jueves, 7 de julio de 2005

Piratería en el metro

No es un secreto que uno de los mercados más atractivos para los comerciantes ambulantes es el metro. Ya sea en los pasillos de las estaciones o vendiendo de vagón en vagón se les puede ver ofreciendo toda clase de productos, desde bolígrafos y cuentos para colorear hasta agendas, recetarios y, por supuesto, películas y discos piratas.

Así que seguramente ha sorprendido a más de uno el hecho de que desde hace algunas semanas ya no hay películas piratas, al menos en los vagones. ¿La razón? La Motion Pictures Association llegó a un acuerdo con los ambulantes para que en poco tiempo estos puedan ofrecer películas originales a bajo precio. De acuerdo con Francisco Guerra, director del programa anti-piratería de la MPA, hay entre 4 y 6 mil vendedores agrupados en quince organizaciones que se dedican a la distribución de películas dentro de la red del Sistema Metropolitano de Transporte, el cual cuenta con 192 estaciones y transporta a un promedio de dos millones de personas al día.

El programa antipiratería tiene treinta meses funcionando y ha tenido su mayor impacto en puestos callejeros en Tepito, donde ya hay 32 puestos de películas legales y 10 más en Salto del Agua. De acuerdo con Guerra ya existen un total de 2600 puestos de producto legal, los cuales han desplazado un total de 1 300 000 películas desde que se inició el programa. Los títulos incluídos dentro del mismo son 1200 y su precio oscila entre los 25 y los 70 pesos.

Un fenómeno interesante es la demanda de ciertos títulos que no han gozado del mismo éxito en otros mercados. Un ejemplo es Bailando en la Oscuridad (2000), protagonizada por la cantante islandesa Björk. Cuando se estrenó en cines se hicieron veinte copias para su exhibición en México y la asistencia fue escasa. Al lanzarse para el mercado doméstico se editaron cuatro mil copias, la mitad para videoclubes y el resto para tiendas y almacenes. En ninguno de los dos mercados hubo pedidos adicionales. Cuando se inició el programa antipiratería se hicieron diez mil copias y se agotaron en una semana. Se hicieron diez mil más y se volvió a agotar. Se hicieron quince mil más y parece que se acabarán en poco tiempo. La razón parece ser muy simple. La historia trata sobre una mujer pobre que además es madre soltera, lo que genera identificación con el personaje entre las clases populares. Este es un hecho que no ha pasado inadvertido para la MPA, por lo que buscarán satisfacer las necesidades de ese especial nicho de mercado.

Al cuestionarse al Sr. Guerra por los precios explicó lo siguiente. "El valor de las películas se da en el tiempo; las películas en cine tienen un tiempo de explotación y luego van a video". Es decir que el costo al público se puede reducir una vez cumplidos los periodos de explotación tradicionales. Sumando este programa a la reducción en los precios de las películas de catálogo por parte de las distribuidoras más importantes en nuestro país parece ser posible minimizar el daños ocasionado por la piratería a la industria.

Lo único que me pregunto es, ¿porque la industria discográfica no ha hecho algo parecido? ¿Acaso no es posible ofertar el material de catalogo en menos de los 100 pesos que cuestan cierta selección de títulos? Ojalá y sigan el ejemplo de la MPA y pronto ofrezcan productos legales a precios competitivos, porque de otro modo ellos mismos provocaran que la piratería prospere.

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