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viernes, 4 de marzo de 2011

Reseña: 127 Hours (127 Horas), de Danny Boyle


Danny Boyle es un director bastante inusual para los estándares de Hollywood.

Luego de un inicio irregular en su relación con los estudios norteamericanos que resultó en The Beach (La Playa) y A Life Less Ordinary (Vida sin Reglas), sus dos películas más flojas a la fecha, el realizador británico decidió dar un paso atrás y regresar a las bases que tan bien le funcionaron en sus primeras dos películas, Shallow Grave (Tumba al Ras de la Tierra) y Trainspotting (La Vida en el Abismo): historias que le atraen personalmente y en las que los personajes son lo más importante.


Así fue como dirigió cintas como Millions (Millones), 28 Days Later (Exterminio), Sunshine (Alerta Solar) o Slumdog Millionaire (¿Quién Quiere Ser Millonario?), esta última la que terminó de ubicarlo en el mapa luego de que se convirtiera en la gran ganadora de los Premios de la Academia hace un par de años, llevándose, entre otras, las estatuillas a Mejor Director y Mejor Película.

Su más reciente trabajo es 127 Hours (127 Horas), basada en el libro autobiográfico de Aron Ralston Between a Rock and a Hard Place. Ralston (James Franco) es un aficionado al montañismo y a la exploración de cañones, quien gustaba de pasar sus fines de semana explorando de manera solitaria algún cañón o formación rocosa. En abril de 2003 Ralston se internó solo en el Parque Nacional Canyonlands, en el estado de Utah, con la intención de explorar el Cañón Blue John.



En el camino conoce a dos excursionistas (Kate Mara y Amber Tamblyn), aparentemente perdidas, a quienes ayuda a encontrar el sendero que buscaban. Al momento de separarse las dos chicas lo invitan a una fiesta, aunque ninguna parece convencida de que Aron asista. Tras separarse de ellas, Aron busca un camino para acceder al cañón que pretende alcanzar, que sea rápido y que a la vez esté alejado de las rutas más usuales para los visitantes de la zona.

Mientras descendía hacia una hendidura que le permitiría alcanzar su objetivo por una ruta alternativa, Aron perdió el equilibrio al apoyarse en una piedra suelta, provocando un pequeño derrumbe. Al caer, una de las rocas más grandes dejó su brazo aprisionado contra una de las paredes de la estrecha hondonada en que cayó. El resto de la película narra la odisea de cinco días que Ralston vivió atrapado en una estrecha grieta alejada de la civilización. La mayor parte de la película tiene lugar en el punto donde Aron queda atrapado, lo que seguramente representó todo un reto narrativo.


Danny Boyle y su colaborador y coguionista Simon Beaufoy, tuvieron que hallar el modo de mantener la historia fluyendo a pesar de las limitaciones que la situación les imponía. En alguna entrevista Danny Boyle comentó que tenía años queriendo llevar al cine la historia de Ralston, y que además la veía como su versión de hacer una película similar a The Wrestler, donde la cámara sigue permanente a un solo personaje, lo que además contrastaba con lo que hizo en Slumdog Millionaire.

Fiel a su costumbre, Boyle decide concentrarse en explorar la mente de su protagonista y dejar que sea el personaje quien dicte el ritmo narrativo de la historia. El hecho de que lo consiguiera y en el proceso hiciera además una película entretenida es testimonio de su habilidad, técnica y talento para contar historias, pues la película, a pesar de su tono dramático, nunca decae en ritmo o emoción. Como el mismo Boyle lo dijo, "es una película de acción cuyo protagonista está inmovilizado". A destacar, además del trabajo de Boyle y de sus cinematógrafos, Anthony Dod Mantle y Enrique Chediak, la gran actuación de James Franco, misma que le valió su primera nominación al Oscar.

127 Hours es una entretenida película que gracias al talento de los involucrados trasciende lo que bien pudo haber sido un insípido docudrama televisivo. Muy recomendada.

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