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martes, 11 de septiembre de 2007

World Trade Center: 6 años después

Hoy se cumplen seis años del atentato terrorista que cambió el rumbo de la historia mundial contemporánea. Independientemente de las implicaciones políticas y socioeconómicas detrás del hecho, tanto en antecedentes como en consecuencias, no se puede negar que la desaparición de las Torres Gemelas de Nueva York tuvo un impacto de algo plazo más allá de las fronteras de los Estados Unidos. El clima de miedo y paranoia que se apoderó de nuestros vecinos del norte aún está presente en muchos actos cotidianos, desde las ridículas, exageradas y aparentemente infructuosas medidas de seguridad que tiene que superar cualquier persona que pretenda viajar a los Estados Unidos, hasta las implicaciones económicas y la actual situación en Medio Oriente.

Y sin embargo es notorio que al paso del tiempo el tema ha ido perdiendo ese aire de tabú que lo rodeó por algún tiempo. Recuerdo que algunas películas fueron alteradas y reeditadas para evitar mostrar las torres, y que incluso en algunos lanzamientos en DVD de películas anteriores al 11/09/01 recibieron un retoque digital para eliminar la presencia de las torres porque, aparentemente, podían herir las sensibilidades de la audiencia al ser un doloroso recordatorio de su ausencia. Ahora, en cambio, parece ser que una vez que la cultura mediática norteamericana se ha hecho cargo del tema con, por ejemplo, películas como la excelente Flight 93 o la más bien mediocre World Trade Center, el norteamericano promedio no tiene empacho en discutir el tema o en compartir imágenes o recuerdos de las torres. Por ejemplo, en About.com hay una galería de imágenes tomadas a lo largo de las tres décadas que las torres estuvieron en pie.

Curiosamente todo mundo habla de lo feas que serán las cuatro torres que ocuparán su lugar en el skyline neoyorquino y de como nunca serán capaces de realmente sustituir a las torres gemelas, aún cuando en su momento las dos torres fueron igualmente criticadas porque se les consideraba como edificios menores y poco funcionales arquitectónicamente hablando, con su único atractivo siendo la altura que alcanzaban. Pero supongo que es parte de la nostalgia. Si, eran feas o en el mejor de los casos simples, pero eran una parte de la ciudad de Nueva York casi tan identificables como la mismísima Estatua de la Libertad. En cuanto al nuevo complejo de edificios, creo que tendría que sumarme a quienes critican la aglomeración visual que representan. Habrá que esperar a que su construcción se termine, cosa que no ocurrirá en al menos cuatro años, para saber como lucirá realmente el complejo.

Lamento decepcionar a alguien si esperaban un texto más sentimental o dedicado a las implicaciones del evento que hoy se conmemora. En todo caso pueden considerarlo como un recuerdo a una de las construcciones más emblemáticas de la cultura occidental del siglo XX.

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