El cine de monstruos, o creature features, como también se conoce en inglés a estas producciones, siempre ha gozado de buena popularidad entre los aficionados al cine que buscan un rato de entretenimiento, y desde hace casi 50 años los tiburones se convirtieron en una adición regular a este subgénero del horror gracias al éxito de Jaws (Tiburón, 1975), el clásico de Steven Spielberg que se convirtió en el primer gran blockbuster de verano.
El éxito de aquella cinta provocó muchos imitadores, con resultados disparejos y en ocasiones divisivos. El tono de estas cintas también varía mucho, desde tratar de emular el suspenso de Jaws (como The Shallows o 47 Meters Down) hasta optar por quedarse con los aspectos más ligeros o incluso ridículos de mostrar humanos enfrentando al temible depredador marino, donde quizá nada supera el descarado camp de B-movies de la saga de Sharknado.
The Meg (Megalodón) tiende a lo segundo, dejando de lado el horror y suspenso para enfocarse en la acción y aventura con algunos sobresaltos, lo que parece más a tono con una película cuyo elenco es encabezado por Jason Statham. La película está inspirada en Meg: A Novel of Deep Terror, novela de 1997 de Steve Alten que pasó más de diez años en desarrollo en Disney antes de por fin llegar a la gran pantalla vía Warner Bros. Pictures.
La película fue dirigida por Jon Turteltaub sobre un guion de Dean Georgaris, Jon Hoeber y Erich Hoeber. Acompañan a Statham en el elenco Li Bingbing, Rainn Wilson, Ruby Rose, Winston Chao y Cliff Curtis. La cinta se estrenó en Estados Unidos en agosto de 2018, y pese a las críticas encontradas se convirtió en un éxito de taquilla al recaudar más de 500 millones de dólares alrededor del mundo, triplicando su presupuesto de producción.
La historia sigue a Jonas Taylor (Statham), un buzo de rescate especializado en trabajo a gran profundidad. Un intento de rescate en las costas de Filipinas sale mal y, pese a lograr sacar a la gente atrapada, Jonas pierde a sus compañeros luego de que el submarino es golpeado por algo que el veterano buzo asegura es una criatura prehistórica surgida de las profundidades del océano. Tras ese incidente Jonas perdió credibilidad y se retiró.
Cinco años después, el multimillonario Jack Morris (Wilson) visita Mana One, una instalación de alta tecnología financiada por él, donde un equipo comandado por el Dr Minway Zhang (Chao) está a punto de hacer un espectacular descubrimiento: una región submarina más profunda que lo que se creía era el fondo del Océano. Pero la expedición sufre un contratiempo al enfrentar a la fauna que habita ese lugar y su sumegible queda varado.
Ante la urgencia de montar una misión de rescate antes de que se les agote el oxígeno, James "Mac" Mackreides (Curtis), director de operaciones, sugiere contactar a Jonas, con quien trabajó en el pasado. Junto con Zhang y Morris viaja a Tailandia para hablar con él, y sólo logran convencerlo de ayudarles una vez que le informan que su ex esposa Lori (Jessica McNamee) es parte de la tripulación atrapada en las profundidades.
Jonas enfrenta también la oposición del Dr. Heller (Robert Taylor), médico en Mana One que años atrás contribuyó a destruir su reputación al afirmar que sus declaraciones sobre un monstruo en el fondo del mar habían sido producto de una psicosis temporal causada por la alta presión en el fondo del mar, y de Suyin (Li Bingbing), hija de Zhang, quien no está convencida de que sea la persona idónea para llevar a cabo el rescate.
La misión tiene un éxito parcial, y aunque confirma que Jonas no estaba loco y que aún hay al menos un megalodón (tiburón prehistórico) vivo, el problema es que el enorme depredador ha emergido de las profundidades, lo que amenaza no sólo el equilibrio del ecosistema marino y la vida de la fauna del Pacífico, sino muchas actividades humanas, por lo que es urgente desarrollar un plan para lidiar con la enorme criatura antes de ocurra otra tragedia.
La historia adquiere un tono de aventuras mientras el equipo intenta idear el modo de cazar al hambriento depredador con los recursos a su alcance al tiempo que lidian con conflictos interpersonales, como la relación entre Jonas y el Dr. Heller, la renuencia de Morris a hacer algo que pudiera afectar sus intereses económicos, o la aparente atracción entre Suyin y Jonas, que se ha encariñado con Meiying (Sophia Cai), la pequeña hija de ella.
Otros miembros del equipo de Zhang que ayudan a planear la cacería son Jaxx (Rose), una ingeniera a cargo de desarrollar mucho del equipo de Mana One, "Wall" (Ólafur Darri Ólafsson), compañero de Lori en la inmersión anterior, y DJ, ingeniero a cargo de la operación de parte del equipo, y me parece una lástima que el guion no se tome un poco de tiempo para darles mayor desarrollo, sobre todo porque existe una buena química entre ellos.
