domingo, 4 de septiembre de 2005

Generación perdida: de la Naranja Mecánica al Club de la Pelea

Recuerdo que hace unos años, cuando se estrenó Trainspotting (La Vida en el Abismo), controvertida cinta de Danny Boyle basada en la novela homónima de Irving Welsh, mucha gente se refería a ella como "La Naranja Mecánica de nuestra generación".

Y la verdad es que esa clase de etiquetas siempre me han parecido tontas. Que si Sweet Child of Mine era la Satisfaction de nuestra generación, que si Coldplay estaba listo para ser el "nuevo" U2, y toda clase de comparaciones por el estilo, siempre mirando al pasado. ¿No sería mejor elogio para esos grupos, canciones, películas o directores que los juzgaran y valorasen por sus propios méritos en vez de querer siempre compararlos con algo más?

Claro, debe sentirse bien que te comparen a ti o a tu trabajo con gente y obras que marcaron una época o trascendieron más allá del momento de su aparición, pero no por eso deja de ser engorroso estar siempre sujeto a las comparaciones. Y ahora que he aclarado que no me gusta hacer comparaciones, debo reconocer que a veces son útiles para dar mayor contexto a la hora de valorar ciertas cualidades de algo, películas incluidas.

Volviendo al ejemplo con que inicié, no creo que Trainspotting sea como Naranja Mecánica. Aunque ambas cintas muestran la decadencia de una sociedad en que los jóvenes son ignorados y la forma en que responden a no tener un sentido de responsabilidad, me parece que compararlas así es superficial e ignora el contexto de ambas obras.

A Clockwork Orange (Naranja Mecánica) muestra el alienante efecto que puede tener una sociedad indiferente, y muestra a alguien que vive entre millones de personas pero se siente solo, y los extremos a que puede llegar al repudiar el sistema que lo creó.

Con esa idea en mente, creo que Fight Club (El Club de la Pelea) encaja en esa comparación de mejor manera que Trainspotting. Y quizá American Psycho (Psicópata Americano) sería otra buena alternativa. Aunque Trainspotting me parece una gran película, creo que la forma en que centra el drama alrededor de las adicciones altera de forma drástica la idea de cómo reacciona la gente a un mundo empeñado en deshumanizarla.

Así que más allá del gran trabajo de Danny Boyle (de quien, dixho sea de paso, en lo personal me gusta más Shallow Grave - Tumba al Ras de la Tierra, aun si es menos ambiciosa), tengo la impresión de que Trainspotting funciona más como una visión complementaria que como una exploración de los mismos temas presentes en Naranja Mecánica.

En cuanto a American Psycho, me pareció un inesperado pero interesante análisis de lo que puede ser la vida en una sociedad en que la gente busca en el consumo desmedido y el amor por lo material algo que le ayude a llenar el vacío de su existencia, donde la forma es más importante que el fondo y las apariencias lo son todo. Pero me parece que al hacer énfasis en la forma y lo superficial, la cinta ofrece demasiadas distracciones que además crean la impresión de que algo no terminó de cuajar.

Y eso nos deja con Fight Club. Creo que se trata de una de las películas más inteligentes y provocadoras de los últimos años. David Fincher tenía ya una reputación de ser uno de los realizadores con un estilo visual y narrativo mas distintivos en Hollywood, pero sin duda Fight Club es su trabajo más ambicioso.

El protagonista de la cinta es un individuo sumergido por completo en el sistema, con un aburrido y estable trabajo de oficina, donde lo han convertido en sólo una pieza más de la maquinaria de la sociedad. Vive solo y pasa gran parte de su tiempo revisando catálogos de muebles de diseñador.

La frase "...intento decidir qué comedor me define como persona" es un tremendo indicativo de qué tan vacía y patética es su existencia. ¿Y qué mejor forma de exponer la soledad del individuo en la sociedad actual que los "amigos de una porción"? Aquellos que uno conoce, habla con ellos, intercambia opiniones y puntos de vista, pero tras despedirse no vuelve a verlos jamás, olvidando al instante las conversaciones y momentos compartidos instantes atrás.

Y eso es sólo una parte de los temas que explora la película. La idea de la rebelión contra el sistema, del poder que el hombre común puede tener si presenta un frente unido, resulta casi tan temible como esperanzadora. Los sentimientos de abandono y desesperanza expresados por Tyler Durden como bandera de su rebelión, esa idea de luchar cuando no se tiene nada que perder, debiera ser motivo de reflexión para todos aquellos que vivimos en las grandes metrópolis del siglo XXI.

Y más allá de cualquier otra cosa, el solo hecho de que una película hecha en Hollywood sea capaz de incitar a la gente a pensar sobre cualquier cosa, es algo que me fascina del poder del cine y de las historias en general, además de una de las razones por las que Fight Club es una de mis películas favoritas de todos los tiempos.

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