En anteriores entregas he escrito sobre los formatos en que se publican los cómics, pero hay un par de variantes que no había considerado, y que podrían considerarse como el pasado y el futuro del medio: tiras cómicas y webcomics. Los webcomics son un mundo aparte que merece ser analizado a fondo, así que los dejaré para otra ocasión y por ahora me concentraré en las tiras cómicas y las razones por las que me parece importante incluirlas en la familia del arte secuencial.
Al hablar de tiras cómicas, o comic strips como se les conoce en inglés, quizás muchos piensen de inmediato en cosas como Mafalda, Garfield, Peanuts u otro título popular, y es posible que lo vean como un medio emparentado con los cómics pero independiente de ellos. Y tienen razón, pero sólo en parte. Las tiras cómicas suelen ser autocontenidas y tienen un corte humorístico. Un formato común es usar tres o cuatro viñetas para plantear una situación y explotar un remate.
Pero eso es interpretar a un medio como si no hubiera espacio para variaciones, algo que he criticado en varias ocasiones. Existen tiras cómicas de tantos géneros y temáticas como en cualquier otro género narrativo. Aunque muchas cuentan mini historias en su limitado espacio, hay autores que hacen que cada entrega se sume a un arco narrativo más grande. De hecho, la necesidad de que cada tira se entienda por separado viene del mismo formato. Las tiras son distribuidas por sindicatos, que definen la periodicidad con que se publican.
Lo usual es dividirlas en tiras diarias (daily strips), publicadas de lunes a viernes, y tiras dominicales (Sunday strips), para los domingos. Según la popularidad de la tira y la velocidad del autor, pueden aparecer una o varias veces a la semana, y en los casos más populares se dan los cinco días hábiles y el domingo. Las tiras dominicales reciben más espacio (usualmente el doble) y en ocasiones se publican a color, debido a que es el día de mayor circulación para muchos diarios, y es común agrupar las tiras en un suplemento especial.
Descubrí la cercana relación entre tiras cómicas y cómics en esos suplementos dominicales. Los principales diarios mexicanos contaban (creo que todavía) con extensos suplementos de tiras, variados en contenido, y cuya primera plana solía ser una tira con una historia dividida en entregas. Entre ellas destacan Tarzan y El Príncipe Valiente (Prince Valiant). Esas tiras no tenían el formato usual, sino que parecían un cómic publicado una página a la semana, lo que era un tanto frustrante por el tiempo requerido para avanzar la historia.
En las páginas interiores del suplemento había más ejemplos de tiras que se acumulaban para formar historias, algunas con personajes conocidos (al menos para mí) a través de otros medios, y otras con personajes nuevos que pronto se convirtieron en algunos de mis favoritos, como Roldán el Temerario (Flash Gordon), El Fantasma (The Phantom), Dick Tracy, y eso sin olvidar casos como el del mismísimo Spider-Man.
Al correr de los años y mientras aprendía más sobre la historia del arte secuencial, entendí la importancia de las tiras cómicas en el origen y crecimiento de los cómics, así como su influencia en muchos de los pioneros del medio. Podría dedicar más líneas al tema, pero podría convertir esta columna en la más larga que haya escrito y no quiero abusar de la paciencia de mis lectores, así que dejo abierta la posibilidad de volver al tema en futuras entregas de esta columna. Hasta entonces.
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