El reciente estreno en nuestro país de la cinta Sin City parece haber desatado un pequeño debate moral, al menos entre algunas autoridades, particularmente en la Ciudad de México.
Joel Ortega, titular de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal, hizo una serie de desafortunadas declaraciones al respecto. Tras apoyar la sugerencia de algunos legisladores perredistas, como la diputada Lizbeth Rosas, de retirar los spots publicitarios de la organización México Unido contra la Delincuencia, el jefe de la policía fue más allá al afirmar que la Secretaria de Gobernación debería ser más cuidadosa en relación a las películas que se exhiben en las pantallas de nuestro país, ya que considera que la exhibición de cintas tan violentas como la mencionada Ciudad del Pecado pueden provocar actitudes de imitación entre los habitantes de esta ciudad.
¿Pero que clase de imbécil es el responsable de velar por la seguridad de quienes vivimos en esta ciudad? ¿Realmente cree que en este momento haya alguien allá afuera pensando que sería bueno salir a matar prostitutas para comérselas en compañía de su Obispo favorito y así poder ambos acercarse más a Dios? ¿O que las sexo servidoras de La Merced están planeando como convertirse en la única autoridad en su barrio?
Tal vez sus declaraciones se deben a que se sintió aludido ya que la cinta en cuestión muestra a un corrupto e inefectivo cuerpo policiaco que trabaja en una ciudad donde los habitantes prefieren tomar la justicia en sus manos que recurrir a las fuerzas del orden. ¿Será acaso el momento adecuado para rebautizar a Tláhuac como Old Town?
Cabe recordar que hace algunas semanas la Secretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda (SEDUVI) del Distrito Federal clausuró toda la publicidad de la película Los Cuatro Fantásticos debido a que consideró que era demasiado "agresiva". El sub-secretario de gobierno, Alejandro Encinas, declaró posteriormente que no se trataba de un caso de censura, pues eso era una atribución exclusiva del gobierno federal, y que la clausura de la publicidad obedecía a que no cumplía con la normatividad vigente. Sin embargo, nunca aclaró que normas fueron infringidas.
Cuando pensábamos que la censura y represión en nuestro país eran costumbres a punto de ser erradicadas nos topamos con la sorpresa de que no es así. Doblemente desafortunado si tomamos en cuenta que se trata de una postura de funcionarios de la "izquierda" nacional, y tristemente irónico que se haga tal sugerencia represiva cuando contamos con el Secretario de Gobernación más conservador del que se tenga memoria. Ojalá que prevalezcan la sensatez y la razón y que el señor Ortega se dedique a hacer su trabajo en lugar de andar haciendo sugerencias totalitarias.
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