miércoles, 7 de julio de 2010

PPC: Continuidad contra Puntualidad

Hace unas semanas hubo cierta controversia tras el anuncio de que Darrick Robertson dejaría de dibujar The Boys, serie que el artista cocreó junto a Garth Ennis. Al anuncio se le dio mucha importancia en sitios especializados, sobre todo porque la declaración original de Robertson daba a entender que había surgido alguna diferencia entre él y Ennis o Dynamite Entertainment, empresa que publica actualmente la serie.

Robertson se apresuró a disculparse por el malentendido, explicando que se trataba de una decisión tomada para poder mantener sus otros compromisos profesionales sin afectar el esquema de publicación programado para la serie. Parece que la molestia de Robertson al anunciar que dejaba la serie era consigo mismo, por su falta de previsión y disciplina que le hubiesen permitido seguirla dibujando.

Diría que me sorprende la decisión de Dynamite de sacar (aunque sea temporalmente) de la serie a uno de sus cocreadores y copropietarios, pero no es así. La editorial es una subsidiaria de Dynamic Forces, una de las empresas con mayor responsabilidad en la creación y soporte del mercado de especuladores y coleccionistas que poco bien le han hecho a la industria del cómic estadounidense, y me queda claro que las metas de la empresa dan prioridad a su sustentabilidad comercial por sobre cualquier otra cosa, así que no es una sorpresa que opten por tener el producto en exhibición y venta de forma constante con el menor intervalo de tiempo entre un número y otro sin importar el equipo creativo de la serie.

Y tampoco se trata de satanizar a DF o a Dynamite, pues a fin de cuentas manejan un negocio y es importante que éste sea rentable, pues de no ser así tendrían que cerrar sus puertas, desapareciendo opciones y limitando la oferta de trabajo para creativos, lo que podría llevar a una baja en los sueldos y reduciría la variedad de títulos disponibles para el lector. Es decir, si las editoriales pierden, los creativos y los lectores también. Por otro lado, quiero creer que como propietarios del material, Ennis y Robertson tienen injerencia en la toma de decisiones. Si ambos se sienten a gusto al compartir créditos con otros artistas, excelente, y si Robertson no considera prioritario este título, es su decisión.

En lo personal preferiría que el título mantuviera al equipo creativo habitual, contando las historias que quieran de acuerdo a su propia planeación y al ritmo que les permita hacer su trabajo de la mejor forma posible, y que cuando se diera un cambio en escritor o artista, obedeciera a cuestiones que no tuviesen que ver con el lado comercial de la industria, sino simplemente a cerrar ciclos, cambiar de aires, o ya no tener nada más que contar sobre los personajes del título.

Los retrasos para mantener la puntualidad se pueden resolver de distintas maneras, desde cambiar la periodicidad de la publicación (a cada seis semanas o bimestral), hasta dividir la serie en una secuencia de miniseries, asegurando que se publiquen de forma regular historias completas y tomando un descanso entre arcos argumentales. A veces los retrasos se dan de manera imprevista, lo que puede llevar a los editores a tomar una de dos decisiones: llamar de emergencia a otros dibujantes para ayudar a completar cada número a tiempo (opción que no es de mi agrado, pues el resultado suele ser irregular), o publicar cada número según sean completados por el artista original.

Supongo que el caso más famoso de esta segunda alternativa debe ser Planetary, y aunque resultó incómodo y hasta cierto punto molesto tener que esperar tanto tiempo para que la serie fuera completada, no me imagino a ningún otro artista haciéndose cargo de completar la serie, pues desde un principio se entendió como una colaboración de Warren Ellis y John Cassaday, y creo que no hubiese sido lo mismo si hubiese habido artistas de relleno o algún emergente.

Esta situación me llevó a meditar sobre algunas peculiaridades del mercado del cómic y las dificultades que se presentarán a corto y mediano plazo ante la perspectiva de un mercado decreciente pese a la diversificación temática que se ha visto en los últimos años y a la fuerte presencia mediática que los cómics tienen actualmente gracias a las exitosas adaptaciones que se han realizado recientemente. El interés de Hollywood por propiedades de cómic solo garantiza la supervivencia del medio como una fuente de material, un generador de franquicias que a nadie importa si produce material de calidad o no, siempre y cuando siga generando propiedades comercialmente explotables en otros medios o como licencias para merchandise.

En mi opinión muchos de los problemas de la industria derivan justamente del esquema episódico en que por tradición se publican los cómics. Para el lector de cómics la visita semanal a su tienda favorita se ha convertido casi en un ritual que forma parte integral de la experiencia de leer o coleccionar historietas. Ese mercado cautivo se convierte en un arma de dos filos, pues tener lectores habituales, combinado con el mercado directo (tiendas especializadas) se han convertido en el principal outlet para las editoriales, pero es también un mercado limitado que resulta poco amigable para potenciales nuevos consumidores.

Por desgracia es muy difícil pensar en cambiar de la noche a la mañana la forma en que funcionan mercado e industria. Hace tiempo que dejé de leer mis cómics semana a semana el día que los compraba, pues prefiero juntar varios números de cada título (historias completas siempre que es posible) para leerlos de corrido. Sería fantástico poder visitar una vez al mes la tienda de cómics y encontrar una selección de novelas gráficas nuevas en vez de acudir cada semana en busca de un nuevo episodio, pero se trata de una esperanza irreal.

En ocasiones he considerado la posibilidad de dejar de comprar algunos títulos mensuales y esperar la aparición de las colecciones, pero ello implica el riesgo de que alguna serie no venda lo suficiente como para justificar la publicación de tomos. En fin, creo que se trata de un tema que da para más, pero es hora de decir basta.

¿Ustedes prefieren el ritual semanal de ir en caza de los episodios correspondientes o también gustan de las historias completas?

Texto originalmente publicado en Comicverso

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