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sábado, 5 de julio de 2003

Phone Booth (Enlace Mortal, 2003)

Para empezar debo decir que considero a Joel Schumacher como uno de los peores directores en la historia reciente de Hollywood. 

Quizás esto pueda sonar demasiado agresivo tomando en cuenta que ha dirigido un par de películas que me encantan: The Lost Boys (Los Muchachos Perdidos), una de mis favoritas de adolescencia; y Falling Down (Un Día de Furia), a mi juicio su mejor trabajo, así como la entretenida Flatliners (Línea Mortal).

Pero hay que recordar que también es responsable de cintas como Bad Company (Malas Compañías), 8mm (con el insulto añadido de hacerla poco después de la aparición de Tesis), Batman & Robin, Batman Forever (Batman Eternamente) y claro, como olvidar The Incredible Shrinking Woman (La más pequeña del mundo).

A pesar de eso, debo decir que Phone Booth (Enlace Mortal) es un muy buen filme de suspenso. Schumacher demuestra que tiene la experiencia necesaria para lograr una buena película cuando tiene un guion sólido, en este caso obra del veterano Larry Cohen, creador de la serie de TV de los sesenta The Invaders (Los Invasores) y uno de los escritores de la serie original de The Fugitive (El Fugitivo), además de que escribió y dirigió gran cantidad de películas para TV y clase B, incluida la malograda Special Effects (Efectos Especiales).

Phone Booth sigue a Stu Sheppard, mentiroso profesional que se gana la vida difundiendo mentiras e intercambiando favores en el centro de Manhattan, quien acostumbra llamar a una aspirante a actriz desde la única caseta telefónica que aún opera en la Octava avenida. A espaldas de su esposa, claro. Mientras está ahí, recibe la llamada de alguien que parece saber todo de su vida y afirma estarle apuntando con un rifle de gran poder. Esto pasa al inicio de la cinta y toda la acción se desarrolla en la caseta, así que prolongar la situación no era cosa fácil.

Pero el guion logra dar los giros necesarios en los momentos clave para permitir que la historia siga avanzando sin convertirse nunca en algo tedioso. Quizás el momento más importante para permitir que esto suceda es cuando el francotirador logra crear la suficiente confusión para que la policía crea que Stu está armado, lo que ayuda a generar la tensión necesaria para permitir que la película corra sin perder fuerza.

El trabajo de Kiefer Sutherland como el presunto francotirador es excelente, ya que con sólo su voz crea un personaje interesante, que a pesar de que por momentos da la impresión de ser un vengador anónimo extremadamente moralino, evita caer en la tentación de convertirlo en un cliché e incluso se burla de su víctima y todas las presunciones que ésta pueda hacer.

El elenco es complementado por Forest Whitaker en el papel de el capitán de policía Ed Ramey, quien está a cargo de resolver la situación. La interacción entre Ramey y Stu es una de las partes más interesantes de la cinta, ya que Ramey es la única persona que sabe que Stu no está armado y que hay un francotirador en alguno de los edificios aledaños, pero no puede decir nada sin alertar a este último.

El papel de la esposa de Stu corre a cargo de la australiana Radha Mitchell (Pitch Black) y el de la aspirante a actriz es interpretado por Katie Holmes. La primera hace un sólido trabajo interpretando a una mujer que ama a su esposo y está dispuesta a perdonarle todo con tal de seguir a su lado, mientras que Holmes se limita a hacer lo mismo que ha hecho a lo largo de toda su carrera: seguir interpretando a Joey (de Dawson's Creek).

Uno de los aspectos más interesantes de la cinta es que la acción fluye casi en tiempo real. Y digo casi porque es obvio que en la historia transcurre más tiempo que la hora y veinte que dura la película, pero el trabajo de edición permite que la historia fluya de forma continua. Visualmente me recuerda un poco a la exitosa serie de TV 24, pues además de la acción en tiempo semi-real, usa multipaneles y recuadros insertados para mostrar acciones secundarias sin retirar la atención de los protagonistas.

En contra de la cinta sólo debo mencionar que el monólogo del principio, hecho por una voz en off no identificada, no tenía ninguna razón de ser aparte de darle cierta importancia a la caseta telefónica donde se desarrollará toda la historia. Considero que pudo haberse omitido, o que debió hacerlo el propio Sutherland, ya que una introspección sobre la caseta que está acechando no habría afectado el desarrollo de su personaje y evitaría que la voz usada se sintiera fuera de lugar.

A nivel historia el único pero que encuentro es cuando el tirador confronta a Stu al final de la cinta. No me molesta que lo confronte abierta y cínicamente en medio de tantos policías. De hecho, me recordó un poco a dos de las mejores actuaciones de Kevin Spacey: en Seven, cuando aparece como John Doe hablando con la policía en la escena de uno de sus crímenes; y en The Usual Suspects (Sospechosos Comunes), donde Kaizer Soze inventa toda su historia en la jefatura de policía.

Lo que me molesta es la actitud del personaje, que parece adoptar el papel de un instrumento de Dios encomendado con la misión de acabar con la maldad y el pecado en el área de Manhattan. Total, sólo le faltan algunos millones más de personas.

Haciendo un balance, creo que Phone Booth es una muestra de que para hacer buen cine no es necesario tener locaciones exóticas ni gastar millones en efectos especiales. Sólo se necesita una buena historia, un director que sepa contarla, y actores sólidos que interpreten a sus personajes con la credibilidad necesaria, aspectos que resaltan aún más en esta producción al no haber más de una locación ni efectos especiales que pudiesen distraer la atención del espectador. Muy recomendable.

JAC
Lejos de cualquier teléfono público.

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