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martes, 5 de junio de 2018

Star Wars y el fandom toxico

Esta mañana me enteré de que la actriz Kelly Marie Tran, quien interpreta a Rose en Star Wars: The Last Jedi, borró todas las publicaciones de su cuenta de Instagram a causa del acoso sufrido en los últimos meses a manos de los "fans", y con ello no puedo más que reforzar algo que hace mucho pienso: el "fandom" de Star Wars es uno de los más tóxicos que existen.

Kelly Marie Tran es la más reciente víctima del tóxico fandom de Star Wars.
Hablamos de un grupo de personas que por el supuesto "amor" que le tienen a la franquicia han hecho toda clase de cosas sin sentido y dañinas para otros y que, peor aún, lo siguen justificando, cuando la única verdad es que no saben qué es lo que quieren. En menos de veinte años han dejado huella de su capacidad para dañar a otros. Hostigaron a George Lucas hasta que éste halló el modo de salir y alejarse de la franquicia para siempre. Llevaron a Jake Lloyd al borde de un colapso nervioso. Obligaron a Hayden Christensen a alejarse de la actuación e hicieron que Daisy Ridley borrara su Instagram.

Kelly es su víctima más reciente
Puede parecer un chiste, pero con esos antecedentes no suena nada descabellado pensar que Harrison Ford prefirió estrellar un avión que tener que presentarse en un evento donde iba a convivir con ellos.

Pareciera que sus vidas carecen de sentido y se aferran a una idealizada memoria de algo que dicen haber disfrutado hace más de 30 años. Quieren que Star Wars los remita a esa época, pero sus acciones muestran que en realidad han perdido la capacidad de conectar con su algo y parecen incapaces de mostrar gozo o asombro. Basta ver las quejas más comunes sobre las cintas más recientes de la franquicia para darse cuenta de que lo único que quieren es una razón para quejarse y hacerse pasar por víctimas:


Dicen que The Force Awakens fue demasiado similar a la original y evitó correr riesgos. Al contrario, The Last Jedi resultó radicalmente diferente a lo que esperaban, y por tanto ni siquiera debiera considerarse que existe. Ahora, con Solo: A Star Wars Story parece que vamos de vuelta al ciclo de quejas: Es demasiado familiar y no corre riesgos. ¿No sería más fácil quedarse en casa a ver sus DVD o BD? O mejor aún, sus VHS y Betamax, para preservar mejor la experiencia análoga de los viejos buenos tiempos.

Y no quiero que se me malentienda. Adoro Star Wars. Porque es una fantasía infantil que en la infancia me dio horas de gozo y felicidad, misma que pude revisitar tanto en mi adolescencia como ya adulto. Y me enorgullezco de decir que el amor que le tengo al mundo creado por George Lucas jamás me ha cegado. La trilogía original está formada por películas imperfectas que buscaban emular las matinés de una época más inocente, y lo hizo también que repitió muchas de las fallas y defectos tan comunes en esas aventuras.

Hay quienes afirman que al menos The Empire Strikes Back es una joya de la cinematografía y debiera ser reverenciada como tal. Y sí, es por mucho la mejor película de las originales, pero eso no la exenta de tener fallas y defectos. Rogue One es por mucho la mejor película de esta saga, y The Last Jedi es un soberbio ejercicio de deconstrucción, una carta de amor de Rian Johnson a la franquicia en la que muestra que entiende que la única forma de seguir adelante es dejando atrás el pasado. Pero, a juicio de los ya mencionados pseudofans, ambas películas cometen un terrible pecado: No son las cintas originales.


De no ser tan preocupante lo que las acciones de estos inadaptados puede lograr, sería divertido. Ante la mala respuesta en taquilla que ha tenido Solo, veo a muchos que se congratulan por el "éxito" de su boicot a la cinta, sin darse cuenta de que los fans "dedicados" de la saga palidecen en número al compararse con la audiencia masiva necesaria para convertir a una cinta en un auténtico blockbuster, y que hay muchas causas que se combinaron para este "fracaso".

Pero ya que están tan convencidos de su poder y orgullosos de lo que han logrado, los dejo con una reflexión. El mensaje que su boicot envía al estudio es que quieren ver más películas con mujeres fuertes como protagonistas. Quieren rostros jóvenes en la pantalla, y de preferencia los quieren interpretando a personajes nuevos y no usurpando el lugar de las estrellas de la trilogía original. Es hora de enterrar de una buena vez el pasado. Porque eso es lo que The Last Jedi y hasta cierto punto The Force Awakens presentaron, y son las dos cintas más taquilleras en la historia de la franquicia.

Lucasfilm quiso complacerlos con una cinta dedicada al macho más badass de la saga, y no hubo interés por ir a verlo. No más, entonces. Espero que disfruten los resultados de su "protesta".

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