miércoles, 6 de mayo de 2015

Una película de Batman... ¿por Orson Welles?

¿Y si Orson Welles hubiese hecho una película de Batman en 1946? Esta es una historia que circuló originalmente por internet hace más de 10 años, pero creo que vale la pena recordarla hoy en el centenario del natalicio del legendario escritor, actor, director, locutor y productor Orson Welles.

Orson Welles interpretó a The Shadow en la radio y hubiese sido un interesante Batman.

El texto original es de Mark Millar, y fue publicado el 26 de septiembre de 2003 como la última entrega de The Column, su columna semanal en Comic Book Resources. Menciono la fecha para poner en contexto los comentarios del escritor escocés sobre las películas de superhéroes, que eran muy diferentes a las que hemos visto en años recientes. Aquí pueden leer el original (en inglés). La siguiente traducción es mía y originalmente la publiqué en Comicverso en junio de 2006.

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ORSON WELLES Y BAT-MAN

Los superhéroes tienen más de sesenta años, pero es hasta ahora (y quizás ni siquiera ahora) que están adquiriendo un nivel de respetabilidad mediática. El crimen, el horror, el romance, e incluso la ciencia ficción han tocado el corazón de la Academia a lo largo de los años y han sido alabados como adultos o sofisticados de una forma que nunca sucederá con nosotros, y existen dos razones para ello. La primera es que los superhéroes se ven tontos de una manera que ni siquiera los vaqueros consiguen. Los amo y siempre lo haré, pero el público en general no puede reprimir una sonrisa cuando ve a Ben Affleck vestido como el quinto miembro de Village People.

La otra razón es que los escritores y directores asociados con los superhéroes a lo largo de los años no han sido precisamente de la variedad Apocalipsis Ahora. Eso ha cambiado en años recientes con gente como Bryan Singer, Ang Lee, David Goyer y Christopher Nolan, pero por los primeros cincuenta años nos tuvimos que conformar con directores modestos y la ocasional luminaria en elencos sin gracia alguna.

Pero todo pudo haber sido diferente si las circunstancias hubieran sido un poco más favorables justo después de la guerra. El embriónico concepto de los superhéroes no tenía ni diez años de existencia cuando el más ilustre director de su tiempo, Orson Welles, consideró seriamente la posibilidad de hacer una película de Batman, e incluso llegó a tener diseños de producción, un primer esbozo de guion, y algunas fotografías del casting en las que aparecen varios de sus amigos y colegas vistiendo prototipos de lo que sería el vestuario terminado.

¿Es esto un boceto de producción para el Bat-Man de Welles?

Un amigo mío llamado Lionel Hutton, crítico de cine y respetado historiador cinematográfico, tuvo acceso sin precedentes al legado de Welles como parte de la investigación para la biografía que está a punto de publicar, y se encontró con esta sorprendente información en una enorme pila de notas y recortes que otras gentes habían omitido reportar. Lo que es otra muestra de la irrelevancia de los cómics, incluso entre las artes populares, y el completo desdén que existe por el tema, tal como mencioné antes. El hecho de que Orson Welles contemplase hacer una película de Batman en 1946 resulta glorioso y fascinante para gente como yo, pero es vergonzoso y burdo para los aficionados de Welles.

No es un secreto el amor que Orson Welles sentía por los pulps, habiendo dado su voz a The Shadow en el radio y concebido el ilustre engaño de La Guerra de los Mundos, pero su amor por los cómics hasta su muerte en 1985 es un hecho mucho menos conocido. Lo que es sorprendente es que su apreciación por el medio no era un secreto, ya que escribió un artículo en 1973 para The Village Voice alabando el Green Lantern/Green Arrow de Denny O’Neil y Neil Adams (La Verdadera Contra-Cultura Reside Aquí) e incluso asistió, sin ninguna fanfarria, a una de las primeras convenciones de cómics organizada por Phil Seuling.

Tal vez no sea un accidente que sus seguidores snobs hayan ignorado todos estos hechos, pero el extenso tomo de Hutton explora este aspecto de su persona en gran detalle, y fui lo bastante afortunado como para darle un vistazo a un borrador del mismo para beneficio de esta columna. Los diarios de Welles están plagados de referencias ocasionales a los libros que leía en ese momento y denotan su entusiasmo, sobre todo a finales de los sesenta y principios de los setenta, por la nueva oleada de escritores y artistas que dieron cierto nivel de respetabilidad al medio por el que tanto afecto sentía.

