Acerca del autor

miércoles, 11 de enero de 2012

Warrior (La Última Pelea)

Cuando se combinan historias de deporte con temas humanos, el resultado suele ser bastante bueno, sobre todo si se trata de deportes de contacto. Ejemplos abundan: Rocky, The Wrestler (El Luchador), Million Dollar Baby (Golpes del Destino), The Champ (El Campeón), The Fighter (El Peleador), o Real Steel (Gigantes de Acero). Ahora podemos sumar Warrior (La Última Pelea) a esa lista. Gavin O'Connor no es un director con gran trayectoria, aunque tiene créditos como escritor, productor y actor en una carrera que abarca casi dos décadas. Basándome en su trabajo como director, podría decir que ha encontrado su nicho en historias que mezclan drama familiar y acción.


The Miracle (El Milagro), y Pride and Glory (Cuestión de Honor) son sus trabajos más recientes, y son películas bastante recomendables. The Miracle está basada en una historia verídica sobre un ex-jugador de hockey convertido en entrenador del equipo olímpico de 1980, en tanto que Pride and Glory explora las relaciones de una familia de policías en la ciudad de Nueva York y cómo un caso de corrupción amenaza con alterar sus vidas. En Warrior regresa un poco al tema deportivo, pero la familia es otra vez el punto central de su historia.

Tommy Conlon (Tom Hardy) es un ex-marine con un secreto que lo atormenta. Tras catorce años de ausencia, Tommy regresa a Pittsburgh, donde se reencuentra con su padre (Nick Nolte), a quien él y su madre abandonaron huyendo de su violento alcoholismo. Tommy no tiene intención de restablecer lazos familiares con su padre, pero cuando se le presenta la oportunidad de participar en un torneo de artes marciales mixtas con una bolsa millonaria, le pide que lo entrene.


Tommy fue un prodigio de la lucha olímpica cuando estudiaba la preparatoria, y con su entrenamiento militar cree tener serias posibilidades de ganar el torneo. Mientras se prepara, hace todo lo posible por limitar su trato con su padre e ignora por completo el hecho de que no ha visitado a su hermano.

Brendan Conolly (Joel Edgerton) tuvo una breve y poco exitosa carrera como peleador de artes marciales mixtas, misma que abandonó a petición de su esposa (Jennifer Morrison) cuando nació su primera hija. Dedicado de lleno a su carrera como profesor de secundaria, Brendan y su familia atraviesan por una dura crisis económica que amenaza con quitarles su casa y patrimonio. Obligado por las circunstancias, Brendan necesita volver a pelear.


Decidido a no tomar riesgos innecesarios, contacta a su antiguo entrenador profesional, Frank Campana (Frank Grillo), y pronto se encuentra entrenando al lado de un joven peleador considerado como uno de los favoritos para llevarse el lucrativo torneo del que todos están hablando. Por azares del destino se le presenta la oportunidad de presentarse al torneo en reemplazo de otro peleador, y pronto se convierte en la historia del mismo al avanzar rondas pese a tener los pronósticos en contra.

Por su parte Tommy está arrasando con sus rivales, y pronto los dos hermanos se tienen que enfrentar en la final del torneo, con la posibilidad de que uno de los dos se lleve a casa una bolsa millonaria. Sin embargo, la pelea es por algo más que dinero, pues el pasado y el futuro de su familia está ligado a lo que pase dentro de la jaula de combate, donde los dos hermanos tendrán que lidiar con los fantasmas de su pasado y enfrentar aquello que los separó.


El guión y dirección de O'Connor tienen una fuerza que va más allá del impacto visual de las bien logradas escenas de pelea que contiene la película. Las actuaciones son fenomenales y, a pesar del gran trabajo de Edgerton y Nolte, es un hecho que quien se roba cada escena en que aparece es Tom Hardy, actor con varias buenas interpretaciones en su filmografía, pero todavía desconocido para la mayoría del público.

Si tienen oportunidad de ver esta película, háganlo no se arrepentirán, pues sin duda se trata de una de las joyas ignoradas del año pasado. Altísimamente recomendada.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario