viernes, 15 de septiembre de 2023

Bill Willingham pone a Fables en el dominio público

Ayer circuló la noticia de que el aclamado autor de cómics Bill Willingham había decidido poner la popular serie de fantasía Fables, hasta ahora publicada por DC Comics a través de sus sellos Vertigo y DC Black Label, en el dominio público. La serie debutó en mayo de 2002 y concluyó en mayo de 2015, y a la fecha goza de gran popularidad, con tomos disponibles en varios formatos, y 12 nuevos números publicados desde el año pasado para celebrar su vigésimo aniversario.

El autor tomó la decisión luego de una larga serie de disputas contractuales con la editorial, y realizó el anuncio mediante un comunicado de prensa, mismo que me tomé la libertad de traducir para compartir en esta misma publicación.

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Fables Entra al Dominio Público

15 de septiembre de 2023

Por Bill Willingham

Para su difusión inmediata

A partir de hoy, 15 de septiembre de 2023, la propiedad de cómics Fables, incluyendo todos sus personajes y derivados, forma parte del dominio público. Lo que alguna vez fue propiedad absoluta de Bill Willingham pertenece ahora y para siempre a todo el mundo. Está hecho, y cama la mayoría de expertos les pueden confirmar, una vez hecho no se puede deshacer. Dar marcha atrás no está contemplado y no es posible.

¿Por qué hacer esto?

Hay varias razones, y es algo que he pensado por algún tiempo. Sin ningún orden particular, son las siguientes:

1) Practicidad: Cuando firmé con DC Comics el contrato de publicación para mi serie propiedad del creador, la compañía era dirigida por hombres y mujeres íntegros y honestos que (mayormente) interpretaban los detalles de dicho acuerdo de forma justa y abierta. Cuando de forma inevitable surgía algún problema, lo resolvíamos como mujeres y hombres razonables. Desde entonces, a lo largo de cerca de veinte años, esas personas se han ido o fueron despedidas, sólo para ser reemplazadas por una puerta giratoria de extraños sin una aparente integridad, que ahora eligen interpretar cada faceta de nuestro contrato de maneras que benefician sólo a DC Comics y las compañías que la manejan. En una época las propiedades de Fables estuvieron en buenas manos, pero ahora, debido al desgaste y reemplazo de personal, han caído en malas manos.

No puedo demandar a DC para obligarlos a cumplir con la letra y espíritu de nuestros longevos acuerdos, pues incluso ganar esa clase de demanda requeriría una ridícula cantidad de dinero de mi bolsa y varios años de mi vida (tengo 67 años de edad y tiempo no me sobra), así que, inspirado por los principios de la guerra asimétrica, decidí tomar un enfoque distinto y enfrentarlos en una arena diferente.

Lo único en nuestro contrato que los abogados de DC no pueden disputar o reinterpretar a su beneficio es que soy el único dueño de la propiedad intelectual. Puedo venderla o regalarla a quien yo quiera. Elijo regalársela al mundo entero. Si no pude prevenir que Fables cayera en malas manos, al menos de este modo puedo lograr que también caiga en muchas buenas manos. Dado que en verdad creo que hay bastante más gente buena que mala en el mundo, cuento eso como una victoria.

2) Filosofía: A lo largo de más o menos la última década, mis ideas sobre cómo reformas las leyes de copyright y marcas registradas en este país (y supongo que en otros) han sufrido una transformación radical. Las leyes vigentes son producto de poco éticos tratos privados para mantener marcas y copyright en manos de grandes corporaciones, que pueden permitirse comprar los resultados que deseen.

En mi plantilla de la reforma radical que me gustaría para esas leyes, me gustaría que cualquier propiedad intelectual pertenezca a su creador original por un periodo de veinte años a partir de su primera publicación y después pase al dominio público para que todos puedan usarla. En cualquier momento antes de que expire ese plazo de veinte años, el dueño de la PI puede venderla a cualquier otra persona o entidad corporativa, que tendría su uso exclusivo por un máximo de diez años. Y eso es todo. No puede volver a venderse y pasa al dominio público. Así que cualquier propiedad intelectual puede ser de uso exclusivo por un máximo de treinta años y no más, sin excepción alguna.

Claro que, si voy a creer en ideas así de radicales, sería hipócrita de mi parte no ponerlas en práctica. Fables ha sido mi bebé por alrededor de veinte años. Es hora de dejarlo ir. Y ésta es mi primera prueba de ese proceso. Si funciona, y no veo razones legales para que no lo haga, esperen verlo con otras propiedades en el futuro. Ya que DC o alguna otra entidad corporativa no son los dueños de la propiedad, no tienen injerencia alguna en esta decisión.

¿Exactamente qué fue lo que hizo DC Comics para provocar esto?

Demasiadas cosas para listar de forma exhaustiva, pero aquí destaco algunas: A lo largo de los años de mi relación de negocios con DC, tanto con Fables como con otras propiedades intelectuales, DC siempre ha violado sus acuerdos conmigo. Por lo regular eran cuestiones menores, como olvidar pedir mi opinión sobre los artistas para nuevas historias o portadas, o los formatos de nuevas colecciones y cosas por el estilo. En esas ocasiones, al llamar su atención al respecto, de forma automática decían, "Perdón, otra vez se nos pasó consultar contigo. Se nos fue por entre las grietas". Usan esa frase tan a menudo y de forma tan inmediata que tuve que prohibirles que la usaran otra vez. Es común que se retrasen con los reportes de regalías, y suelen reportar menos de lo que corresponde, lo que me obliga a poner presión para que paguen el resto de lo que me deben.

