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miércoles, 2 de septiembre de 2020

Watchmen (HBO, serie)

Siempre que se habla de grandes obras del cómic, Watchmen, de Alan Moore y Dave Gibbons, sale a la conversación. Algunos afirman que fue una de las obras responsables de que los cómics alcanzaran la mayoría de edad, lo que sea que eso signifique. Publicada entre 1986 y 1987 por DC Comics, la serie es polémica, porque a la larga fue la principal razón para que Alan Moore diera la espalda a DC Comics y prohibiera el uso de su nombre en la promoción de cualquier producto derivado o relacionado que no sea el cómic mismo.

A DC y Warner, como se esperaría de cualquier compañía capitalista en un mundo que funciona entre corporaciones y consumismo, el desdén del autor no es algo que les quite el sueño, por lo que siguen produciendo precuelas, secuelas spinoffs y adaptaciones, usualmente sin el menor cuidado por elaborar productos de calidad.

Ése historial de lanzar productos genéricos que venden sólo por el impacto del nombre fue la causa por la que el anuncio de una serie de TV producida por Damon Lindelof para HBO no me emocionase en lo más mínimo, y cuando se estrenó en octubre de 2019 no hice el menor esfuerzo por verla.

Pero semana a semana aparecía un nuevo episodio, y las reseñas positivas y comentarios favorables se iban acumulando, hasta que por fin me ganó la curiosidad y decidí echar un vistazo para ver si realmente se trataba de algo bueno. Y me alegra haberlo hecho. A diferencia de lo que ha hecho DC Comics, que insiste en hacer historias con los mismos personajes y sin el menor intento por mantenerlas fieles o por lo menos congruentes con la historia original, Lindelof optó por hacer algo nuevo dentro del mismo mundo, y el resultado es espectacular.

Moore y Gibbons crearon una historia que tenía lugar en un mundo en que los héroes enmascarados estadounidenses se involucraron en conflictos armados y temas de política. Sólo uno de ellos, el Doctor Manhattan, tenía superpoderes, pero estos eran casi los de un dios. Como resultado, los americanos ganaron la guerra de Vietnam, Nixon jamás fue destituido y se siguió reeligiendo hasta los años 80. Eventualmente se prohibió la actividad de los vigilantes, y la guerra fría amenazaba con ponerse candente de un momento a otro.

La posibilidad de una guerra nuclear era inminente, y sólo fue evitada por las acciones de Adrian Veidt, un genio que alguna vez fue el vigilante conocido como Ozymandias. Su solución fue inventar una amenaza que obligara a las naciones del mundo a dejar atrás sus rencillas y unirse ante un enemigo común. Su plan funcionó, a costa de las vidas de millones de personas, y muy pocos supieron la verdad al respecto. La serie de Lindelof tiene lugar en ese mundo, pero en el presente, y se ubica mayormente en Tulsa, Oklahoma.

La policía opera de forma anónima. Luego de que cuatro años atrás la Séptima Kaballería, un radical grupo de supremacistas blancos, atentó contra las vidas de todo el departamento como represalia por lo que consideraban era un trato injusto hacia los blancos, y en una sola noche atacaron las casas de 40 policías y los mataron junto con sus familias, lo que provocó que el resto de la policía renunciara. Como consecuencia, se aprobaron leyes que permiten que los policías actúen cubiertos por una máscara, y en ocasiones incluso con disfraces enteros para mantener el anonimato. Pero las cosas parecen estar a punto de volver a ponerse violentas.

Angela Abar (Regina King) es una de dos sobrevivientes a la "Noche Blanca", como llamaron al ataque, que decidió seguir siendo policía. El otro que regresó fue Judd Crawford (Don Johnson), el jefe de policía. Ella opera como la detective Sister Night, oculta bajo un hábito de monja y una sencilla máscara, y luego de la muerte de un par de policías se coloca al frente de la investigación tratando de detener y desmantelar a los supremacistas. Pero está en medio de una conspiración más grande de lo que imagina, y que involucra a vigilantes del pasado, y al mismo Dr. Manhattan.

Una de las primeras sorpresas es descubrir que la historia es construida alrededor de un problema social vigente, que en este caso es el racismo y la presencia de grupos supremacistas blancos. En ese aspecto la serie hace eco del tema que había detrás del cómic original, la preocupación por un inminente conflicto nuclear. Creo que ése es el principal acierto de Lindelof y su equipo, pues construye una historia profunda e interesante, con gran desarrollo de personajes, y deja que los lazos con la continuidad del cómic se vayan integrando poco a poco como parte del trasfondo de su historia.


Resalto también el hecho de que no intenta suavizar la crítica al problema racial, lo que se hace evidente desde que muestra un flashback de la masacre racial ocurrida en Tulsa en 1921 y usa ese incidente como un punto clave para desarrollar a algunos de sus personajes. Se podría argumentar que mucho del tratamiento de los personajes gira alrededor de los traumas y cómo el ser humano busca lidiar con ellos. La historia presenta a una sociedad que, tanto en lo colectivo como en lo individual, intenta lidiar con los traumas acumulados a lo largo de generaciones.

Claro que al hacer una historia que recae sobre personajes, es importante contar con un elenco sólido para darles vida, y en ese aspecto no hay nada que reprochar. King da vida a una mujer fuerte que no es fácil encasillar en algunos de los estereotipos más comunes y se convierte en el soporte principal de la historia. Otros actores que realizan una labor destacada son Tim Blake Nelson en el papel de otro detective enmascarado, Jean Smart como Laurie Blake, agente del FBI que alguna vez fue vigilante, además de la esposa del Dr. Manhattan, y los veteranos Louis Gossett Jr. y Jeremy Irons dando vida a dos personajes con fuertes lazos a los vigilantes del pasado. Vaya, incluso Don Johnson hace un gran trabajo.


No quiero contar mucho de la trama, pues la forma en que se van revelando algunos secretos es parte importante de lo bien que funciona la serie, pero quiero insistir en el gran acierto que fue moverse en el tiempo y buscar algo interesante que contar dentro de ese mundo en lugar de darle otra revolcada a la misma burra de siempre. La construcción del mundo, extrapolando el posible desarrollo de la ucronía creada por Moore y Gibbons, también es excelente, pues permite hacer alusiones al material original al tiempo que realiza un duro comentario social sobre la situación actual de la Unión Americana.

Un punto importante de comentar es que en principio HBO promocionó la serie como regular, pero ya terminada la primera temporada y justo antes de su estreno Lindelof dijo que era una historia finita y que él no haría más una vez concluidos los nueve episodios que realizó. Desde entonces HBO se refiere a Watchmen como una miniserie o serie limitada, pero ha dejado la puerta abierta a la posibilidad de presentar otras historias dentro del mismo mundo. ¿Será que Lindelof aprendió la lección de Lost y cerró la historia en un punto alto en vez de tratar de prolongarla?


Como sea, si Warner y HBO deciden, como es muy probable, hacer más derivados de Watchmen, tienen un estándar alto al que se verán sometidos. Ojalá eso sea suficiente para que, cuando aparezca algo más, se trate de producciones igual de cuidadas y que busquen hacer algo similar, explorando otras facetas y momentos del mismo mundo, y logren evitar volverse en algo similar al soso y predecible reciclaje de ideas que ha caracterizado a los cómics que DC ha escupido bajo el logo de esta historia.

En resumen, Watchmen es una excelente opción para ver en streaming, y resulta recomendable incluso para quienes no hayan leído jamás el cómic de Moore y Gibbons, pues la serie misma ofrece la información más relevante.

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