George Clooney hace su debut como director llevando a la pantalla un guion de Charlie Kaufman, autor de los guiones de Being John Malkovich (¿Quieres ser John Malkovich?) y Adaptation (El Ladrón de Orquídeas), basado en Confessions of a Dangerous Mind (Confesiones de una Mente Peligrosa), la autobiografía de Chuck Barris, exitoso productor de televisión que en los años sesenta creó algunos de los más exitosos programas de concursos de la televisión norteamericana.
Más allá de si la historia es cierta o no, Confesiones de Una Mente Peligrosa presenta una interesante visión de la paranoia imperante en los Estados Unidos durante la llamada Guerra Fría, al tiempo que se burla del estado de la TV estadounidense y la baja calidad de los programas de entretenimiento de la época.
A lo largo de la cinta es evidente cuál es la principal influencia en Clooney como director: su amigo y socio Steven Soderbergh. La trama se desarrolla a un ritmo semilento, pero es probable que sea intencional, pues le sienta muy bien a la historia. Eso, sumado al gran trabajo de fotografía, que presenta la imagen un tanto sucia y granulienta, da a la película un mood depresivo y decadente. La sátira y humor negro son sutiles e inteligentes, y logra momentos muy divertidos y evita llegar a la farsa.
En general podemos decir que Clooney demuestra ser competente para contar una historia al tiempo que logra aderezarla con detalles de humor, manejados todos ellos con clase y elegancia. Es probable que el único problema de la cinta lo constituyan los fragmentos de entrevistas con gente allegada a Barris, ya que aún cuando resultan anotaciones interesantes que dotan de una profundidad adicional al relato, hay momentos en los que parecen estar fuera de orden o no corresponder al contexto de la parte de la historia en donde están insertadas.
Las actuaciones son buenas, pero Sam Rockwell se lleva las palmas con su extraordinaria interpretación de Barris en la que quizás sea la mejor actuación de su carrera. Su personaje es errático e impredecible, complejo y lleno de traumas de la infancia. Drew Barrymore hace un papel simple pero con mucho decoro, y Julia Roberts hace a un lado su imagen de chica buena e interpreta a una femme fatale. Recurre a todos los clichés, pero lo hace de forma competente, y sus escenas están manejadas de tal modo que el efecto es satisfactorio.
En cuanto al propio Clooney, evita que su personaje adquiera más importancia de la debida y permanece más como una presencia constante en el fondo sin necesidad de acaparar la atención de las cámaras. Gyllenhaal y Hauer hacen papeles menores pero los cumplen adecuadamente. Además, hay varios cameos de otros amigos de Clooney, aunque quizás el más divertido sea la aparición de Brad Pitt y Matt Damon como participantes de uno de los programas de concursos.
En conclusión, puedo decir que Confessions of a Dangerous Mind es una destacada opera prima, lo que augura un brillante futuro como director para Clooney. Más allá de que sea su debut como director, se trata de una película bastante entretenida, recomendada especialmente para quienes gustan del humor en tonos oscuros.
CONFESSIONS OF A DANGEROUS MIND
Director: George Clooney
Guion: Charlie Kaufman
Elenco: Sam Rockwell, Drew Barrymore, Julia Roberts, George Clooney, Maggie Gyllenhaal, Rutger Hauer.
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