Hace unas semanas publiqué mi comentario sobre The Old Guard, el cómic de Greg Rucka y Leandro Fernández publicado por Image Comics en 2017, y la razón para ello fue el inminente estreno de su adaptación como película, la cual por fin se estrenó en Netflix el pasado viernes.
La historia sigue a un grupo de inmortales que se ganan la vida como mercenarios en distintas partes del mundo mientras intentan ocultar su secreto del resto de la humanidad. El grupo es liderado por Andrómaca de Escitia, mejor conocida como Andy (Theron), y lo forman Booker (Schoenaerts), Yussuf "Joe" (Kenzari) y Nicola "Nicky" (Marinelli).
El grupo es contactado por Copley (Ejiofor), un ex agente de la CIA que los contrata para rescatar a un grupo de niños secuestrados en el sur de Sudán, pero la misión es una trampa diseñada para exponer su secreto, lo que los pone en la mira de un mogul de la industria farmacéutica que desea descifrar el secreto de su inmortalidad. Mientras tratan de reponerse del shock de verse expuestos, tienen una visión colectiva que les indica que se acaba de manifestar otro como ellos.
Andy va a buscar al nuevo inmortal y los demás se dirigen a una casa de seguridad. Nile Freeman (Layne) es una marine estadounidenses mortalmente herida durante un operativo en Afganistán, pero su rápida recuperación y la ausencia de cicatrices llaman la atención de sus superiores, que le ordenan trasladarse a Alemania para "más atención médica". Intenta hacer tiempo cuando Andy llega y la saca de la base. En el camino la convence de su nueva realidad (entretenida pelea de por medio) y la lleva a Francia para reunirse con los demás.
Ahí son nuevamente atacados, lo que parece sospechoso, pero no hay tiempo para analizar su situación pues lo más importante es tratar de escapar. Lo que sigue es una historia increíblemente humana que invita a la reflexión sobre distintos temas, desde la mortalidad hasta el valor de la familia, y todo ello aderezado con espectaculares secuencias de acción que mantienen al espectador al borde del asiento.
Habiendo leído el cómic, la historia no ofrece mayores sorpresas, lo que no significa que se vuelva predecible, pues ése no es el caso. Hay los suficientes cambios como para mantener el interés de la audiencia sin importar si conoce o no el material de origen, y el impresionante balance que Prince-Bythewood logra entre el drama humano y la acción hace que la película resulte igualmente atractiva para los aficionados del cine de superhéroes o para quienes gustan de material muy distinto.
Rucka respeta la trama principal de su cómic, pero agrega nuevos matices a la caracterización de sus personajes, de modo tal que, aunque Andy sigue siendo el centro de la historia, el grupo que la rodea recibe el desarrollo suficiente para permitir que la audiencia empatice con ellos y siga con interés el desarrollo de los acontecimientos, y la cuidada mano de Prince-Bythewood termina de redondear el excelente trabajo de adaptación.
El trabajo del elenco es digno de destacar, pues aunque desde Mad Max: Fury Road Hollywood y el mundo descubrieron que la capacidad para patear traseros por parte de Charlize Theron sólo era igualada por su talento interpretativo, siempre es un placer verla en esta clase de papeles. El resto del grupo de inmortales es interpretado por actores poco conocidos en el cine comercial, pero bastante respetados en Europa y en el circuito del "cine de arte", y todos ellos hacen un trabajo sobresaliente.
Por su parte, Kiki Layne ganó reconocimiento hace un par de años por If Beale Street Could Talk (Si la Colonia Hablara), pero ahora muestra que también puede ser una estrella de acción. También digno de mención es el trabajo de inclusión y diversidad, presente desde el cómic y trasladado a la pantalla de forma sutil y efectiva. El grupo tiene diversos orígenes étnicos, un par de personajes femeninos fuertes, y una pareja homosexual cuya relación es manejada con la naturalidad que debería ser norma y no sorpresa.
Mi única duda sobre la película era cómo funcionarían las secuencias de acción, pues he visto películas anteriores de la directora y sabía que podía manejar a los personajes sin problema en una película en que el espectador pudiera empatizar, pero no tenía idea de que tan bien integraría a su trabajo las peleas y escenas de combate, y ésa fue la gran sorpresa de la película, pues están perfectamente coreografiadas, además de que se filmaron y editaron de forma clara y permiten seguir lo que ocurre sin problema alguno.
Mi único pero, que es menor, es el desarrollo del personaje de Copley, pues a pesar de que sus motivos, reacciones y decisiones justifican a la perfección el rumbo que toma, me parece que la resolución de su arco personal se cerró de forma un tanto acelerada, pero considerando que el enfoque estaba en desarrollar a otros cinco personajes, me parece que se vuelve un problema menor en una película que resultó bastante satisfactoria.
Está por concluir la segunda miniserie del cómic, y es de destacar que Rucka y Prince-Bythewood parecen tan seguros de su trabajo que a lo largo de la historia se dieron el lujo de sembrar semillas para la potencial secuela, lo que parecen confirmar con una escena postcréditos que además cimenta el lugar de The Old Guard en el género de superhéroes. La película está disponible en Netflix, y se trata de una opción de entretenimiento bastante recomendable.
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