Luego de ser testigo del amor mostrado a Jon Bogdanove en su reciente visita a México, y tras ver como todo mundo llevaba sus copias de La Muerte de Superman a firmar, con historias de lo mucho que representaba para ellos y cómo la seguían disfrutando veinte años después de su publicación, empecé a dudar de mis recuerdos.
Porque han de saber que nunca me gustó la historia.
Ahora me preguntaba si no habría pecado de soberbia o pasado por una etapa en que me sentía demasiado "maduro" para disfrutar historias simples de superhéroes, y necesitaba salir de la duda. Encontré la copia de la edición de Vid que le regalé a mi hermano y decidí releerla. No, no estaba equivocado. Realmente es una historia bastante mala.
Lo que debía ser un final emotivo, se siente frío y sin corazón, y aun así, parece que hay mucha gente que piensa todo lo contrario. Entiendo que para muchos es un cómic con un valor especial por cuestiones personales, sobre todo porque, al menos en México, hay toda una generación de lectores de cómics que tuvieron su primer acercamiento al mundo de la narrativa secuencial con esta historia, y que muchos otros tienen recuerdos personales ligados a esta historia, los cuales le dan un valor que va más allá de su contenido, pero se trata de un cómic que no me interesa reintegrar a mi colección bajo ninguna circunstancia.
Toda la saga de Doomsday apesta a improvisación, aunque hay evidencias de que Mike Carlin coordinó el trabajo de sus equipos creativos con meses de anticipación, pero la historia simplemente no funciona. Podrán decir lo que quieran, pero no hay forma de que me convenzan de que es una historia bien contada. La estela de destrucción que Doomsday deja a su paso se siente apresurada y vacía, y la larguísima secuencia de la pelea final carece de toda la emoción que debiera rezumar.
No pensaba siquiera escribir este texto, porque pensaba que sería volver a caer en un debate acerca del valor narrativo de una historia contra su impacto mediático, discutir otra vez acerca del valor del cómic como arte popular o entretenimiento en contraposición al hecho de que para las grandes editoriales es más importante vender copias que contar historias, y no estaba seguro de estar de humor para hacerlo. Hasta que me encontré con este video de Harlan Ellison en su recién creado Canal Oficial en YouTube.
Con su peculiar estilo, Ellison no sólo critica la decisión de "matar" a Superman, si no que aprovecha para explicar por qué la especulación en nuestros días es una idiotez, y lo hace en unos cuantos segundos. Por otro lado, sólo para aclarar que puedo disfrutar historias simples de superhéroes, y para ejemplificar porque considero que La Muerte de Superman es una historia mal contada, un par de ejemplos, bastante relacionados.
Tras negarse a ayudar a otros criminales a matar a Superman, Luthor es víctima de atentados, así que Superman le da un reloj como el de Jimmy para casos de emergencia. Después, el héroe construye un laboratorio orbital para que Luthor tenga libertad de trabajar en bien de la humanidad sin necesidad de preocuparse por su seguridad. Un día Superman recibe una señal de alerta del reloj de Luthor, y cuando acude en su ayuda cae víctima de una mortífera trampa con rayos de kriptonita preparada por el villano, que sólo fingió haberse reformado. Además, el villano secuestra a Jimmy, Lois y Perry para que sean testigos de su victoria final.
Con Superman muerto, Luthor regresa a la Tierra y se reintegra al bajo mundo criminal, quienes habían fingido los atentados en su contra como parte de su maquiavélico plan. Entonces aparece en escena Supergirl, que en ese entonces llevaba una existencia secreta como el arma de emergencia de su primo. Tras aprehender a Luthor, lo encoge y traslada a Kandor, a fin de que sea juzgado por kriptonianos por el crimen de haber asesinado a uno de los suyos, y es condenado a pasar la eternidad en la Zona Fantasma.
Supergirl entonces asume las responsabilidades de Superman, protegiendo al mundo con la ayuda del fiel Krypto. Se trata de una "historia imaginaria", pero sin duda es superior a lo hecho por Carlin y compañía más de treinta años más tarde, y contada en muchas menos páginas. La historia se reimprimió en 1979 en el DC Comics Digest #1, y también apareció en la colección The Greatest Superman Stories Ever Told, donde les aseguro que la versión de 1992 no tendría cabida.
La otra historia causará algo de extrañeza, pues se trata de un autor a quien parece estar de moda detestar: Brian Michael Bendis. Bendis ha tenido una larga estancia como escritor de la versión Ultimate de Spider-Man, y hace un par de años fue el responsable de matar al Peter Parker de esa continuidad, en una historia que se caracteriza por rebosar de la emotividad y sentimiento de los que carece La Muerte de Superman.
Y la considero así a pesar de estar ilustrada por Mark Bagley, un artista que, a pesar de ser un narrador visual bastante capaz, por cuestiones de estilo (no tolero sus inconsistentes rostros y "peculiar" anatomía) lo cuento entre mis artistas menos favoritos, y no sólo si se trata de Spider-Man.
Por otro lado, el argumento de que no cuenta porque no es parte de la continuidad oficial no aplica si hablamos de Dying Wish, historia publicada en The Amazing Spider-Man 698 al 700, la cual culmina con la muerte de Peter Parker en el Universo Marvel regular, pero eso lo comentaré en otra ocasión, pues apuesto a que este texto causará bastante molestia entre los fans de La Muerte de Superman como para sumar a los fans del único y original Peter Parker, quienes parecen esperar la oportunidad de linchar al talentoso Dan Slott.
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