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miércoles, 3 de octubre de 2007

Stardust (película)

Matthew Vaughn goza desde hace algunos años de cierto respeto como productor, y parece decidido a ganarse el reconocimiento de crítica y público como director.

Tras haber decidido reemplazar él mismo a Guy Ritchie como director de Layer Cake y desligarse del desastre en ciernes que era X-Men 3, Vaughn se reunió con Neil Gaiman, para quien había producido A Short Film About John Bolton, para discutir la posibilidad de llevar Stardust al cine. Las pláticas deben haber sido satisfactorias para ambos, pues pronto pusieron manos a la obra.

Trabajaron fuera del sistema de estudios, encargándose ellos mismos del trabajo de pre-producción y producción de la película y firmaron un acuerdo de distribución con Paramount Pictures.


La novela infantil de Gaiman fue adaptada para la pantalla por el propio Vaughn en colaboración con la guionista debutante Jane Goldman, quien le fue presentada por Gaiman. El guión respeta de forma bastante fiel la historia de la novela, contando las aventuras del joven Tristan Thorn mientras parte en busca de la estrella que le ayudará a conseguir la mano de Victoria, la joven de quien está enamorado.


Para ello, Tristan tendrá que cruzar el muro, una antigua pared que separa a su hogar en el poblado de Wall y al resto de Inglaterra de un extraño y misterioso país del que se cuentan toda clase de leyendas. Pronto nos enteramos de que el reino al otro lado del muro recibe el nombre de Stormhold, cuyo soberano acaba de fallecer dejando a sus hijos sobrevivientes en medio de un conflicto para decidir quien será el próximo rey.

El elenco de la película es encabezado por Charlie Cox, quien interpreta a Tristan. A Cox solo recuerdo haberlo visto antes en Casanova, donde curiosamente interpretaba al hermano de Siena Miller, quien aquí interpreta a Victoria, la chica a quien Tristan pretende. Claire Danes es Yvaine, la estrella caída,

Michelle Pfeiffer es Lamia, una de las brujas que pretenden capturar a Yvaine para sacarle el corazón y comérselo, algo que la haría rejuvenecer, y Robert DeNiro interpreta al colorido Capitán Shakespeare, pirata del aire que contrabandea relámpagos y es precedido de una temible reputación.

El resto del elenco tiene apariciones de algunos actores reconocidos como Peter O'Toole, Ruppert Everett y Ricky Gervais, además de muchos otros rostros que pueden resultar familiares para quienes hayan visto los filmes británicos más exitosos de los últimos años (Sunshine, Mean Machine, Layer Cake, Snatch, 24-Hour Party People, etc) y su trabajo es complementado por la excelente narración de Sir Ian McKellen.


Desde hace unos años el género de fantasía cobó nueva vida en el cine, mayormente gracias a la extraordinaria adaptación que hiciera Peter Jackson de la saga de The Lord of the Rings, además de la enorme popularidad de la franquicia de Harry Potter. Basta echarle un vistazo a algunos de los estrenos en puerta (The Golden Compass, The Chronicles of Narnia, The Seeker, etc.) para darse cuenta de que el género pudiera incluso llegar a sufrir de sobreexplotación si los estudios no eligen con cuidado sus proyectos.

Pero un factor en común de la mayoría de esas películas y otras estrenadas en los últimos años, es que se trata de épicas multi-partes que no ofrecen a la audiencia la experiencia de disfrutar una historia completa (más allá de que sean parte de una historia más grande), y eso es algo que distingue a Stardust: es una historia completa, con un principio y un final.

Desde su estreno en Estados Unidos hace casi dos meses, escucho y leo comentarios que buscan comparar esta película con The Princess Bride (La Princesa Prometida), el clásico de fantasía dirigido por Rob Reiner que acaba de cumplir 20 años.

No comparto la comparación, pues me parece que son películas muy diferentes, aunque tal vez estaría dispuesto a conceder que en algunos momentos el tono de la historia puede resultar similar. El humor es parte esencial de ambas historias, pero no me parece que sea del mismo tono, y definitivamente es distinta la forma en que éste es incorporado a la historia. Creo que la audiencia que Stardust busca alcanzar es un poco mayor que la de The Princess Bride, pero podría estar en un error, pues ambas califican como "para niños de todas las edades."


En resumen, si les gusta la fantasía, las historias de magia y aventuras, las comedias románticas, o si quieren recordar por un par de horas lo que se siente soñar como un niño, vayan a ver Stardust, no se arrepentirán.

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