Si bien a mucha gente parece molestarle que la película opte por convertirse en una historia de monstruos más cercana al viejo cine de aventuras o las b-movies de décadas pasadas, encuentro refrescante que no todo mundo intente emular el tono de Jaws (Tiburón), ejercicio que la mayoría de las veces resulta frustrante y sirve sólo para recordarnos por qué el clásico de Steven Spielberg es considerada como el perfecto blockbuster de verano.
En realidad no me queda claro por qué alguien podría haber esperado que The Meg fuera otra clase de película. Su director, Jon Tutelbaum, nunca se ha caracterizado por hacer películas de suspenso o terror, y en cambio es conocido por comedias que a menudo toman premisas absurdas y se regodean en las posibilidades de llevar esas ideas a los extremos más bobos, como es el caso de National Treasure y su secuela, o de The Sorcerer's Apprentice.
Es evidente que la intención de Turtelbaum y los guionistas nunca fue hacer una historia de horror y suspenso, sino crear una emocionante aventura aderezada con algunos sobresaltos y muchos chispazos de humor, para lo cual Statham es justo el protagonista ideal, pues no sólo tiene es alguien que ha perfeccionado su forma de interpretar el rol de un héroe, sino que tiene un sutil sentido del humor que parece abrazar lo absurdo de cualquier situación.
En todo caso, la única parte que no funciona, y eso no es culpa del popular actor británico, es que todo intento por crear la sensación de un posible romance entre Jonas y Suyin se siente vacío debido a que no existe química entre ellos, al menos no como potencial pareja. Por fortuna esto no se hace tan notorio gracias a lo bien que Statham trabaja junto a la pequeña Sophia Cai, lo que al menos justifica que parezca dispuesto a intentarlo.
Eso me lleva a otro tema que me parece importante. Más allá de que la historia se desarrolla en la cuenca del Pacífico, lo que hace importante la inclusión de talento local, me queda claro que enfocarse en actores populares en China, como es el caso tanto de Li Bingbing como de Winston Chao, tiene más que ver con la intención de atraer al público de una de las taquillas más importantes en el mundo que con dar credibilidad y realismo a la historia.
Aun así, me parece absurdo lanzar acusaciones sobre "inclusión forzada", pues más allá de la razón para abrir espacio en el elenco para actores provenientes de otras partes del mundo, la historia justifica dejar atrás los viejos estereotipos de casting, aunque quizá hubiera ayudado usar las locaciones del sureste asiático como algo más que paisajes exóticos llenos de potenciales víctimas para el megalodón, pero insisto en que la película no se toma a sí misma demasiado en serio.
Me parece importante hacer énfasis en eso último porque también he visto quejas acerca de la falta de rigor científico en la historia. Vamos, trata sobre la amenaza de una especie prehistórica que se creía extinta y, en efecto, no hay una explicación sobre como sobrevivió en un entorno extraño sin acusar ninguna clase de evolución o adaptación a su entorno, ni sobre cómo puede sobrevivir a reintegrarse a la vida oceánica a pesar de las diferencias con su hábitat.
Y la verdad me parece ocioso pedir realismo en una película en que es tan evidente que tiene como objetivo entretener. The Meg sabe lo que es y se regodea en ello, de mano de gente que se las arregla para mezclar acción y aventura con una buena dosis de humor, además de incluir un puñado de referencias a Tiburón o al cine de monstruos que me llevan a pensar que se trata de una cinta más astuta y bien hecha de lo que muchos le dan crédito.
Otra queja bastante común es que no haya más sangre y carnicería en una cinta que tiene como antagonista a un depredador de más de veinte metros, pero me queda claro que esa fue una decisión consciente de sus realizadores. Basta con darse cuenta de que la cinta recibió la clasificación PG-13 (usualmente equivalente a "B" en México) a fin de no renunciar a un sector demográfico que suele ser vital para el éxito de cualquier estreno de verano.
En ese sentido, estoy convencido de que fue una buena decisión de los realizadores el haber reemplazado las escenas potencialmente más violentas de una película de monstruos con secuencias que evocan las viejas películas de desastres: haciendo énfasis visual en la amenaza que se cierne sobre gente que no sospecha que está en peligro, y creando sobresaltos mediante apretados escapes o emocionantes persecuciones.
Al final del día, The Meg es una simple pero sólida película de monstruos, llena de personales básicos pero bastante agradables que, armada con un sólido sentido del humor y un puñado de emocionantes escenas alrededor de una épica criatura y un excelente héroe de acción, se siente como algo más cercano a las viejas películas de matiné que a cualquier cinta de horror, con todo lo predecible o familiar que ello implica.
Es decir, es justo lo que solíamos esperar de un blockbuster de verano: algo menos de dos horas de diversión que no le van a cambiar la vida a nadie, pero no por ello resultan menos disfrutables. Como ya comenté, la cinta fue un éxito de taquilla, lo que llevó a la realización de una secuela, Meg 2: The Trench (Megalodón 2: El gran abismo), que fue la razón para revisitar y reseñar esta película. Pero ya escribiré acerca de ella en un par de días.
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