¿Alguna vez les ha pasado que ven una película que disfrutan, llena de momentos memorables, con buenas actuaciones, y no pueden dejar de admirar la dirección, ambientación y diseño de producción, pero por alguna razón les deja la impresión de que algo le faltó?
A quince años de su estreno, mi película favorita de Russell sigue siendo Three Kings (Tres Reyes), porque su peculiar mezcla de humor, drama y crítica social nunca ha vuelto a ser tan fresca como en esa película. Y espero que no se malentienda, me gustó mucho The Fighter (El Peleador), y siempre he encontrado entretenida I Heart Huckabees (todavía no veo Silver Linings Playbook), pero no me parece que haya podido superarse a sí mismo.
American Hustle (Escándalo Americano) es una historia de ficción parcialmente basada en un escándalo real ocurrido en Estados Unidos a finales de los 1970 y principios de los 80, cuando una investigación sobre tráfico de artículos robados se convirtió en un elaborado esquema del FBI para encarcelar políticos corruptos, mismo que es referenciado en la película con el nombre que tuvo la operación real: Abscam, que es una contracción de 'Arab scam', o 'engaño árabe'.
Irving Rosenfeld (Christian Bale), es un hábil estafador que ha hecho una fortuna con la ayuda de su socia y amante Sydney Prosser (Amy Adams), pero tras caer en una trampa del agente federal Richie DiMaso (Bradley Cooper), se ven forzados a trabajar para el FBI, ayudando a atrapar a otros estafadores y traficantes de artículos robados. Cuando la trampa para atrapar a un estafador revela conexiones entre el bajo mundo de Nueva Jersey y algunos importantes políticos, DiMaso prefiere ir por los peces gordos, sin importarle involucrarse con la mafia y el Congreso de la nación.
La pieza central de su investigación es el gobernador Carmine Polito (Jeremy Renner), quien intenta revitalizar la economía local al atraer inversión hacia los casinos de Atlantic City. El plan de DiMaso parece funcionar y todo está listo para revelar la corrupción existente en diferentes niveles del gobierno, pero la participación de la mafia y la inoportuna intervención de Rosalyn (Jennifer Lawrence), la esposa de Rosenfeld, alteran drásticamente la situación.
Las actuaciones de los cinco actores principales son excelentes, y bien podrían ser la mejor razón para ver la película. Podría también elogiar los diálogos, que son los que dan un especial toque de comedia a la película, pero la mayoría de las conversaciones entre los personajes fueron improvisadas, así que el mérito pertenece también a los actores, reconociendo, claro, que Russell eligió muy bien a su elenco y supo darles espacio para trabajar. La música, ambientación y vestuario son impecables, y también merecen un reconocimiento.
Sin embargo, creo que la película tiene un enorme problema: no tiene una historia que contar. Abscam se convierte en un mero pretexto para crear situaciones en las cuales colocar a este peculiar y exquisito grupo de personajes, pero nunca va más allá, e incluso uno de los últimos parlamentos, donde parece que Russell buscaba dar una justificación ideológica a su guion, se siente forzado, como si de repente se hubiera dado cuenta que no había dicho nada en dos horas de película y hubiese intentado solucionarlo de último minuto.
A pesar de ese nada insignificante detalle, la película resulta muy disfrutable. Fiel a su estilo, Russell inicia con un ritmo semi-lento. Introduce a los personajes, establece su entorno y situación, y después deja que los personajes tomen el mando y la película poco a poco vaya tomando ritmo, yendo de situación en situación con un desparpajo que hace parecer fácil el trabajo de dirección, lo que es testamento a la capacidad de Russell para crear y desarrollar personajes creíbles, pues son estos quienes llevan la película.
No sería sorpresa que la película se lleve varios premios en la próxima entrega de los Oscar, pero me gustaría que estos se dieran en el terreno de las actuaciones y el diseño de producción, pues son los puntos fuertes de la película. Insisto en que no es nada mala, pero más allá de un buen rato de diversión inteligente, no ofrece mucho más y deja al espectador con esa incómoda sensación de que todo estuvo bien, pero faltó algo. En lo personal considero que en el cine, al igual que en TV, cómics y literatura, hay cosas que puedes perdonar, pero la falta de historia jamás será una una de ellas. Película bastante recomendada, pero con reservas.
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