Blood Red Sky (Cielo Rojo Sangre)

Dentro del ambicioso proyecto de Netflix de estrenar poco más de 70 películas originales este año, hay algunos proyectos interesantes, sobre todo en el género de horror, y uno de los estrenos más recientes es Blood Red Sky (Cielo Rojo Sangre).

Esta coproducción inglesa-alemana dirigida por Peter Thorwarth sobre un guion que él mismo escribió con Stefan Holtz es un thriller de suspenso con tintes de horror, y cuenta con las actuaciones de Peri Baumeister, Roland Møller, Chidi Ajufo, Alexander Scheer, Carl Anton Koch y Dominic Purcell. Netflix la estrenó en todos sus territorios el pasado viernes 23 de julio.

La historia sigue a Nadja (Baumeister), una mujer alemana que parece sufrir una enfermedad en la sangre, que se dispone a viajar a los Estados Unidos para someterse a un nuevo tratamiento. Su compañía en el vuelo trasatlántico es su hijo Elias (Koch), un chico muy despierto pese a tener sólo diez años de edad.

El padecimiento de Nadja requiere que se inyecte un medicamento varias veces al día, pero las cosas se complican cuando el avión es secuestrado por un grupo de sujetos cuyas intenciones no son del todo claras, pues no parecen terroristas. Cuando Elias intenta esconderse, precipita una serie de sucesos que llevarán a Nadja a revelar que su padecimiento es más complicado que una leucemia.

Así que los secuestradores tienen que lidiar con una criatura inmortal dispuesta a detenerlos, lo que lleva a una tensa situación de suspenso debido al limitado espacio que existe dentro de un avión pero, ¿qué pasa cuando hay más de un vampiro a bordo? ¿Van a trabajar juntos, o serán rivales? ¿Acaso todos los pasajeros se van a convertir en comida para las criaturas de la noche? ¿Y qué pasará cuando este vuelo nocturno reciba la luz del sol?

Aunque la premisa parece lista para una espectacular película de acción y horror, Thorwarth parece ir desafiando expectativas a cada paso de su historia. Partimos desde la construcción misma, con una madre tratando de hallar una cura para su enfermedad porque le preocupa la idea de dejar sólo e indefenso a su hijo, y ese conflicto de la madre dispuesta a hacer lo que sea necesario para proteger a su vástago es el motor emocional de la historia.

El primer tercio de la película construye el escenario para un tenso thriller, primero con la historia de la madre enferma que requiere tratamiento intensivo sólo para mantenerse funcional y a pesar de ello se somete al difícil reto de hacer un largo viaje nocturno rodeada de extraños. Después tenemos a los secuestradores con una agenda distinta a la acostumbrada en terroristas aéreos, lo que añade más suspenso conforme se revela lo que están haciendo. 

Me llama la atención que el director no haya elegido lidiar de otra forma con los elementos de su historia, Por una parte, me hubiera gustado un poco más de suspenso en cuanto al momento y forma de revelar el secreto de Nadia, pues creo que habría añadido tensión a este thriller, pero por otro, creo que de haberlo hecho la historia de la complicada relación madre e hijo habría pasado a segundo término, así qe quizá habría sido más espectacular, pero también menos profunda.

Esencial para que la historia funcione es el gran trabajo actoral, no sólo de Baumeister, que añade el toque exacto de desesperación a su interpretación de Nadja, sino también del joven Koch para dar forma a Elias, con ua madurez más allá de sus años, y proyectar el tangible amor del niño por su madre sin importar las circunstancias, lo que no sólo humaniza la historia, sino que le añade un toque de melancolía que funciona muy bien en una mitología vampírica.

Temáticamente hablando, me gustó la forma en que Thorwarth crea metáforas dentro de la historia, pues no sólo vemos a una madre que está dispuesta a todo para proteger a su hijo, incluso renunciar a su humanidad, sino que esa parte dobla también con ese temor natural de los padres a permitir que sus hijos vean su lado más oscuro, y si se le quiere interpretar desde el otro punto de vista, lidia con el sufrimiento de un hijo que ve a su madre sucumbir a una letal enfermedad que parece robarle su identidad y dejarla irreconocible.

Ese núcleo emocional es lo que permite que la película, pese a que resultó ser algo muy distinto a lo que esperaba, me parece una interesante adición al género de vampiros, añadiendo un bienvenido toque de humanidad sin necesidad de sucumbir a la idea de dejar de lado la parte más oscura de estas apasionantes criaturas, y sumándose a la creciente tendencia en el género de horror de humanizar las historias, de ir un poco más allá de las simples alegorías y escarbar en el peso emocional que una oscura fábula puede explorar.

A pesar de ello, la película tiene algunos problemas que vale la pena mencionar. Para empezar, me parece que es un poco más larga de lo que necesita, y que una labor más agresiva en la sala de edición le habría dado un ritmo más eficiente. Otro problema es que Thorwarth es un director con muy poca experiencia, y las coreografías en sus secuencias de acción, aunque no del todo repetitivas, si dejan la impresión de que se pudieron trabajar de distintas formas para mantener fresco el impacto de las explosiones de violencia.

Supongo que la premisa hubiera funcionado bien como una divertida película de acción y horror, un festín de violencia y sangre bajo la promesa de "vampiros contra terroristas en un avión", e imagino que esa clase de película podría darse en un futuro. ¿Quizás en un remake estadounidense? En ese aspecto, Blood Red Sky es más cercana a Train to Busan (Estación Zombie) que a Snakes on a Plane, aunque carece del fino y cuidado trabajo de coreografía y montaje de aquella excelente cinta coreana.

Si les gusta el horror con más carga emocional que sangre, Blood Red Sky es la clase de película que puede resultar de su agrado. Incluso si son de los que prefieren más acción y sobresaltos que drama, échenle un vistazo, porque seguro hallarán suficientes ideas como para ameritar las dos horas que les tomará experimentar esta película. Recomendada, pero con algunas reservas.