Tras el hiatus adicional que me proporcionó el meme de 30 Días de Comics es hora de retomar lo que solía ser el contenido habitual de este blog, que mayormente eran reseñas de libros y películas.
Ghost Story es un buen ejemplo de la procrastinación que existe incluso en mis hábitos de lectura, pues hace tres años, al comentar In the Night Room, primera novela de Peter Straub que leí, mencioné que acerqué este libro a la parte alta de la pila de pendientes. En mi defensa puedo argumentar que, aunque pasaron tres años antes de por fin leerlo, en el intermedio leí decenas de otros libros, así que la cosa no está tan mal.
En aquella ocasión, una de las cosas que más me agradaron del trabajo de Straub fueron su manejo de la estructura narrativa y la manera en que jugaba con las convenciones del género. En este caso, ninguno de esos dos elementos está presente, pues Ghost Story fue apenas su tercera novela de horror y quinta en general, publicada en 1979, y constituyó además su primer gran éxito comercial, por lo que hubiese sido realmente sorprendente que tomase tantos riesgos en una etapa temprana de su carrera.
Straub es amigo de Stephen King prácticamente desde que ambos iniciaron sus carreras como escritores, y la razón por la que lo recordé de inmediato fue porque Ghost Story abre con un capítulo cuya narrativa se siente incompleta y un tanto apresurada, pero más adelante se revela que cronológicamente es el penúltimo capítulo de la novela, lo que me recordó a 'Salem's Lot, de Stephen King, y me empezaba a irritar mientras lo leía. Pero, a diferencia de lo que hizo King, cuya apertura era más bien un epílogo que además daba spoilers de la historia, Straub lo hace rápidamente a un lado y procede a contar la historia.
Desde la muerte de Edward las reuniones del grupo han tomado un tono distinto y ahora giran mayormente en torno a relatos de tintes misteriosos o sobrenaturales que pudieran o no ser ciertos, alternando de manera rotatoria el turno para relatar una historia. Conforme se acerca el aniversario luctuoso de Edward, las historias comienzan a volverse más oscuras y personales, resultando además en pesadillas colectivas para todos ellos. En un esfuerzo por salir de la rutina o tratar de entender lo que les está ocurriendo, el grupo escribe a Donald Wanderley, sobrino de Edward y también escritor, y lo invitan a visitarlos.
Donald publicó meses atrás una exitosa novela de tintes sobrenaturales en la que el grupo encuentra algunos paralelos con su situación, por lo que creen que hablar con él puede ayudarlos a dejar atrás sus fantasmas o al menos entender mejor su naturaleza. Sin embargo, la llegada de Donald no hace más que exacerbar las pesadillas del grupo, que vuelve a ser azotado por una tragedia que pone de manifiesto que, efectivamente, existe una fuerza sobrenatural que está actuando en su contra, ligada además a eventos sucedidos más de cuatro décadas atrás cuando el grupo comenzaba a formarse.
Su narrativa es ágil y clara, y la historia avanza al tiempo que desarrolla a sus personajes y los rodea de un elenco secundario y un entorno que crea la atmósfera perfecta para una historia de fantasmas, aunque Ghost Story va más allá de la limitada descripción que ofrece el título del libro.
Se trata de una novela larga, sí, pero en ningún momento se hace pesada su lectura y la recompensa al final hace que valga la pena. El éxito del libro llevó en su momento a la realización de una película del mismo nombre, estrenada en 1981, la cual estoy seguro de haber visto en algún momento de mi adolescencia. Recuerdo que me gustó, pero sé que si hubiese sido totalmente fiel al libro, la recordaría como una de esas experiencias que provocan pesadillas y escalofríos en medio de la oscuridad. Lectura altamente recomendada.
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