lunes, 2 de enero de 2017

El ascenso y caída de Ronda Rousey

Hace mucho que no escribo sobre artes marciales mixtas (MMA) o deportes en general, pero es algo que me sigue gustando, así que tal vez lo vuelva a hacer de vez en cuando. El pasado viernes se celebró UFC 207, evento con el que la más grande promotora de MMA en el mundo cerró 2016, el año más exitoso y productivo de la compañía, que hace unos meses cambió de dueños por casi 4 mil millones de dólares. El evento estelar de la noche, pelea de campeonato con el cinturón femenil de peso gallo en juego, marcaba el regreso de quien hace menos de dos años era considerada como el rostro de la compañía y su figura más popular y reconocida: Ronda Rousey.


Ex-judoka olímpica, Ronda tomó por asalto al mundo de las artes marciales mixtas, conquistando el campeonato de peso gallo en Strikeforce, subsidiaria de UFC que hoy día ya no existe. Su determinación y agresividad, ademas de su dominante juego de piso, coronado por sus implacables sumisiones vía barra de brazo, la convirtieron en un fenómeno de popularidad de tal alcance que Dana White, presidente de UFC y quien alguna vez dijo que jamás habría mujeres en su compañía, cambió de parecer y le abrió los brazos de la empresa, convirtiéndola en la primera mujer en firmar con UFC y poco después en la primera campeona de peso gallo de la promoción.

Ronda era una implacable competidora, y su alto nivel de judo la ponía un escalón por encima de peleadoras que competían con más corazón que técnica o atleticismo. Ronda parecía imparable. Pero las artes marciales mixtas son un deporte en constante desarrollo y evolución, y los peleadores son cada vez más completos y están mejor preparados. No es raro ver a grandes figuras de años atrás quedar relegados, no sólo por el paso del tiempo y el declive y desgaste natural de la profesión, sino también por no poder aguantar el ritmo de las nuevas generaciones de gladiadores, mas atléticos y con mejor preparación en disciplinas múltiples. Y Ronda no es la excepción.

Desde su llegada a las MMA sólo ha tenido un entrenador y ha practicado en el mismo gimnasio. En este tiempo las filas de peleadoras en UFC se han enriquecido con peleadoras fogueadas en Invicta, promoción exclusiva de mujeres, y por competidoras venidas de otras promociones e incluso de otras disciplinas. Ex campeonas de boxeo, muay thai y kickboxing han elevado el nivel de competencia, y una de estas peleadoras, Holly Holm, fue quien puso en evidencia que la evolución de Ronda como peleadora no estaba a la altura de lo que pasaba a su alrededor en el mundo de las MMA.


Después de esa derrota, mucho se habló de las prácticas de entrenamiento de Ronda. Acerca de lo poco equipado del gimnasio, y de lo inusual de que una peleadora de alto nivel no tuviese un equipo de entrenadores especializados y a la altura del nivel de competencia de UFC. Pero Ronda se rehusó a cambiar de gimnasio o de entrenador. Previo a su pelea de regreso en UFC 207, la peleadora no participó en eventos de prensa para promover su combate ni dio entrevistas a medios especializados, por lo que los particulares de su preparación de cara a enfrentar a Amanda Nunes eran sólo especulaciones.

Llego el día de la pelea y la verdad se hizo evidente de inmediato: nada había cambiado. Ronda salió al Octágono con la misma agresividad que siempre la ha caracterizado, pero con las mismas deficiencias técnicas que Holly Holm puso en evidencia. Para su mala fortuna, enfrentaba a una peleadora con una preparación atlética igual o superior a la suya, además de ser mas completa tanto en la pelea de pie como a ras de lona. Nunes no tardó en evitar el temprano intento de derribo y empezar a trabajar su golpeo, usando un efectivo jab para marcar la distancia y convencer a Ronda de que acercarse de frente y sin una buena guardia no era una buena idea.

Se invirtieron los papeles y Ronda tuvo que retroceder ante los cada vez mas agresivos embates de Nunes. Estaba claro que su preparación no incluyó boxeo con un entrenador calificado. No sólo fue incapaz de presentar una guardia en forma, sino que tampoco sabe cabecear ni adoptar una pose defensiva, mucho menos circular de forma correcta en el Octágono. Nunes ni siquiera tuvo que molestarse en cerrarle los ángulos de salida, porque Ronda no sabía que existían, o no tenía idea de cómo utilizarlos. 48 segundos bastaron para que la brasileña se confirmase como la mejor peleadora en la división de las 135 libras.

Las críticas a Ronda no se hicieron esperar, muchas de ellas merecidas, pero otras tantas bastante exageradas, al grado de que aficionados e incluso uno que otro analista han llegado a cuestionar si es que alguna vez fue una buena peleadora y no sólo un producto mediático creado por la maquinaria de prensa y relaciones públicas de UFC, lo cual me parece que está fuera de lugar, además de que se trata de una afirmación que denota una profunda ignorancia acerca del mundo de las artes marciales mixtas.

Esta disciplina es un deporte todavía muy joven y se mantiene en evolución constante, y más aún en el caso de las mujeres. Ronda fue dominante durante sus años de reinado gracias a su pasado como atleta olímpica, con la dedicación y disciplina que ello implica, y al dominio absoluto de una disciplina que supo adaptar a los requerimientos de las MMA al añadir herramientas de combate adicionales. En poco tiempo enfrentó a lo mejor que su categoría de peso podía ofrecer y siempre salió adelante de forma dominante.

Pero ese dominio la volvió complaciente. Descubrió que tenía buena pegada, y decidió que eso y su judo eran suficiente y no hacia falta sumar herramientas ni mejorar su striking. Holly Holm, ex-campeona de boxeo y de kickboxing, le demostró lo equivocada que estaba. Haciendo gala de movimientos laterales, boxeo de contra, y un excelente pateo tanto defensivo como ofensivo, Holm puso en evidencia muchas de las deficiencias técnicas de Ronda y sorprendió al mundo con un extraordinario knockout.

Ésa debía ser una señal de alerta para que Ronda se diera cuenta de que necesitaba cambiar: entrenar en un octágono de tamaño real y sumar entrenadores de boxeo, kickboxing o muay thai a su equipo. Pero no lo hizo, lo que parece indicar cierta soberbia de su parte. El pasado 30 de diciembre, Ronda lucía en la mejor forma física de su carrera. Y técnicamente también era la misma peleadora de siempre. Nunes defendió un intento de derribo y trabajó el jab para hacerla dudar de su táctica, y cuando tomó la iniciativa demostró que Ronda no tenía la menor idea de cómo pelear a la defensiva.


Ahora es momento de cuestionarse si alguna vez veremos a la excampeona de vuelta en el Octágono. Con una incipiente carrera como actriz y un insistente coqueteo de la WWE, dos iniciativas que le ofrecen una carrera menos demandante y más lucrativa, podría argumentarse que no tiene necesidad de seguir peleando, y sin duda es algo que su agente se encargará de recordarle más de una vez.

Pero ya sea que vuelva a pelear en MMA o no, es incuestionable su papel como pionera, no por haber sido de las primeras peleadoras en este deporte, sino por haber sido quien abrió las puertas de las grandes ligas de esta disciplina a las mujeres.

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