Marcus efectúa un exorcismo lleno de efectos especiales. Concluida su labor cobra su dinero y junto con Iris y el camarógrafo se retira a un motel a algunos kilómetros de la granja, pensando que el caso de la granja Sweetzer y su carrera como exorcista son ya parte de su pasado, pero un inesperado giro en los eventos lo llevará a cuestionarse su vocación, su fe, y su sanidad misma mientras lidia con la verdad detrás de la posesión de Nell Sweetzer.
Como mencioné antes, lo que más me gustó de la película fue la disciplina con que el director, Daniel Stamm, se apegó a su plan de filmación, manejando todo como si fuese un documental hasta el último momento. Creo que al final se queda corto de lo que pudo lograr, pero en términos generales me parece una película bastante cumplidora.
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