Werner Herzog, legendario director, guionista y productor de cine, además de actor, escritor y director de ópera, quien es además considerado como uno de los pioneros del nuevo cine alemán, cumple el día de hoy 82 años de edad.
Publicado originalmente hace diez años, el libro expone las ideas de Herzog acerca del valor de la experiencia y vivir la vida al máximo como herramientas esenciales para la creatividad, y de cómo pueden alimentar una carrera de mejor manera que pasar años en una escuela.
La siguiente sección son algunos extractos del libro, y al fondo encontrarán la lista que el propio Herzog destiló para cerrar el mismo. Aunque su intención original era ofrecer una serie de idealistas pero prácticos consejos a futuros directores de cine, la precisión y alcance de la gran mayoría de sus ideas puede aplicar de igual manera a cualquier actividad creativa, y por ello decidí que sería buena idea compartir mi traducción de estos consejos.
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El mejor consejo que puedo ofrecer a cualquiera que desee integrarse al mundo del cine, es no esperes a que el sistema financie tus proyectos ni permitas que otros decidan tu destino. Si no te puedes permitir hacer una película de un millón de dólares, consigue 10,000 y prodúcela tú mismo. En estos días eso es más que suficiente para hacer un largometraje.
Cuídate de buscar empleo en un inútil trabajo como secretario/a al fondo de una compañía de producción. Si no tienes algún impedimento físico, mejor intégrate al mundo real. Recógete las mangas y busca trabajo como sacaborrachos en un club de sexo, como guardián en un asilo mental, o como operador de equipo en el rastro local. Conduce un taxi por seis meses y tendrás suficiente dinero para hacer una película. Muévete a pie y aprende algún oficio o actividad que no tenga nada que ver con cine. Hacer películas, igual que la gran literatura, requiere tener experiencia de vida.
Lee a Conrad o Hemingway y notarás cuánta vida real hay en sus libros. Mucho de lo que ves en mis películas no es inventado, viene de la vida misma, mi propia vida. Si tienes una imagen en la cabeza, aférrate a ella porque, por remota que parezca la posibilidad, quizá en algún punto puedas usarla en una película. Siempre ha tratado de transformar mis propias experiencias y fantasías en cine.
Mi escuela de cine permitiría experimentar un clima de excitación mental y produciría gente con espíritu y una fuerte motivación interna, con un fuego interior. Al final eso es lo que crea películas. Es inevitable que el conocimiento técnico se vuelva obsoleto, siempre será más importante la capacidad de adaptarse al cambio. En mi utópica academia de cine habría un enorme salón con un ring de boxeo en un rincón. Los participantes trabajarían todos los días con un entrenador para aprender a hacer piruetas, malabares y trucos de magia. No sé si para cuando salgas seas un director de cine o no, pero al menos lo harías como un seguro y temerario atleta. Luego de todo este vigoroso trabajo físico, siéntate con calma y aprende cuantos idiomas sea posible. El resultado final sería como los caballeros de antaño que sabían montar a caballo, blandir una espada y tocar el laúd.
Si un director de cine no tiene otras piernas que lo sostengan, puede quebrarse con facilidad. Cuando alguien sabe ordeñar una vaca, hay algo sólido acerca de él. Un granjero que cultiva papas o cría ovejas jamás será ridículo, ni tampoco un ganadero o un chef capaz de alimentar a una mesa llena de hambrientos comensales. El hombre de 86 años que me trajo una botella de su viñedo antes del estreno en Boloña de mi primera ópera nunca será una vergüenza, pero el productor de cine que toma cada oportunidad de estar en la alfombra roja y pule sus premios siempre se verá como un tonto. He visto a dignos chelistas y fotógrafos de noventa y nueve años, pero nunca a un director de cine. Mi forma de lidiar con lo inevitable es salir de mi trabajo cada que puedo. Viajo a pie, monto óperas, crío niños, cocino, escribo. Me enfoco en cosas que me dan independencia más allá del mundo del cine.
Las cosas rara vez pasan de la noche a la mañana. Un director de cine debería estar preparado para muchos años de duro trabajo. Ese solo esfuerzo puede ser saludable y exhilarante.
- Siempre toma la iniciativa.
- No está mal pasar una noche en la cárcel si significa obtener la toma que querías.
- Envía a todos tus perros y puede que uno regrese con la presa.
- Jamás te revuelques en tus problemas. La desesperación debe ser siempre breve y privada.
- Aprende a vivir con tus errores.
- Expande tu conocimiento y comprensión de música y literatura, tanto antigua como moderna.
- El rollo de celuloide virgen en tus manos podría ser el último que existe, así que haz algo impresionante con él.
- No existe excusa alguna para no terminar una película.
- Siempre lleva contigo una cortadora de pernos.
- Frustra a la cobardía institucional.
- Pide perdón, no permiso.
- Toma tu destino en tus propias manos.
- Aprende a leer la esencia interior de un paisaje.
- Enciende el fuego interior y explora territorio desconocido.
- Camina siempre de frente, jamás te desvíes.
- Maniobra y engaña, pero cumple siempre.
- No temas al rechazo.
- Desarrolla tu propia voz.
- El punto sin retorno es el primer día.
- Reprobar una clase de teoría de cine es como una medalla de honor.
- La casualidad es la energía vital del cine.
- Lo mejor son las tácticas de guerrilla.
- Cobra venganza si es necesario.
- Acostúmbrate al oso detrás de ti.
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