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martes, 14 de enero de 2014

10 Cómics que dejaron huella en mi vida

Este es otro meme de Facebook que me pareció apropiado retomar para el blog. Creo que originalmente era con libros, pidiendo que listaras diez que te hubieran marcado. Algunos amigos le dieron un giro para aplicarlo a cómics, y hubo al menos un par que decidieron etiquetarme. Me gustó la idea y decidí contestarlo, pero dando importancia al hecho de que no pide una lista de 'los mejores' o 'los más memorables', y se presta a ser particularmente subjetiva.

Con eso en mente, decidí listar cómics que tienen importancia para mí sin que necesariamente entre en la ecuación la historia o los valores con que fue ejecutada. La versión que publico aquí es un poco más extensa que la de FB, sobre todo porque no quería hacer un texto demasiado largo allá. Aquí nunca me ha preocupado la extensión, y me parecía importante dejar claro por qué elegí estos títulos y justificar algunos que dejé fuera. He aquí la lista.

1. El Asombroso Hombre Araña
Así, en español. Cuando mis padres se separaron yo tenía ocho años y debía lidiar con muchos cambios y la mudanza a casa de mis abuelos. Nuevos vecinos y nueva escuela son siempre un reto para un niño, así que mientras me adaptaba y hacía nuevos amigos, fue muy importante recibir una caja con casi doscientos ejemplares de la serie de Novedades, además de un puñado de la versión de MACC Historietas y de algunas otras series. Hasta ese momento mi único acercamiento a los superhéroes era con los héroes de DC, sobre todo Superman en las ediciones de Novaro, y esto era algo completamente diferente.

Apenas comencé a leerlos supe que Spider-Man tendría siempre un lugar importante en mi vida y Peter Parker se convirtió en uno de mis mejores amigos.

2. The Sandman
La primera vez que leí el nombre de esta serie fue en una columna en las páginas de El Hombre Araña, en la cual se hacía un recuento de los ganadores del Premio Eisner. Mi primera reacción fue de sorpresa. ¿Había un cómic protagonizado por el clásico villano de Spider-Man? Luego supe que no era así y descubrí la leyenda del arenero y su relación con los sueños.

Tenía diecinueve años y empezaba a leer cómics en inglés cuando decidí averiguar por qué tanto escándalo alrededor de un cómic que ni siquiera era de superhéroes, y me compré Preludes and Nocturnes, la colección de los primeros números de la serie. Obvia decir que cambió mi percepción del cómic como medio, y fue mi primer acercamiento a Neil Gaiman, que a la fecha sigue siendo uno de mis autores favoritos.

3. Calvin and Hobbes
Muchos no consideran las tiras cómicas como cómics, pero para mí la diferencia es técnica y da demasiada importancia al formato. Éste es uno de los mejores ejemplos de desarrollo de personajes, y tal vez lo que me impresionó desde la primera vez que leí una tira fue descubrir todo lo que se puede comunicar en un mínimo de viñetas. Más allá del genio de Bill Watterson y su capacidad creativa, se trata de una tira divertida e inteligente, que logra sin esfuerzo algo que obras más pretenciosas no consiguen: invita a pensar.

4. Planetary
Como aficionado al cine y literatura de género desde pequeño, y tras varios años de leer cómics lejos de la zona de confort que representan los superhéroes, era imposible que no me gustara Planetary. Warren Ellis creó una extensa carta de amor a la cultura popular del siglo XX, y John Cassaday le dio vida de forma tangible. Esta serie representó un puente entre los cómics de superhéroes con que crecí, y las historias oscuras y complejas que empezaba a disfrutar como adulto. Además fue una de las series que me dieron oportunidad de trabajar como traductor y publicar mis primeros textos, así que se volvió doblemente especial para mí.

5. 2112/Next Men
A principios de los 1990 era fan de John Byrne gracias a su trabajo en X-Men, Fantastic Four y Superman, entre otras cosas, y estaba en el punto en que esperaba de mis cómics algo más que superhéroes. Descubrir que uno de mis autores favoritos era también fan de la ciencia ficción fue una sorpresa, y la idea detrás de esta serie, que mezcla superhéroes con un tratamiento 'realista' en ese género, me pareció muy atractiva, ligando algunas de mis aficiones de forma casi tan satisfactoria como lo haría Planetary años más tarde. 

6. Hellboy
Casi al mismo tiempo que John Byrne me deleitaba como fan de la ciencia ficción, Mike Mignola permitió echar un vistazo al mundo que habita en su cabeza, haciendo igualmente feliz a la parte de mí que gustaba de las historias de horror y fantasía oscura. Pese a que ya conocía el trabajo de Mignola y de otros artistas que gustaban de hacer abstracciones extremas (Sam Kieth, Bill Sienkiewicz, etc.), lo que Mignola logró gráficamente en Hellboy me enseñó a apreciar los cómics de forma más completa, reconociendo su valor estético como una parte tan importante como las historias mismas. 

