domingo, 11 de abril de 2004

Underworld (Inframundo)

Ha pasado tiempo desde la última vez que reseñé una película, así que es un buen momento para intentar hacerlo de una manera un poco diferente, menos esquemática y más visceral.

Alguien en las distribuidoras cinematográficas de nuestro país debe tener un retorcido sentido del humor. Ése es el único modo de explicar cómo, luego de que hubo polémica por estrenar películas como The Passion of the Christ (La Pasión de Cristo) o The Last Temptation of Christ (La Última Tentación de Cristo) en Semana Santa, alguien decidiera emplear estas fechas para estrenar películas de género como Dawn of the Dead (El Amanecer de los Muertos) o Underworld (Inframundo). Luego de varios retrasos (originalmente se iba a estrenar en nuestro país a finales del año pasado) por fin llegó a nuestras pantallas ésa última, pero, ¿valió la pena la espera?

Underworld (Inframundo) nos presenta un mundo en el cual se libra una guerra entre vampiros y hombres lobo sin que la humanidad se halla percatado jamás del conflicto. Ahora, tras casi mil años de conflicto los vampiros parecen estar a punto de exterminar a sus enemigos. O al menos eso es lo que creen. Lucian (Michael Sheen), el líder de los licántropos, tiene un plan para crear una nueva especie de inmortal, el cual le ayudará a cambiar el rumbo de la guerra.

Su plan depende de un humano, Michael Corvin (Scott Speedman), descendiente de un antiguo guerrero a quien la leyenda señala como inmune al virus responsable de crear a ambas especies inmortales. La película tiene muchos problemas de guion, pues al principio parece arrojar al espectador a mitad de una historia sin explicar los antecedentes. Conforme avanza la cinta los detalles se van llenando en una escalada narrativa que parece llevará al clímax del conflicto, pero cuando esto sucede el resultado es decepcionante.

Los buenos resultan ser los malos y los supuestos villanos no lo son. La resolución del conflicto no se da. En lugar de eso, tenemos un final abierto que apunta más a la intención de hacer una secuela. La acción fluye de manera dinámica, pero hay partes donde no se entiende hacia donde va la historia. Hay monólogos presentados con una voz en off, pero sólo al principio y al final de la cinta, lo que resta continuidad a la historia y confunde a la audiencia, que queda condicionada a la idea de que Selene (Kate Beckinsale) es la protagonista y no es así. ¿O si?

El intento de apuntalar la historia como una versión sobrenatural de Romeo y Julieta fracasa, pues la parte no se integra al argumento y se siente forzada. En lo visual la cinta tiene una deuda con The Matrix y es más cercana a The Crow que a cualquier película de hombres lobo o vampiros. Esto no es necesariamente malo pero, ¿por qué estos seres inmortales se enfrentan a balazos en vez de usar sus habilidades sobrenaturales? Y no me hagan hablar de la tecnología en sus municiones, porque es otro detalle que distrae de la trama.

Underworld, dirigida por Len Wiseman, resulta en entretenimiento escapista de aceptable hechura, pero deja al espectador con la sensación de que pudo darle más. Queda la sensación de haber visto la adaptación cinematográfica de un cómic que no existe (a menos que considéremos algunas coincidencias con ideas de Wetworks o Night Tribes) o un apéndice no oficial a los juegos de rol de White Wolf. Lástima, porque Kate Beckinsale hace un buen trabajo en el papel de Selene y se le pudo aprovechar de mejor manera.

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