miércoles, 13 de agosto de 2008

Niebla, de Miguel de Unamuno

Hace unas semanas comentaba con Esteban la lista "imprescindible" de libros que mencioné aquí hace un par de meses, y salió a la conversación el tema de la literatura hispanoamericana y en particular el llamado realismo mágico. A ambos nos parece una corriente sobrevalorada y hallamos lamentable que se haya convertido en el estándar para la narrativa contemporánea en español. Mencioné que García Márquez me parecía el menos insufrible de los autores de esa corriente, y que mi obra favorita del autor colombiano es Crónica de Una Muerte Anunciada, sobre todo por su brevedad, atributo cada vez más raro en la literatura de lengua hispana.

Esteban comentó que compartía mi punto de vista y la apreciación de ese mismo libro, al que agregó Niebla, de Miguel de Unamuno. Esto me tomó un poco por sorpresa, porque no conocía esa obra y no la ubicaba ni siquiera cuando mencionó al autor (lo único que había leído de Unamuno era La Tía Tula), así que me hice la idea de tratar de leerlo a la brevedad posible. Un par de semanas después, durante una incursión a una librería de viejo, encontré la obra en cuestión, descubriendo además que en efecto es bastante breve, pues se trata de un pequeño volumen que también incluye La Tía Tula y a un precio muy económico (22 pesos, aproximadamente 2 dólares).

Niebla fue publicada en 1914, y de acuerdo con su autor no es una novela sino una nívola, término y género literarios creados por el mismo Unamuno para referirse a algunas de sus obras y crear una distinción entre ellas y el resto de las publicaciones de la época, todas ellas rígidamente adscritas a las reglas y convencionalismos dictados por el realismo preponderante en las artes españolas de la época.

Unamuno era antes que nada un pensador y esto se ve reflejado en la mayor parte de su obra, sobre todo en sus ensayos y obras narrativas, y es muy probable que Niebla sea la máxima expresión de la filosofía del autor español. Escrita durante el primer periodo como rector de la Universidad de Salamanca, una de sus épocas políticamente más activas. La nívola cuenta la historia de Augusto Pérez, un acaudalado y solitario joven que un buen día se enamora de Eugenia, o mejor dicho de sus ojos, cuando ésta se cruza en su camino al salir de casa.

El título hace referencia a la idea de Augusto sobre la percepción que el hombre tiene del mundo y su lugar en él, oscurecida por una niebla que impide ver con claridad pero que en ocasiones se aclara un poco y permite vislumbrar un esbozo de la realidad. Augusto es un personaje complejo y contradictorio, dado a sumirse en profundos soliloquios y a reflexionar sobre la naturaleza del hombre y la vida, la soledad, y otros temas trascendentales. Propenso a la reflexión y a no actuar sin meditar sobre las implicaciones y consecuencias de sus actos, no duda un segundo en lanzarse a la tarea de conquistar a Eugenia, para lo que se hace íntimo amigo de los tíos de ésta, con quienes vive desde que quedó huérfana.

Decidido a lograr que Eugenia se olvide de su actual novio, un vividor sin trabajo ni porvenir de nombre Mauricio, Augusto hace todo lo posible por ganarse la simpatía de la joven, quien da lecciones de piano para ganarse la vida aún cuando detesta esa actividad. Al mismo tiempo Augusto experimenta un cambio radical en su forma de ver la vida, o por lo menos en su apreciación de las mujeres a su alrededor.

Su enamoramiento por Eugenia abre su percepción y le permite apreciar atributos y cualidades en todas y cada una de las mujeres que lo rodean. Al principio lo atribuye a que cada mujer le recuerda algún atributo o característica de Eugenia y por tanto se convierte en un reflejo parcial del ejemplo de mujer perfecta que su pretensa representa para él, pero conforme avanza la historia se da cuenta de que no es así, pues en realidad lo que ha cambiado es su forma de ver al mundo. Pronto se ve en un problema al abordar a una joven que se encarga de lavar su ropa y verse dividido entre su obsesión por Eugenia y la atracción que siente por la joven lavandera.

Eugenia lo acepta como prometido y pronto se hacen los arreglos para la boda, pero en vísperas de la misma ella desaparece dejando una nota en que le explica que no lo ama y que decidió fugarse con Mauricio, a quien Augusto consiguió un buen trabajo en otra ciudad. Augusto piensa en suicidarse pero decide meditar a fondo sobre la conveniencia de ese curso de acción. Tras pensarlo unos días y discutirlo con su mejor amigo, decide consultar a un experto y va a Salamanca para entrevistarse con el mismo Miguel de Unamuno, de quien leyó un ensayo sobre el suicidio que lo convenció de que era la persona perfecta para consultar sobre el tema.

Lo que sigue es uno de los pasajes más interesantes del libro, cuando Unamuno explica a Augusto que en realidad no existe porque se trata de un personaje creado por él. Autor y obra se enfrentan y discuten sobre la naturaleza de la creación literaria y sobre el libre albedrío que puede o no tener un personaje de ficción.

Niebla resultó una agradable sorpresa, pues a pesar del por momentos rebuscado estilo narrativo de Unamuno (característica compartida por muchos autores españoles de diferentes épocas) es una lectura ágil y entretenida, plagada de un fino humor negro y saludables dosis de cinismo. Los constantes juegos de palabras y extrapolaciones ideológicas que constantemente aparecen durante la historia contribuyen a hacer de Niebla un libro completamente original y diferente y definitivamente es una lectura recomendable para todo el mundo.

En caso de que les interese y no deseen buscar el libro físicamente, es posible leerlo en línea o descargarlo desde el sitio Bibliotecas Virtuales, donde está disponible el texto completo, al igual que en Wikisource, sitio hermano de Wikipedia, donde también puede hallarse íntegro el texto, mismo que pertenece al dominio público.

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