A últimas fechas sus prácticas han ido más allá de esas molestias menores, lo que ha provocado enfrentamientos. Primero trataron de arrebatarme la propiedad de Fables. Cuando Mark Doyle y Dan Didio me contactaron con la idea de traer de vuelta a Fables para su vigésimo aniversario (desde entonces ambos caballeros han sido despedidos por DC), durante las negociaciones contractuales para el nuevo material, sus negociadores legales trataron de condicionar el trato para que mi labor fuera trabajo por encargo, lo que de forma efectiva e irrevocable dejaría la propiedad en manos de DC. Cuando eso no funcionó, su excusa fue, "Perdón, al iniciar esta negociación no habíamos leído su contrato. Creímos que la propiedad era nuestra".

Más recientemente, mientras tratábamos de resolver nuestras muchas diferencias, los representantes de DC admitieron que su interpretación de nuestro acuerdo de publicación, así como el subsecuente acuerdo de derechos para otros medios, era que podían hacer lo que quisieran con la propiedad. Que podían cambiar historias y personajes como ellos quisieran. Que no tenían obligación alguna de proteger la integridad y valor de la propiedad intelectual, ya fuera de ellos mismos o de terceros (como Telltale Games) que quisieran alterar de forma radical a los personajes, locaciones, historia y premisas de la historia (he leído el guion que trataron de ocultarme durante un par de años). Y que tampoco me debían dinero alguno por licenciar a terceros los derechos de Fables, pues esa clase de licencias no estaban contempladas en nuestro acuerdo original de publicación.

Cuando más adelante cedieron en algunos de esos puntos durante una llamada de conferencia, por teléfono me prometieron pagar el dinero que me debían por haber licenciado Fables a Telltale Games. ero a la hora de ejecutar el nuevo acuerdo, renegaron de su palabra y ofrecieron pagar la cantidad prometida como una "tarifa de consultoría", lo que evitaba el precedente de admitir que se trataba de dinero que me debían, e incluía un acuerdo de confidencialidad que me impediría decir nada que fueran elogios acerca de Telltale o la licencia.

Y cosas por el estilo. Claro que hay mucho más pero, como dije, esto es algo de lo más notorio. En ese punto, ya que no estaba de acuerdo con ninguna de sus nuevas interpretaciones de nuestros viejos acuerdos, entramos en conflicto. Prácticamente me retaron a demandarlos para exigir mis derechos, sabiendo que sería un largo y desgastante proceso. Así que empecé a considerar otras formas de proceder.

¿Te preocupa lo que DC pueda hacer ahora?

No. Les di años para hacer lo correcto. Intenté razonar con ellos, pero no se puede razonar con alguien irracional. Usaron esos años para hacer promesas que me tranquilizaran y para mentir sobre su dedicación a asegurarse de resolver las cosas mientras alargaban la negociación tanto como fuera posible. Les di la oportunidad de renegociar desde cero los contratos para poner todo en lenguaje no ambiguo, e ignoraron esa oferta. Les di la oportunidad, en dos ocasiones, de romper nuestros contratos y tomar caminos separados, y también ahí me ignoraron. Traté de pasar por encima de ellos y lidiar directamente con sus nuevos amos corporativos, para tal vez hallar a alguien dispuesto a negociar de buena fe, y bloquearon todos mis intentos. (Los reto a intentar que cualquier directivo en DC identifique a la persona a quien le reporta en la escalera corporativa). En todo caso, sin darles detalles, hace meses les advertí que este momento se acercaba. Les dije que lo que iba a hacer era "tanto ético como legal". Y ahora ha sucedido.

Debo señalar que mis contratos con DC Comics siguen en efecto. No hice nada para romperlos y no puedo terminarlos de forma unilateral. No puedo publicar Fables a través de ninguna otra editorial. No puedo autorizar una película de Fables si no es a través de ellos. Tampoco puedo licenciar juguetes o loncheras de Fables, no cualquier otra cosa. Y ellos todavía tienen que pagarme por los tomos que publiquen. No pienso renunciar a nada de ese otro dinero que me deben. De una u otra forma pretendo recibir el 50% que me deben por los tratos con Telltale Games y algunas otras cosas.

Pero ustedes, los nuevos propietarios del 100% de Fables, no firmaron ningún acuerdo. Para bien o para mal, DC y yo seguimos atrapados con el otro, quizás para siempre, en este infeliz matrimonio.

Pero ustedes no.

Si entiendo correctamente la ley (y sepan que la ley de copyright es un enredo, deliberadamente vago y turbio, y es difícil que dos abogados, incluso entre los que se especializan en leyes de copyright y marcas, se pongan de acuerdo en algo), ahora ustedes tienen el derecho de hacer películas o series animadas de Fables, o publicar sus propios cómics y fabricar sus juguetes de Fables, o hacer lo que quieran con la propiedad, porque es eso, su propiedad.

Mark Buckingham es libre de hacer su versión de Fables (y en verdad espero que lo haga). Steve Leialoha es libre de hacer su versión de Fables (que me encantaría ver). Y lo mismo para todos. No tienen que pedirme permiso (aunque, dependiendo de sus planes, pueden obtener mi bendición). Tampoco necesitan el permiso de DC o de nadie más. Ustedes jamás firmaron con DC los mismos acuerdos que yo sí.

Para mí fue un gusto y placer absoluto darles historias de Fables por los pasados veinte años. Ahora ansío ver lo que ustedes hacen con esto.

Para preguntas o más información pueden contactar a Bill Willingham en:

william.thomas.willingham@gmail.com

Por favor incluyan “Fables Public Domain” en el título para que no los confunda con publicidad de Netflix.

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