Con el éxito de la película The Old Guard luego de una semana de su estreno en Netflix, el nombre de Greg Rucka, autor tanto del guion como del cómic en que está basada anda en boca de muchos fans. Se especula que podría haber una secuela, quizás basada en la segunda miniserie de The Old Guard, recién concluida.
A fines de los noventa Rucka empezaba a hacerse de nombre como novelista gracias al éxito de sus primeras dos novelas Keeper y Finder, protagonizadas por Atticus Kodiak, guardaespaldas profesional. En más de una entrevista salió a colación que era lector de cómics y le gustaría escribirlos un día.
Eso llamó la atención de Joe Nozemack y Bob Schreck, cabezas de la naciente Oni Press. Tras un par de conversaciones ultimaron detalles para trabajar juntos, y pusieron a Rucka en contacto con Steve Lieber, artista de cómics entonces mayormente conocido por su trabajo en la versión post-Zero Hour de Hawkman, y muy pronto el proyecto estuvo en marcha. Whiteout fue una miniserie de cuatro números, y la historia cuenta la investigación del primer homicidio cometido en la Antártida.
El título, además de ser el nombre del líquido blanco usado para corregir errores de escritura o dibujo, hace referencia al término usado en inglés para referirse a las condiciones de poca o nula visibilidad que se dan durante una tormenta de nieve, cuando todo se torna blanco. De cierto modo es la contraparte de blackout (apagón), que se utiliza para denominar las condiciones de pobre visibilidad ante la oscuridad absoluta, producto de una falla eléctrica, cuando todo se ve negro. Hasta donde sé, whiteout no tiene una traducción al español.
Carrie Stetko es una alguacil de los Estados Unidos (US Marshall) que en el pasado tuvo algún desacuerdo no explicado con sus superiores, y como resultado fue asignada a cumplir sus funciones en el territorio más hostil y lejano donde podría tener jurisdicción: el Polo Sur. Así que la enviaron a la estación polar McMurdo, propiedad de los Estados Unidos en la Antártida. Y ahora está por convertirse en el primer oficial de la ley en investigar un homicidio en ese helado continente.
A primera vista podría parecer una investigación bastante simple, pues el reducido personal de la estación significa que no hay muchos posibles sospechosos. El problema es que se avecina una tormenta que, además de crear las condiciones de pobre visibilidad ya mencionada, provoca una interferencia electrónica en todos los sistemas de comunicación, lo que la imposibilita de solicitar apoyo, y genera un caos peculiar, pues mucho del personal es evacuado a otras instalaciones.
Entonces aparece en escena Lilly Sharpe, oficial de la ley asignada a la estación polar británica, ubicada a unos kilómetros de McMurdo, quien sería el equivalente a Carrie en aquella estación y bajo las circunstancias se convierte en el único apoyo con que cuenta para intentar atrapar al asesino antes de que mate al resto del personal que queda en la estación.
Pero muy pronto la marshall empieza a sospechar que Sharpe es en realidad una agente del MI-6, y no sabe si puede confiar en una espía del Servicio Secreto británico que podría tener sus propias razones para haber aparecido de la nada y dispuesta a ayudar.
Rucka usa las peculiares circunstancias para maximizar la intriga y misterio. A lo largo de los años se ha ganado una reputación por escribir buenos personajes, y desde Whiteout era evidente. A través de diálogos e interacciones crea un pequeño pero interesante grupo de personajes y los desarrolla mientras avanza la trama. Carrie y Lilly son un peculiar dúo de detectives trabajando contra reloj, pues deben hallar al asesino antes de que mate a todos en McMurdo. La caracterización de ambas es impecable y evita el uso de clichés.
Por su parte, Lieber se ganó excelentes críticas por su trabajo en esta serie. Se sabía que era un buen narrador gráfico, pero su capacidad para recrear el inhóspito ambiente de la Antártida en un cómic publicado en blanco y negro llamó la atención de lectores, colegas y editores. Sus personajes también son muestra de su gran versatilidad, pues dota a cada uno de su propia identidad visual, incluso con las limitaciones impuestas no sólo por el uso de blanco y negro, sino porque todos usan ropa similar.
En 2009 se estrenó una película protagonizada por Kate Beckinsale supuestamente inspirada en el cómic, pero lo único que tiene en común con éste es la idea central de una agente federal de los Estados Unidos que investiga un homicidio en la Antártida, y el resultado fue tal que entre menos hablemos de ella, mejor. De hecho, propondría hacer de que cuenta como que no existe y esperar que algún día alguien decida hacerle honor a la obra de Rucka y Lieber.
En los poco más de veinte años que han pasado desde su aparición, ambos autores se han hecho de exitosas carreras tanto en títulos de Marvel y DC como en cómics de su propiedad, así que si están familiarizados con su trabajo en años recientes puede resultarles de interés ver lo que hacían hace un par de décadas. La historia recibió una secuela, Whiteout: Melt, en el 2000 y ambas series fueron recopiladas en 1999 y 2001. En 2007 aparecieron nuevas versiones en un formato un poco más pequeño que a la fecha es fácil conseguir.
En resumen, Whiteout es un excelente cómic de intriga y misterio que debe resultar del agrado de los aficionados a las historias de detectives o del género de suspenso. Lo mismo aplica para los fans de Rucka, o para aquellos interesados en conocer más de su trabajo sin tener que hurgar en busca de lo que ha producido para Marvel y DC Comics en las últimas dos décadas. Lectura bastante recomendada.
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