Sin embargo, la auténtica carne del libro está en los detalles de su propuesta para la cinta de Batman y los ocho meses de su vida que desperdició en la pre-producción de la misma tras el éxito de Jane Eyre y El Extraño.

Basil Rathbone hubiese sido un extraordinario Joker.

Sus primeras reuniones con National Comics (que después se convertiría en DC) datan de 1944, cuando empezaron a discutir el proyecto de Batman, pero su trabajo no comenzó realmente hasta después de completar El Extraño, en 1946, cuando Welles se lanzó de lleno al proyecto. Reuniendo a muchos de sus amigos y colegas de Citizen Kane, proponía “una experiencia cinemática, un caleidoscopio de heroísmo y pesadillas con imágenes nunca vistas salvo en el subconsciente de Goya o del propio Hawksmoor”.

Welles planeaba que Batman fuese un drama psicológico adulto, pero combinado con lo que describía como la “emoción cardíaca de los seriales matutinos de sábado, con un toque de respetabilidad y un estilo de dirección cinemática jamás intentado en la historia del cine americano”. Muchos de los bocetos de producción que comisionó a Greg Tolland están en sus notas y provocan un estremecimiento de la columna al verlos.

Desafortunadamente no tengo permiso para mostrar aquí los más elaborados, pero estarán disponibles en el libro, junto con el tratamiento de 36 páginas que Welles escribió para una película que empieza con las muertes de Thomas y Mary Wayne (no tengo idea de por qué sea Mary) y termina con Batman desenmascarado y peleando por su vida contra Joker, Riddler, Two-Face y Catwoman en una prisión de la que ellos han asumido el control.

Pero lo que más disfruté fueron sin duda las notas del casting y las cartas de confirmación de los actores, como George Raft asumiendo el papel de Two-Face luego de que Bogart lo rechazara, James Cagney como Riddler, Basil Rathbone como el Joker, y la antigua amante de Welles, Marlene Dietrich, como una exótica Catwoman con el mismo colorido pasado que Miller diera al personaje cuarenta años más tarde en Batman: Year One.

Robin no aparece en la película, y el propio Batman se convirtió en la razón de que la película quedara trabada y consignada a los libros de historia. Welles deseaba interpretar él mismo los papeles de Batman y Bruce Wayne, pero el estudio quería a un protagonista más tradicional, como Gregory Peck.

No era Bogart, pero George Raft tenía lo necesario para interpretar a Harvey Dent.

Peck aceptó y supuestamente incluso se tomó una foto en un traje improvisado durante una pausa entre la filmación de The Yearling y el clásico Duel in the Sun. Pero a Welles le molestó la decisión del estudio. A pesar de ser amigo de Peck, sentía que cambiar el elenco comprometía su visión de la historia, y estaba especialmente furioso ante la sugerencia del estudio de que, si en verdad quería aparecer en la película, podía reemplazar a Rathbone e interpretar al Joker.

Las pláticas terminaron de forma abrupta, Welles retiró el trato y se lanzó de lleno a trabajar en The Lady from Shangai y en la adaptación cinematográfica de Macbeth en la que había trabajado por un tiempo. La tragedia para los aficionados al cine es que, al igual que ocurrió con la adaptación que propuso Welles de Heart of Darkness de Conrad, el mundo no tendría oportunidad de ver una adaptación de Batman hasta 1966 con la película protagonizada por Adam West.

La tragedia para los aficionados al cómic es que nuestra gran oportunidad de adquirir respetabilidad cuando el género era joven y la gente aún no decidía que pensar de nosotros, se perdió a causa de algo tan trivial como una discusión de casting. La película pudo ser un desastre, no lo podemos saber, pero las notas de producción, el tratamiento y el primer borrador que he estado leyendo las últimas dos semanas me hacen pensar que pudo haber redefinido el cine.

