Este fin de semana por fin se estrena en Estados Unidos The Amazing Spider-Man 2, aunque en distintas partes del mundo, incluyendo México, se estrenó hace un par de semanas, así que me disculpo por la tardanza en publicar esta reseña. Por otro lado, considerando lo abandonado que he tenido el blog, es probable que nadie esperase leerla.
Con la mayor parte del elenco también de regreso en sus respectivos papeles, esta película eleva el nivel de intensidad, ofreciendo un poco más de acción que su antecesora, pero también incrementando el drama que es parte integral de la vida del popular y juvenil héroe.
Aquí vemos a Peter Parker (Andrew Garfield) más confiado y seguro en su papel de héroe, pero que sigue teniendo problemas en su relación personal con Gwen Stacy (Emma Stone), sobre todo por el sentimiento de culpa que lo agobia por la promesa que hizo a su padre antes de su muerte, cuando se comprometió a no permitir que ella fuera puesta en riesgo por su doble vida. Ese conflicto emocional es el centro de la historia en The Amazing Spider-Man 2 pero, fiel a la tradición iniciada por Stan Lee para nuestro héroe, incluye múltiples complicaciones más.
Desde la película anterior se hizo énfasis en establecer a Oscorp, la compañía fundada por Norman Osborn (Chris Cooper) como parte importante en la historia, y aquí se trabaja bajo la misma línea. Max Dillon (Jamie Foxx) es un ingeniero eléctrico introvertido e inseguro, que es abusado por sus superiores. Forzado a hacer algunas reparaciones de último momento sin asistencia alguna o las medidas de seguridad necesarias, Max es víctima de un accidente que le proporciona poder más allá de sus sueños.
Decidido a utilizar este nuevo poder para asegurarse que el mundo deje de menospreciarlo e ignorarlo, Max intenta absorber energía de la red eléctrica de Manhattan, poniendo en riesgo a los habitantes de la Gran Manzana y provocando la intervención de nuestro héroe. Convencido de que Spider-Man sólo pretende robarle su recién ganada notoriedad, Max se deja llevar por la frustración embotellada a lo largo de los años. Ésta es aprovechada por Harry Osborn (Dane Deehan), heredero de Norman, quien tiene sus propios motivos para acusar a Spider-Man de ser un egoísta arrogante, y le propone unir fuerzas para destruirlo.
Si tener que lidiar con los egos lastimados de dos peligrosos sociópatas al tiempo que intenta salvar su relación sentimental no fuese suficiente, Peter también sufre mientras intenta develar el misterio tras la repentina salida de su vida de sus padres, lo que lo lleva a una emocional discusión con la Tía May (Sally Fields) en busca de develar los secretos de su pasado de una vez por todas y sin importar las consecuencias. ¿Puede el héroe mantener su cordura y evitar que su vida se caiga a pedazos en medio de tantos conflictos?
La película me agradó bastante. No es ningún secreto que Spider-Man es mi héroe favorito desde hace casi treinta años, y como aficionado al personaje tengo que decir que estoy impresionado y emocionado por la forma en que Webb y compañía han capturado la esencia del personaje más allá de todas las licencias que se tomaron al adaptar su mitología. El idealismo y optimismo que caracterizan al personaje son retratados fielmente, igual que su inquebrantable sentido de la responsabilidad, con todo y la tendencia a convertirlo en una malsana obsesión con asignarse culpas que no le corresponden.
El trabajo de caracterización que Marc Webb logra con apoyo de sus actores, en particular Garfield, Stone y Fields, es sobresaliente, y sigo pensando que fue justo por su habilidad para dar profundidad a sus personajes que fue elegido para dirigir el reboot de Spidey a pesar de jamás haber trabajado en nada que pudiera indicar un interés en hacer cine de aventuras, acción o superhéroes. También destaca el trabajo de Dane Dehaan, quien se roba cada escena en que participa.
Me gustó también el manejo del humor en la película, pues es otro sello característico del personaje, y quien no lo crea es que realmente no ha leído o no ha puesto suficiente atención a los cómics. Y aunque mi entusiasmo pudiera apuntar a que se trata de una película perfecta, la verdad es que no lo es. Su mayor problema es que no tiene un ritmo narrativo balanceado, se vuelve demasiado lenta en algunas partes y un tanto acelerada en otras, pero a pesar de ello al final sale bien librada al equilibrar de buen modo sus elementos de comedia, drama, romance y acción.
En ese último aspecto, también es necesario hablar del trabajo de coreografías y el diseño de las secuencias de acción. Si bien hay gran cantidad de material generado por computadora (que luce espectacular en 3D, sobre todo si tienen oportunidad de ver la película en una pantalla IMAX o Macro XE), hay muchas otras partes donde se utilizó a un acróbata y practicante regular de parkour, dotando de naturalidad a muchas de las proezas físicas que Spidey ejecuta de manera regular en las escenas que no son de pelea.
En términos generales, la película me gustó más que la entrega anterior, y me hace pensar que todavía hay mucho por sacarle a esta versión del personaje. Tan es así, que además de confirmar que habrá una cuarta película en adición a las tres que se tenían anunciadas, Sony Pictures ya trabaja en dos proyectos derivados, Venom y The Sinister Six, con al menos uno de los dos teniendo su origen en escenas que vimos en esta película.
En conclusión, The Amazing Spider-Man 2 es una entretenida y sentimental película de superhéroes, capaz de emocionar y frustrar, de hacer reír o incluso llorar a la audiencia, y me parece que cualquier producto capaz de provocar reacciones sentimentales es porque algo está haciendo bien. Película altamente recomendada para público de todas las edades.
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