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jueves, 26 de julio de 2007

Comicteca: Ronin, de Frank Miller

Frank Miller cumplió cincuenta años de edad en enero pasado, y parece que, como regalo de cumpleaños, Hollywood por fin le ha dado la aceptación, admiración y respeto que le habían negado años atrás.

Su guion para Robocop 2 fue alterado, mutilado y descuartizado más allá de cualquier posible semejanza con el original, pero su nombre permaneció en los créditos tanto de esa película como de la secuela, Robocop 3, por la simple razón de que ambas utilizaron algunas partes de su guion, el cual fue adaptado a cómic muchos años más tarde y publicado por Avatar bajo el título de Frank Miller's Robocop.


También escribió un guion para llevar a la pantalla grande a uno de los personajes con los que más se le identifica, Daredevil, pero por diversas razones el proyecto no se realizó, aun a pesar de que su guion era muy superior al que años más tarde filmó Mark Steven Johnson. En ese caso, fue el mismo quien lo convirtió en un cómic, dibujado por John Romita Jr. y titulado Man Without Fear.

Pero con el éxito de las recientes adaptaciones de Sin City y 300, Hollywood parece haber abierto los brazos al controvertido autor, al menos hasta que tenga un tropiezo, claro. Eso puede ser más pronto de lo esperado, pues ahora que Miller decidió convertirse también en director y debutar en solitario con una poco prometedora adaptación de The Spirit, la entrañable obra del extrañado Will Eisner, él mismo podría estar asegurando su salida de la industria.

Curiosamente esta aceptación en otro medio se da tras una larga racha de proyectos que podríamos considerar, si no mediocres, al menos muy por debajo del nivel de excelencia que Miller alcanzó en una época no muy lejana. Por eso, ahora que el medio que lo hizo famoso parece estarle perdiendo el respeto, me parece buen momento para dedicar este espacio a una de sus obras más destacadas: Ronin.


Siempre he sido de la idea de que las grandes obras de arte reflejan de una u otra manera el entorno en que fueron creadas, y los cómics y novelas gráficas no son la excepción. La década de los ochenta se caracterizó por una tendencia en la ficción a contar historias de un tinte oscuro y pesimista, especialmente cuando se trataba de especular sobre el futuro. Como ejemplo de esa tendencia podríamos mencionar cintas como Blade Runner, Brazil, Escape from New York o Terminator, y cómics como V for Vendetta, Grimjack e incluso Batman: The Dark Knight Returns o Watchmen.

Muchos antihéroes se hicieron de gran popularidad, y aparecieron sellos y editoriales que buscaban dar cabida a las inquietudes narrativas de diversos autores. Incluso las "dos grandes" buscaron incluir proyectos de un tinte más adulto, y mientras Marvel creó el sello Epic, en DC se publicaron títulos y proyectos varios que poco a poco pavimentaron el camino para lo que algún día sería el sello Vertigo. Ronin fue uno de los primeros comics "de autor" publicados por DC.

Frank Miller ganó notoriedad luego de su aclamado trabajo en Daredevil entre 1981 y 1982. Convertido en uno de los autores más solicitados en la industria, quedó en posición de ventaja al negociar su siguiente proyecto. La libertad con que Miller trabajó en Ronin se hace evidente al ver que él mismo tiene crédito como editor de la obra. Aquí Miller experimentó con influencias que van del manga (obras como Lone Wolf and Cub) al comic europeo (como el trabajo de Moebius), y las mezcló con su propio estilo, lo que resultó en una de sus obras visual y narrativamente más complejas.


Ronin narra la rivalidad entre el demonio Agat y un samurai, iniciada en el siglo XIII cuando el primero mata al señor del samurai y lo convierte en un ronin, un samurai sin amo condenado a una vida nómada en busca de lavar su honor hasta que enfrenta a Agat y lo mata, pero el demonio lanza una maldición que condena a ambos espíritus, atrapándolos en la espada que los mató. En el siglo XXI, las ciudades que conocemos están en decadencia, y un enorme complejo tecnológico en Nueva York busca levantar a la ciudad de sus cenizas con una nueva bio-tecnología, pero la repentina resurrección de Agat y el ronin, que piensan reanudar su batalla, pone un alto a todos sus planes.

