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martes, 27 de octubre de 2020

Edmond (Cartas a Roxane - Cyrano Mon Amour)

De forma similar a como haré con los libros, también quiero agregar por aquí comentarios de series y películas que vi y disfruté durante el tiempo en que dejé casi abandonado este espacio. Luego de mis cirugías visuales, hace casi año y medio que empecé a ir otra vez de forma regular al cine, pero me tomó unos meses empezar a escribir de lo que vi. En los casos de películas de ese periodo, creo poder escribir mis impresiones de memoria, pero con películas de años anteriores (digamos que 2012-2018 y la primera mitad del 19), quizá volveré a verlas. Hay algo de esos años que les gustaría que comente?


Para empezar, y justo porque pensaba que lo que más voy a extrañar de no ir al cine en estos meses es el Tour de Cine Francés, quiero escribir un poco sobre una de las cintas más divertidas que vi en la edición del año pasado: Edmond. La película llegó a México con el título de Cyrano Mon Amour, y tengo entendido que el título para su distribución internacional es Cyrano My Love, bajo el cual acaba de aparecer en el catálogo estadounidense de Netflix. En México sólo está disponible para renta o compra a través de Google Play y Apple TV bajo el título de Cartas a Roxane.

Cyrano de Bergerac es uno de esos raros personajes de ficción que logran trascender a través del tiempo. Creado por el dramaturgo francés Edmond Rostand a fines del siglo XIX y vagamente basado en la figura de un noble real del siglo XVII, Cyrano ha tenido una presencia constante en el imaginario popular por más de cien años, desde adaptaciones a cine o animación hasta versiones modernas y diversas extrapolaciones de su trama principal, pero Edmond explora su historia desde otro ángulo.


Escrita y dirigida por Alexis Michalik, la cinta adapta su propia obra de teatro y es un divertido recuento de la historia detrás de cómo se escribió la obra original y el accidentado camino que recorrió para llegar a los escenarios. Tras el fracaso de su drama en verso La Princesse Lointaine, Rostand (Thomas Solivérès) se siente bajo presión, pues tiene que mantener a su pequeña familia, pero sufre de un bloqueo creativo. Un mensaje del famoso actor y productor teatral Constant Coquelin (Olivier Gourmet) puede ser la solución a sus problemas, pero le preocupa que no tiene nada que ofrecerle.

Para ayudarlo a relajarse, su mejor amigo, el apuesto actor Leo (Tom Leebs), lo invita al Moulin Rouge, donde conocen a la hermosa y encantadora Jeanne (Lucie Boujenah), de quien Leo queda prendado y por quien Edmond siente una ambigua atracción. Al día siguiente Coquelin le pide que le escriba una comedia, género desconocido para Rostand y le da algunos pies de lo que desea, con lo que Edmond improvisa y de la nada crea el esqueleto de lo que habrá de convertirse en su obra inmortal.


A partir de ahí la película se convierte en una divertida e inteligente comedia que lidia con los problemas administrativos de Coquelin y su teatro, los problemas maritales que le ocasiona a Edmond escribir cartas de amor a una mujer imaginaria (Roxane, el interés romántico de Cyrano y su amigo Christian), y las ocurrencias propias de montar una obra de teatro con el tiempo (y los acreedores) encima, aderezado con el romance entre Leo y Jeanne e incluso una subtrama que lidia con el racismo y la intolerancia.

Como es de esperarse, la trama se toma muchas libertades en cuanto a la fidelidad histórica, pero no de forma importante, y está escrita y dirigida de una forma tan ágil y entretenida que recuerda un poco a Shakespeare in Love, aunque me parece que depende menos del humor referencial.


Destaco las actuaciones del elenco principal, pero en especial la de Gourmet, que es un deleite en cada una de sus escenas. Solivérès hace un muy buen trabajo como el tímido pero apasionado escritor, cuya relación de mejores amigos con Leebs, quien interpreta a un galán atolondrado pero cuidándose de no volverlo una farsa, genera algunos de los momentos más emotivos fuera de aquellos que avanzan las relaciones sentimentales de la cinta. Los actores de soporte, en especial los integrantes de la compañía teatral, también hacen una excelente labor.

En resumen, Edmond es una divertida película que debe ser del agrado de la gran mayoría de los espectadores, sin importar si están familiarizados o no con la famosa historia de Cyrano, y no me sorprendería que después de verla, más de uno decida buscar alguna versión de la historia para redondear la experiencia. Una cinta absolutamente recomendada.

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