Pudo haber sido la obra maestra de Welles y, quien sabe, pudo haber lanzado el renacimiento de los superhéroes que vivimos ahora, con directores y elencos de calidad, dos o tres generaciones antes. ¿John Ford respondiendo a The Bat-Man con una película del Captain América? ¿Cary Grant y Katharine Hepburn como Clark Kent y Lois Lane? En alguna extraña realidad paralela esas cosas son DVDs acumulando polvo en nuestros libreros, y Clint Eastwood está esperando que algún estudio le de una oportunidad a su vieja y divertida película The Unforgiven en su próxima junta para evaluar propuestas.

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Marlene Dietrich, una de las grandes femme fatales del cine, era ideal para Catwoman.

Aunque uno no puede dejar de preguntarse como hubiese resultado una película de Batman concebida y dirigida por Orson Welles, es necesario señalar que el texto anterior es enteramente producto de la imaginación de Mark Millar. Si bien es cierto que Welles sentía respeto y admiración por los cómics como medio, el resto de las afirmaciones hechas por Millar son inventadas o, en el mejor de los casos, basadas en especulaciones. Revisemos algunos detalles.

Lionel Hutton. El supuesto amigo de Millar parece no existir. Y si existe, es poco probable que sea un respetado crítico de cine o afamado historiador cinematográfico, pues es imposible encontrar un solo texto escrito por él. Millar escribió su artículo en septiembre de 2003 y anunció la salida del libro para la siguiente Pascua, que hubiese sido en abril de 2004. A la fecha no existe ningún libro (del tema que sea) escrito por Lionel Hutton en ninguna librería o biblioteca del mundo.

Los aficionados de Welles. Millar presenta a los admiradores de Welles como snobs y pedantes, lo cual no es del todo cierto (quiero pensar que no soy el único fan de Welles que es además fan de cómics). Si ése fuera el caso, ¿por qué ninguno de ellos reniega de otros trabajos de Welles? La Guerra de los Mundos, los seriales de radio de The Shadow, la voz de Megatron en la película de los Transformers, y su casi participación en Star Wars habrían sido mal vistos (incluso más que Batman) por un grupo tan selectivo. Y ni hablar de su aparición en la película de Los Muppets.

Las fechas. Mark habla de reuniones desde 1944 y el inicio de la pre-producción en 1946. Menciona que en el guion aparecen algunos de los más clásicos villanos de Batman (Joker, Riddler, Two-Face y Catwoman). Pero Riddler fue creado hasta 1948 (Detective Comics #140). Además ¿por qué habría de reunirse con la gente de la National si los derechos de Batman para cine pertenecían a Columbia Pictures? Para entonces Columbia había producido un serial de 15 episodios en 1943 y habría de realizar uno más en 1949.

La personalidad de James Cagney hubiese dado un carácter especial a The Riddler.

En esa época Columbia era un estudio más bien modesto y es probable que no hubiera podido desarrollar una película como la que Welles supuestamente proponía con un elenco super estelar. Por otro lado, existen reportes de que durante los meses que Welles se supone pasó trabajando en The Bat-Man, en realidad preparaba una adaptación teatral de La Vuelta al Mundo en 80 Días.

El personal y elenco involucrados. Greg Toland, cinematógrafo de Citizen Kane y quien habría hecho algunos diseños de producción, estaba trabajando en otras dos películas en 1946, lo que hubiese dificultado su participación. Los actores mencionados tenían contratos de exclusividad con diferentes estudios, excepto James Cagney, quien producía sus propias películas y tenía cierta rivalidad con Rathbone, lo que dificulta pensar que aceptaría trabajar con él en un rol de menor importancia.

La oscuridad del proyecto. La vida y obra de Welles ha sido extensamente estudiada y documentada. Peter Bogdanovich realizó una larga serie de entrevistas donde hablan de toda clase de temas, de proyectos fallidos y de cosas que le gustaría hacer, incluyendo su apreciación por una tira cómica de principios de los treinta o la forma en que hubiese hecho Dracula si la oportunidad se hubiese dado. ¿Por qué omitiría hablar de tan ambicioso proyecto? Cuando Tim Burton hizo Batman en 1989 hubo un frenesí mediático. ¿Por qué nadie hizo alguna referencia al supuesto proyecto de Welles?

También es importante señalar que, aunque Welles es una de las figuras del cine más veneradas en la actualidad, en su tiempo no era así. Citizen Kane representó pérdidas económicas para el estudio (hubo una campaña en su contra, pero ésa es otra historia). La crítica la recibió muy bien, pero esto no se reflejó en ningún reconocimiento. En los Oscar de ese año sólo recibió la estatuilla por Mejor Guion, en tanto que películas hoy olvidadas ganaron los premios a mejor película y mejor director. A Welles se le veía como un excéntrico director venido de la radio y el teatro con sus locas ideas para hacer cine.

David Mazzucchelli parecía visualizar a Gregory Peck como Batman.

Por último, hay que mencionar la columna de Millar aparecida la semana previa a la que suscitó la controversia. En ella habla de las adaptaciones de cómics a la pantalla grande y del proceso de filtraciones, rumores y especulación que se dan en los foros de fans durante los meses previos al estreno de cada una de estas adaptaciones:

Todo empieza con los rumores en línea. intercambios de opiniones entre un millón de personas que acaban de enterarse de que algún estudio adquirió los derechos de su personaje favorito. Unos cuantos meses de “¿Estás bromeando? Matt Damon patearía el trasero de Ashton Kutcher en ese papel” son reemplazados por el anuncio de quien haya firmado como protagonista y una nueva oleada de opiniones sobre lo buena o mala elección que fue. Luego vienen los rumores sobre la historia, las discusiones sobre lo bien o mal que suenan esas ideas, la eventual confirmación de la historia y una disección de lo que significa para la franquicia o para nuestros personajes favoritos.
Todo se tranquiliza por un tiempo hasta que aparecen imágenes de la película y las discusiones reinician. Se revelan más elementos de la historia y entonces, claro, viene el teaser, que inicia una nueva oleada de especulaciones, sólo rebasada por la aparición del trailer que seguro será exhibido con alguna película que no tienes intención de ver o pasarás una tarde descargándolo. Hay que tener en mente que el trailer de una película de superhéroes es su mayor punto de venta, así que las veinte escenas más excitantes de la película son recortadas y editadas para atascar ciento veinte imperdibles segundos y entonces empiezan a trabajar las relaciones públicas.
Paquetes de prensa, entrevistas, proyecciones previas y cobertura “desde dentro”. Y tras dieciocho meses o dieciocho años de anticipación sólo una cosa es segura: Cuando finalmente puedas ver al personaje en pantalla por los próximos ciento veintisiete minutos, existe una probabilidad muy grande de que vayas a resultar decepcionado.
Toda la idea detrás del Bat-Man de Orson Welles no fue más que una elaborada broma de Mark Millar.

Viendo el desdén con el que Millar ve el enfermizo seguimiento que se da a los rumores y filtraciones en los sitios de fans, no debiera sorprender que haya decidido ponerlos a prueba. Ofrece una filtración, información “desde dentro” en torno a un ambicioso proyecto que involucra a uno de los héroes más populares y se sienta a ver rodar la bola de nieve, satisfecho de haber logrado su cometido. Y es que si descartamos los errores o contradicciones mencionados más arriba, todo parece tener sentido.

Welles gustaba de los cómics. En muchas de sus películas se aprecia la influencia visual de estos en su composición de escenas. Contrapicados, iluminación en alto contraste para crear sombras, etc. Hay muchos toques de Eisner en varias de sus películas, como The Third Man, por ejemplo. Tras interpretar a The Shadow para la radio, asumir el papel de Batman en cine sería congruente con su carrera actoral. Sumemos a eso que los fans rara vez checan datos antes de difundir rumores, y si añadimos el efecto “deseoso pensar”, la esperanza de que sea cierto, que exista la posibilidad de que algo así hubiese sucedido, es fácil entender que se armara un revuelo.

Sólo nos resta deambular mentalmente por ese universo paralelo donde los superhéroes fueron llevados a la pantalla con éxito en ese entonces y maravillarnos ante las obras maestras que los pioneros de Hollywood hicieron con los personajes que tanto queremos. Me quito el sombrero ante una idea genial de un autor que le jugó una broma pesada a todo un género, y lo hizo al mismo tiempo que homenajeaba al más grande fabricante de mentiras y fantasías que haya trabajado jamás para nuestro entretenimiento.

Texto originalmente publicado en La Covacha Mx

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