7. X-Men (Claremont/Byrne)
Originalmente leí muchos de estos cómics en español y después los busqué en inglés. Estos números definieron para mí lo que debía ser un cómic de superhéroes y aventuras, olvidándose de la fórmula de villano del mes y enriqueciendo la narrativa gracias a un buen desarrollo de personajes sin por ello dejar de crear tramas interesantes y complejas.
 
8. Fantastic Four (Lee/Kirby)
Tras leer el periodo de John Byrne en Fantastic Four sentía mucha curiosidad por el origen de la serie y quise conocer esta etapa que a la fecha muchos señalan como una de las mejores series jamás creadas. Gracias a los tomos 'Essential' de Marvel descubrí que 'The World's Greatest Comic Magazine' era más que hipérbole y durante más de cien números (ciento dos, para ser exactos), me dejé llevar en una aventura de proporciones cósmicas. El arte de Kirby puede ser difícil de apreciar a primera vista, pero al sentir el dinamismo y energía que desbordan cada página, es fácil entender por qué el legendario artista era simplemente El Rey. 

9. Grendel. Originalmente descubrí a Hunter Rose por el crossover que tuvo con Batman, y me intrigó lo suficiente para querer saber más. La revelación de que no necesitas un héroe como protagonista en una historia me hizo reevaluar muchas ideas preconcebidas del medio, pues tampoco recurre a la ambigüedad de un antihéroe. Grendel no es alguien que utilice métodos cuestionables para hacer algo bueno, es un criminal motivado por su ego y el aburrimiento, y el peculiar estilo gráfico con que Matt Wagner cuenta su historia fue la cereza en el pastel. De golpe y porrazo me encontré con uno de mis personajes favoritos y con uno de mis artistas favoritos, y a la fecha ambos son parte importante de mis gustos comiqueros.

10. Incredible Hulk (Peter David) / The Flash (Mark Waid)
Incluí estas dos series juntas porque las descubrí casi al mismo tiempo y me parece que, aunque distintas, trabajan sobre la misma base: desarrollo de personajes. Imposible negar el peso que da a una historia que el autor se involucre emocionalmente en ella, generando empatía con el lector, sin importar que tan ajenos parezcan los personajes y sus circunstancias. David logró una gran mezcla entre drama y comedia con Hulk, sin olvidar que la idea original del personaje era explorar la dualidad entre la cara que mostramos al mundo y la que tratamos de mantener oculta.

Por otro lado, Waid revitalizó a un personaje menospreciado por muchos al acercarlo emocionalmente a los lectores. La narración en primera persona de las aventuras de un joven adulto que intenta hacer lo correcto mientras lidia con las expectativas, tanto propias como ajenas, de ser responsable de preservar el legado de una leyenda le daba un toque especial, sorprendiéndome ante la emoción que podía despertar en mí el leer cada mes "My name is Wally West, and I am the fastest man alive. I am The Flash".

Por un momento consideré la idea de añadir más títulos a la lista, pero me gusta como quedó. La mayoría de las cosas que dejé fuera me parecen importantes por múltiples razones, pero creo que no dejaron una marca tan visible o perdurable como las que sí están. Aun así, quisiera mencionar, aunque sea brevemente, algunas de ellas.
  • Superman y Supercomic, de Editorial Novaro, fueron la herramienta didáctica con que aprendí a leer a los cinco años, pero fue más en respuesta a la marca dejada por la película de Superman que a los comics mismos.
  • Más o menos en la misma época que Sandman, y siguiendo con mi idea de explorar lo que el medio ofrecía más allá de los superhéroes, Leí Camelot 3000 y Watchmen. La primera mezcla dos de mis grandes aficiones, leyendas arturianas y ciencia ficción, con el arte de Brian Bolland, el más limpio y detallado que había encontrado hasta ese momento, y la segunda parecía una especie de adiós al género que me dejó con sentimientos encontrados que permanecieron conmigo incluso después de haberla leído un par de veces más.
  • Un par de años más tarde descubrí V for Vendetta, y la sigo considerando la mejor historia de Moore. Mientras Watchmen es una cátedra de las posibilidades del comic como medio narrativo, V ofrece una historia trascendente y compleja, con temas que siguen vigentes. Incluso como deconstrucción del género de superhéroes, creo que Miracleman es superior a Watchmen, pero la descubrí demasiado tarde como para pensar en que hubiera tenido un impacto mayor en mi vida.
  • Tanto The Killing Joke como Arkham Asylum me parecen buenas historias que tienen en común la exploración de un lado oscuro del género de superhéroes, dando el spotlight a los villanos. Sin embargo, la marca que eso pudo representar ya había sido dejada por Grendel, así que sólo ameritan, al menos en esta lista, una mención honorífica.
  • Peanuts (Snoopy, Charlie Brown, o como gusten llamarla) y Mafalda son dos de mis tiras cómicas favoritas, y a la fecha las disfruto mucho cada que las revisito, pero la presencia de Calvin and Hobbes impidió que pudieran hacerse con un lugar en la lista.
Ignoro si todavía hay alguien siguiendo este blog, pero me gustaría saber si existe interés en que comparta esta clase de cosas o si sería mejor dejar el sitio como simple repositorio para mis diatribas sobre libros y películas.

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