jueves, 28 de julio de 2005

Sin City

Robert Rodríguez siempre se ha caracterizado por no seguir las reglas y hacer las cosas a su manera, y Sin City no es la excepción, aun si no era fácil llevar a la pantalla la obra de Frank Miller. El primer obstáculo era la renuencia del propio autor a permitir que Hollywood le pusiera las manos encima a sus creaciones. Sin trato seguro y financiado por él mismo, Rodríguez filmó y post-produjo una historia corta para convencerlo de que podía adaptar Sin City de forma digna. Convencido Miller, tuvo que enfrentar al Directors Guild of America, que se opuso a que diera crédito de codirector a Miller porque va contra sus estatutos. Rodríguez renunció al Guild.

Armado con la misma secuencia que convenció a Miller, Rodríguez se dió a la tarea de reclutar a un elenco plagado de estrellas. Bruce Willis, Benicio del Toro, Clive Owen, Elijah Wood, Mickey Rourke, Rutger Hauer, Josh Hartnet, Matthew Clarke Duncan, Nick Stahl, Jessica Alba, Rosario Dawson, Carla Gugino, Alexis Bledel, Jaime King, Devon Aoki y Britanny Murphy se unieron al proyecto y Rodríguez pudo dedicarse a trabajar en lo que muchos decían era imposible: llevar un cómic a la pantalla grande respetando el material de origen y sin cambiar los visuales del mismo.

Y lo logró. Filmada en blanco y negro con algunas pinceladas de color que ayudan a resaltar cualidades de ciertos objetos o personajes, Sin City es un cómic filmado, que era justo el objetivo de Rodríguez. En más de una ocasión el director ha declarado que no se trataba de adaptar el cómic, sino de trasladarlo a la pantalla. Esto es algo que molestó a muchos puristas de uno y otro medio, pero es imposiblr negar que el resultado es una extraordinaria experiencia visual.

Tal vez el único pero sea que el ritmo intencionalmente lento de la cinta provoca que esta se sienta demasiado larga. Si tuviese media hora menos sería perfecta, pero ello implicaría eliminar alguna de las historias presentadas. Habrá que esperar al DVD, para el cual Rodríguez prometió incluir ediciones por separado de las historias que integran la película, como una colección de corto y mediometrajes.

La versión fílmica de Sin City cierra lo que podríamos llamar un círculo virtuoso, donde los medios se retroalimentan uno al otro, pues Miller había tomado muchos elementos de la narrativa noir que se popularizó en la literatura y cine norteamericanos de la post-guerra, a finales de los años 40 y principios de los 50, y los incorporó a su trabajo en la aclamada serie de novelas gráficas que forman Sin City, y el círculo se cierra al llevar esta obra a la pantalla, regresando a su medio original la estética que Miller había tomado prestada.

Pero también es importante señalar que Sin City representa un parteaguas en lo que se refiere a la forma de filmar una película, pues la cinta fue enteramente grabada en video digital y todas sus locaciones fueron generadas en computadora. Esta forma de trabajar puede marcar el camino a seguir para una nueva generación de cineastas que busquen trabajar evadiendo los esquemas establecidos por la industria hollywoodense.

Sin City es una película extremadamente violenta, razón por la cual no es recomendable para personas impresionables. Las secuencias de acción y violencia siempre son llevadas al extremo, rayando constantemente en la exageración, pero evitando caer en la morbosa fascinación por lo grotesco que se dio en los ochentas, cuando el gore y el splatterpunk tuvieron su apogeo.

Película altamente recomendada para los aficionados al cómic o para quienes buscan experimentar formas innovadoras de contar historias. También para quienes gustan de historias donde el bien y el mal no sean tratados en blanco y negro, y donde el final feliz no sea un requisito para la historia.

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