sábado, 1 de septiembre de 2018

El arte de rotular cómics

Pese a que se trata de una parte esencial de un cómic, muy pocos lectores entiendan la importancia del rotulado en este medio narrativo. Hoy, 1 de septiembre, se celebra el día de apreciación del rotulista, iniciativa que busca crear conciencia sobre su importancia en la producción de cómics, y se eligió la fecha para coincidir con el cumpleaños del legendario Gaspar Saladino. (Aquí escribí sobre la carrera del legendario diseñador y rotulista).

La intención de este texto es explicar de forma básica en qué consiste el trabajo de un rotulista o letrerista, como también les llaman algunos, con cosas que he aprendido a lo largo de los años, sobre todo gracias a información difundida con publicaciones en sitios web o redes sociales de reconocidos profesionales de esta disciplina, como Todd Klein, Richard Starkings, Nate Piekos, Pat Brosseau y Chris Oatley.

¿Cuál es el trabajo de un rotulista?

Un rotulista de cómics es el encargado de añadir textos, diálogos, efectos de sonido, títulos y créditos en las páginas de un cómic. Usualmente es también el responsable de elegir en que parte de cada viñeta se colocan los textos para facilitar la lectura sin obstruir el arte, y es quien elige las fuentes y diseño de globos a utilizar a fin de complementar el trabajo del dibujante.

Historia y evolución de un arte

En los inicios del medio, el mismo artista se encargaba de toda la parte gráfica de un cómic, es decir, realizaba los trazos, tintas, rótulos, y en ocasiones color de la historia, pero conforme la industria creció y se volvió más importante reducir tiempos de producción, el trabajo se repartió entre varias personas, lo que llevó a una especialización de labores.

Aunque desde los años cuarenta existen rotulistas especializados, en ocasiones las editoriales asignaban esta tarea a sus artistas de producción, es decir miembros del staff que trabajaban en la oficina de la editorial y eran responsables de realizar las correcciones, cambios o retoques requeridos, además de añadir rótulos y color al arte antes de enviarlo a imprenta.

Durante décadas el rotulado se hizo a mano con plumillas, plumas caligráficas y rapidógrafos, y se realizaba de forma directa sobre el arte original antes de que éste llegara al entintador. El principal riesgo de trabajar así era que había que tener cuidado de no cometer errores y evitar accidentes, pues era la primera vez que se usaba tinta sobre el arte. No es raro encontrar originales de los años sesenta en que se aprecia el corrector o los parches usados para corregir errores.

Un rotulado profesional puede alterar drásticamente la apariencia de un cómic. Arte: Heathen, por Natasha Alterici. Edición independiente vs. edición en Vault Comics.

Esa práctica cambió con los años. Todd Klein, legendario rotulista conocido por su trabajo para DC Comics y Vertigo, fue el primero en usar un papel translúcido para rotular sobre las páginas sin necesidad de alterar el arte original. Después se hacían fotocopias, se recortaban los textos y se pegaban con cinta adhesiva sobre los originales antes de generar el negativo de impresión. Esto permitía hacer cambios y correcciones sin afectar el original.

A fines de los ochenta inició otra revolución en esta profesión, pues aparecieron los primeros trabajos de rotulado por computadora. Uno de sus principales impulsores fue Richard Starkings, quien más adelante fundó Comicraft, primera compañía en especializarse en ofrecer servicios de rotulado profesional, y la cual vende fuentes tipográficas y kits de diseño para profesionales o aspirantes a convertirse en uno.

Durante la década de los noventa el medio en general hizo la transición a digital, y en la actualidad la gran mayoría de los cómics son rotulados en Adobe Illustrator o programas similares con fuentes prediseñadas, ya sea por cada rotulista para su propio trabajo, o por alguno de los proveedores profesionales, que además de Comicraft incluyen a compañías como Blambot o Virtual Calligraphy.

Aunque existen cursos especializados en rotulado para cómics, no existe una preparación formal para esta labor, aunque se podría considerar a las clases impartidas en la Kubert School como lo más cercano. Por décadas, la mayoría de quienes se dedican a ello aprendieron sobre la marcha, trabajando como staff en alguna editorial, o fueron entrenados como asistentes de algún rotulista veterano antes de empezar a trabajar por su cuenta.

A pesar de ello, no es raro encontrarse con que muchos de los rotulistas que hoy día trabajan en cómics recibieron una formación como diseñadores gráficos, algo que tiene mucho sentido, pues además de que su trabajo tiene que ver con el diseño de una página, elección de tipografías y, en ocasiones, diseño de logos, muchas de las herramientas tanto físicas como digitales usadas en esta actividad son de uso común en el campo del diseño gráfico.

Aunque el grueso del trabajo se hace de forma digital, aún hay artistas que prefieren hacerlo a mano. Esto es bastante común entre autores europeos y japoneses, acostumbrados a trabajar por su cuenta y no como parte de una línea de producción, pero cada vez más raro en el mercado estadounidense, donde quizá la excepción más notable sea Stan Sakai, autor de Usagi Yojimbo y quien además de rotular sus propios cómics, lo hace con el trabajo de Sergio Aragonés.

Antes mencioné que muchos rotulistas se encargan de agregar efectos especiales (también conocidos como onomatopeyas) o logos en las páginas interiores, pero eso varía de un proyecto a otro, pues en ocasiones esa labor la hace el artista y no necesariamente el rotulista. Incluso cuando esta labor se hace a mano, la aparición de las tabletas digitales de dibujo permite dibujar directamente sobre la página, lo que facilita incorporar esos detalles al arte final.

Para cerrar este texto, me gustaría compartir algunas curiosidades y datos poco conocidos sobre el rotulado de cómics:

  • La costumbre de usar sólo mayúsculas viene desde tiempos anteriores a la aparición del cómic en forma. Los autores de tiras cómicas las preferían para facilitar la lectura y compensar por la pobre calidad de impresión común en los periódicos de la época. Con el tiempo se volvió costumbre y, salvo algunas excepciones, sigue siendo la norma en la industria.
  • Un rotulista profesional puede rotular un cómic entero, de 20 a 22 páginas, en un día, aunque algunos de los más rápidos pueden hacer ese trabajo en periodos de 4 a 6 horas.
  • Los rotulistas profesionales, al igual que diseñadores gráficos y gente con sentido común, detestan la idea de usar Comic Sans para rotular cómics.
  • A pesar de usar letras mayúsculas la mayor parte del tiempo, hay una letra que no debe usarse así en casi ninguna fuente: la 'i'. La mayúscula de esta letra lleva serifas, que son las "patitas" de la letra, en la mayoría de las fuentes.
  • Se considera antiestético y de mal gusto tener una 'i' con serifas dentro del texto, con la única excepción del pronombre 'I' (yo) en inglés. Pueden identificar el trabajo de un rotulista principiante o amateur si encuentran estas 'i' con serifas en los textos de un cómic, algo muy común en los títulos de licencia traducidos y en muchos cómics independientes.
  • Además de los rotulistas independientes que trabajan como freelancers, los estudios de rotulado toman contratos para trabajar en gran cantidad de títulos para una editorial. Los más conocidos y populares son Comicraft, Blambot y Virtual Caligraphy (VC), cuyos créditos seguramente han visto en títulos de Marvel, DC, Dark Horse e Image Comics.

¿Les gustaría que en un futuro dedicase más textos a hablar de esta y otras partes del proceso de creación de un cómic? Dejen un comentario con sus opiniones y sugerencias. Por lo pronto, no olviden prestar atención a los rotulistas que trabajan en sus cómics favoritos y, cuando puedan, muestren su apreciación por su trabajo.

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