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miércoles, 28 de octubre de 2009

District 9 (Sector 9)

Una de las películas que más esperaba era el debut como director de Neill Blomkamp. Hace algunos meses escribí un poco al respecto, hice un repaso de la carrera de Blomkamp (con enlaces a algunos de sus comerciales y cortos), y comenté cómo aprovecharon Peter Jackson y él la cancelación de su adaptación del popular videojuego HALO para enfocarse en la realización de ésta película, basada en el cortometraje Alive in Joburg, dirigido por el propio Blomkamp.

La premisa de District 9 (Sector 9) es bastante simple. Veintiocho años atrás una gigantesca nave espacial llegó a la Tierra, pero en vez de aparecer sobre alguna de las grandes capitales del mundo, descendió sobre Johannesburgo, capital de Sudáfrica. Parece que hubo algún desperfecto con la nave, que se quedó estacionada en el lugar. Tras días de analizarlo, el gobierno autorizó una incursión y se abrió un hoyo en la nave para explorar su interior. Al hacerlo entraron en contacto con una civilización extraterrestre, conocida desde entonces de manera despectiva como langostinos (aunque una descripción más propia del término "prawns" sería "camarones").

Los extraterrestres fueron sacados de la nave y enviados a una reserva a las afueras de Johannesburgo conocida como Distrito 9, que fue aislada del resto de la ciudad y pronto se convirtió en una especie de gueto, donde los extraterrestres viven en condiciones insalubres.


Durante las casi tres décadas que la nave lleva suspendida sobre la ciudad, el gobierno y el ejército han intentado, sin éxito, hacer uso de la tecnología y armamento de los extraterrestres. La razón por la que no han podido hacer nada con ella es que esta parece estar diseñada para interactuar con la firma genética de los extraterrestres, haciendo imposible que sea utilizada por una especie diferente.

La frustración resultante ha provocado un fuerte resentimiento contra los extraterrestres, lo que lleva a la creación del Distrito 10, que en realidad será un campo de concentración en que los extraterrestres vivirán en condiciones aún peores a las del Distrito 9.


Todo esto nos es contado al principio de la película con una técnica narrativa similar a un documental, con entrevistas y reportes de noticias que hacen un recuento de los hechos, intercalados con opiniones del público en las calles y expertos en diversas áreas. Así descubrimos que el gobierno contrató a la corporación Multi-National United (MNU) para encargarse de manejar el proceso legal y logístico de mudar al más de millón y medio de extraterrestres que viven en Distrito 9.

El empleado designado para coordinar la parte administrativa del proceso de traslado es Wikus van der Mewe (Sharlto Copley), quien casualmente es yerno del presidente de MNU.


Contrario a lo que uno esperaría, la primera mitad de la película establece que Wikus no es nada agradable. Fanfarrón, prejuicioso, abusivo y no muy inteligente, Wikus ve la mudanza de los extraterrestres como algo similar a tratar de deshacerse de una plaga de indeseables.

Para su desgracia, un accidente durante la entrega de las órdenes de desalojo cambiará su vida para siempre, forzándolo a cambiar su perspectiva del mundo al convertirlo en el blanco de una serie de abusos a manos de gente con ideas similares a las que él ha tenido toda la vida.


Hubiese sido muy fácil concentrarse en el aspecto de la discriminación racial y hacer de District 9 una simple pieza de ciencia ficción alegórica, pero su desarrollo de personajes va más allá y convierte a la película en una historia sobre la humanidad y sus defectos, una crítica a los prejuicios y falta de tolerancia más allá de la simple discriminación, y crea a unos extraterrestres que por momentos muestran más humanidad y valores que los humanos entre quienes viven.

Sin duda de lo mejor del año y una excelente demostración de que no es necesario gastar cientos de millones de dólares (costó alrededor de treinta) para hacer una película de ciencia ficción inteligente y agradable a la vista. Lástima que Microsoft y Hollywood no lo vean así y prefieran dejar la adaptación de HALO en manos de Steven Spielberg, quien requerirá más de doscientos millones para crear otra blandengue excusa de sci-fi corporativo como A.I. o War of the Worlds. En fin. Más tiempo y espacio para que Blomkamp trabaje en proyectos propios.

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