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jueves, 26 de diciembre de 2019

Lo mejor está por venir (Le meilleur reste à venir)

Siempre he sido fan de la comedia francesa, en parte porque me encantan los muchos matices que puede tomar, y Le meilleur reste à venir, estrenada en México como Lo mejor está por venir, es un perfecto ejemplo. Esta comedia dramática fue escrita y dirigida por Matthieu Delaporte y Alexandre de la Patellière y cuenta con las actuaciones de Patrick Bruel, Fabrice Luchini, Zineb Triki y Pascale Arbillot.


La cinta cuenta la historia de Arthur (Luchini) y César (Bruel) dos hombres de cincuenta y muchos años que han sido amigos desde la infancia y cuya amistad está por enfrentar una dura prueba. Arthur es un hombre serio, solitario y un tanto amargado, un investigador y maestro de biología divorciado y con una hija, quien lleva una vida bastante aburrida. César, por el contrario, es un irresponsable mujeriego para quien lo más importante es pasársela bien.

Luego de un accidente doméstico que lo deja bastante magullado, César visita a Arthur, quien lo convence de ir al hospital para asegurarse de que no se haya roto nada o tenga alguna lesión más seria. A regañadientes, César acepta, pero ya en el hospital revela que no tiene carnet de seguro, por lo que Arthur le presta su tarjeta para que lo atiendan como si se tratase de él. Aparentemente todo está bien, hasta que Arthur recibe una llamada unos días más tarde para presentarse en el hospital.

Ahí le informan que a primera vista nadie prestó suficiente atención a las radiografías, pues estaban concentrados en buscar fracturas en las costillas u otra clase de lesiones, pero las imágenes de sus pulmones revelan un cáncer bastante extendido. La prognosis no es nada buena, pues todo indica que le quedan sólo unos meses de vida. El hecho de que el enfermo sea César y no él mismo no hace mucho por mejorar el ánimo de Arthur, que no sabe cómo le dará la noticia a su amigo.


Una confusión al intentar hablar con su amigo provoca que César se convenza de que el enfermo terminal es Arthur, así que decide mudarse a su departamento y asegurarse de que viva de la mejor manera el tiempo que le queda de vida. Arthur no sabe cómo explicarle la verdad, así que decide seguirle el juego y juntos arman una lista de cosas que les gustaría hacer juntos, la cual intentarán completar en los siguientes días y semanas.

La química entre ambos protagonistas es palpable y es fácil creer que son amigos de toda la vida, capaces de hacer lo que sea uno por el otro, y eso es parte de lo que hace que la película resulte una experiencia tan agradable a pesar de lo oscuro de la premisa. Los momentos dramáticos de la cinta, que no son pocos, son aderezados con un ácido y a veces negro sentido del humor que permea la historia de principio a fin y evita que la película se convierta en un ejercicio de cursilería y sentimentalismo, sin por ello renunciar a contar una historia humana y emotiva.

Los realizadores son un par de veteranos del entretenimiento francés, aunque con experiencia mayormente en televisión. Es difícil notarlo pues tuvieron el acierto de rodearse de gente experimentada y capaz, desde los actores, comenzando por los dos proagonistas, hasta los responsables de aspectos técnicos. La fotografía es espectacular, jugando con colores alegres y melancólicos para enmarcar la historia, y la musicalización, aderezada con algunas canciones populares en inglés de las décadas de los 70 y 80 es impecable.


En resumen, Lo mejor está por venir es una divertida cinta que, pese a tratar un tema serio y en ocasiones devastador, lo hace desde una perspectiva humana que invita a la reflexión, a valorar la importancia de la amistad, y a preguntarnos qué es lo que estamos haciendo con el tiempo a nuestra disposición. Absolutamente recomendada.

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