La historia del samurai y el demonio trenzados en una rivalidad a través de los siglos fue una fuerte influencia para el diseñador y director de animación Gendy Tartakovsky, que ha reconocido a Ronin como inspiración de su aclamada serie Samurai Jack, pero más allá de la originalidad de la trama, que a diferencia de películas de la época en que había viajes al pasado, toma personajes de éste y los lanza al futuro, lo que separa a Ronin de otras historias es el desarrollo de personajes y la forma en que está contada.

La historia es una fascinante mezcla de ciencia ficción y fantasía, géneros actualmente poco usados en el medio. Además de las fuertes influencias de manga y cómic europeo mezcladas con el estilo de Miller, hay páginas donde se percibe un homenaje al arte clásico del Japón feudal, lo que enriquece aún más la experiencia visual que representa la lectura de este cómic.


Ronin marcó un antes y después en muchos aspectos. Fue uno de los primeros pasos hacia una cultura de cómics propiedad de sus autores y un parteaguas en cuanto al uso del color como herramienta narrativa en los cómics. La encargada de colorear la miniserie fue Lynn Varley, hoy ex-esposa de Miller, quien es reconocida por su trabajo con acuarelas, técnica que usó por primera vez en Ronin y repitió posteriormente en trabajos como Batman: The Dark Knight Returns, Elektra Lives Again, Big Guy and Rusty the Boy Robot y 300. También se encargó de pintar los fondos usados en la versión fílmica de 300.

En Ronin su trabajo da una peculiar atmósfera a las escenas creadas por Miller. El diseño de color acentúa el tono de cada escena, a las que aporta una mayor sensibilidad temática, que crea un marcado contraste entre las secuencias de acción y violencia con aquellas de carácter más sentimental y humano, pero lo hace de forma limpia y sutil, manteniendo la armonía de la obra en general.

Para Miller, Ronin representó un enorme salto estilístico, marcando el inicio de una transición a un estilo más limpio y claro, una síntesis de la imagen que alcanzó su punto máximo en algunas partes de Sin City y en 300. Y no me refiero a una evolución sólo en el sentido estético, sino, quizás incluso en mayor escala, en su narrativa. Esta obra no tiene textos descriptivos. Todo lo que aparece por escrito son diálogos entre los personajes, y se dan con una marcada economía.

Y ése es otro punto importante. Con esta obra, Miller explota por primera vez al máximo el impacto de cada cuadro que dibuja, dejando que las imágenes sean las que cuenten la historia, y magnificando el efecto del "silencio" en sus páginas, lo que agrega dramatismo a su relato. 

Close-ups, siluetas, imágenes sin fondo, secuencias detalladas  e imágenes divididas en varias viñetas son algunos de los recursos visuales que el artista emplea para manipular el ritmo narrativo de una forma poco común en el cómic americano de la época, lo que representa uno de los aspectos más revolucionarios de Ronin.

Para muchos, Sin City y 300 representan la cúspide del trabajo de Miller. Para mí son más una excelente muestra de ejercicios estilísticos en que pone en práctica los trucos y técnicas aprendidos a través de los años, usando algunos de sus temas favoritos como mero pretexto para realizar esas historias. Ronin representa uno de los mayores logros artísticos y narrativos de su carrera e incluso me atrevería a afirmar que se trata de su aporte más importante al medio, incluso por encima de Dark Knight Returns o de su trabajo en Daredevil.

Así que los invito a leer esta obra y sacar sus propias conclusiones y, si gustan, compartirlas en los comentarios.

Por cierto, ha circulado el rumor de que Ronin será adaptada al cine, pues Gianni Nunnari, uno de los productores de 300, ha expresado su intención de producir la película, que presuntamente sería dirigida por Sylvain White, director de Stomp the Yard y I Will Always Know what you did Last Summer. Pero los reportes vienen de tabloides de espectáculos y no ha habido confirmación de ningún estudio. Darren Aronofsky manifestó alguna vez interés en adaptarla, pero el proyecto nunca despegó y el director se dedicó a trabajar con Miller en la adaptación de Batman: Year One, que tampoco se concretó.


RONIN
Historia y arte: Frank Miller
Color: Lynn Varley

Editorial: DC Comics
Formato: Miniserie de 6 números formato Prestige, de 48 páginas cada uno, sin anuncios.
Colección: Tomo pasta blanda, 302 páginas, 1987.

Fecha de publicación: 1983-1984

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