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martes, 17 de marzo de 2015

PPC: Batgirl #41 ¿Censura o mala decisión?

Parece que el tema de esta semana en el mundo comiquero será la portada de Rafael Albuquerque que ya no formará parte de las celebraciones del 75 aniversario del Joker y que se había anunciado como la variante para el número 41 de la serie Batgirl.

Fuera de contexto, la portada es una excelente ilustración que pone de manifiesto el gran trabajo de diseño de parte de Albuquerque, una imagen estéticamente atractiva y bien realizada.

Sin embargo, el aspecto del Joker, con la apariencia clásica del personaje y no la de la versión actual, y su indumentaria, parecen colocar la imagen dentro del marco de tiempo en que debieron haber ocurrido los sucesos narrados en The Killing Joke, obra de Alan Moore y Brian Bolland cuyas secuelas psicológicas aún tienen al personaje de Barbara Gordon lidiando con el síndrome de stress post-traumático.

Me parece que si la decisión de cancelar esta portada hubiese sido editorial y obedeciera a una intención de cuidar las implicaciones de hacer una referencia a esa historia en particular en una serie que hoy día tiene un estilo y tono muy diferentes, no habría mayor problema al respecto. Pero el hecho de que tomaran la decisión en reacción a las manifestaciones en contra que se dieron en redes sociales no hace más que confirmar que no hay una dirección editorial clara en DC.

Hay quienes dicen que la portada era ofensiva. A mí no me parece que lo sea, dado que el traumático incidente al que hace alusión, mismo que todavía es motivo de debates sobre si hubo una agresión sexual o sólo psicológica, es parte importante de la historia del personaje. Entiendo que se trata de un tema delicado, pero no me parece que hasta ahora haya sido manejado de mala manera, como ha ocurrido en otras publicaciones (te estoy viendo a ti, Mark Millar).

Por otro lado, hay quienes hablan de la cancelación de la portada como un acto de censura que atenta contra la libertad de expresión. 

Esto resulta ilógico si consideramos que fue el propio artista de la portada quien solicitó que no fuese utilizada, lo que lo convertiría en algo aún peor, pues sería un acto de autocensura. Por los comentarios de Albuquerque, tengo la impresión de que lo que en realidad ocurrió fue que se sintió abrumado ante las reacciones provocadas por una imagen que él creó como homenaje a una de sus historias favoritas. Otra cuestión es la de qué entendemos por "libertad de expresión". 

¿Se han preguntado si Albuquerque lee Batgirl o está al tanto del tono e historias de la serie? Dudo mucho que le hayan mandado un resumen para que lo tomase en cuenta al hacer su portada. Él sólo creo una imagen impactante y hasta cierto punto tenebrosa por la historia a la que evoca.

Pero, ¿es más importante el derecho de Albuquerque a mostrar su admiración por The Killing Joke, que el de Brenden Fletcher, Cameron Stewart y Babs Tarr, equipo creativo de la serie, a asegurarse que todas las partes del título que manejan sean congruentes y representen el tipo y tono de historia que quieren contar?

La respuesta no es tan simple, pero es un hecho que la culpa de todo este escándalo no es de ninguno de ellos, sino de quienquiera que haya solicitado y autorizado la portada. DC volvió a mostrar un pésimo manejo de relaciones públicas al no saber como responder a la situación, y tomó la decisión más fácil, apegándose a rajatabla a una posición de corrección política en lugar de fijar una postura editorial, misma que pudo haber retirado la portada en cuestión sin parecer que cedían a presiones externas, que es la impresión que queda tras el tibio y escueto comunicado publicado este lunes.

Dicho comunicado argumenta que su decisión se tomó debido a que hubo amenazas contra la vida de los responsables, pese a que el propio Albuquerque ha señalado públicamente que él no recibió amenazas de ninguna clase, lo cual vuelve a dejar en entredicho a sus empleadores, al menos hasta que aparezcan más detalles sobre la situación en los próximos días.

El tema tiene muchas aristas, y seguramente se seguirá discutiendo por varios días. El mal manejo de la situación por parte de la editorial llama mucho la atención, porque pudieron usar el escándalo para incentivar las ventas de la serie o posicionarla mejor en el mercado incluso sin usar la portada, misma que podría (y todavía puede) convertirse en un póster que resultaría muy popular, pero es la clase de cosas que hemos venido a esperar de una compañía donde las decisiones son tomadas por contadores y no por editores o creativos.

Por otro lado, la postura de la editorial, junto con la actual tendencia de las grandes corporaciones a manejarse con la mayor corrección política posible, algo que en una industria dedicada a generar historias no debería tener lugar, levanta una pregunta que podría ser motivo de otra interesante discusión. ¿Se atrevería DC en estos días a publicar una obra como The Killing Joke? Lo dudo mucho.

¿Ustedes que opinan?


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