Acerca del autor

martes, 10 de junio de 2003

Speedway to Hell: ¿Qué es el infierno?

Antes que otra cosa, les debo una disculpa. Después de tanta alharaca por la creación de esta lista / foro / newsletter o lo que sea, han pasado varios días y nada de nada. Pero no más. Habiendo dejado atrás una serie de presiones y preocupaciones, que ya fueron sustituidas por unas nuevas, claro, es momento de ponerle leña a la hoguera y dejarla arder libremente.

Esta dirección me llegó a través de otra lista, pero no recuerdo quien me la envió. Se trata de un test que tiene por objeto determinar, de acuerdo con la descripción hecha por Dante en La Divina Comedia, en qué círculo del Infierno va a terminar cada quien de acuerdo con su estilo de vida. Mi intención original era distribuir el enlace sin aspavientos, por el puro placer de compartir un test retorcidamente divertido con gente que sé que disfruta de esa clase de cosas, pero mientras releía el test me puse a pensar en el Infierno.

Sin razón aparente empecé a divagar sobre la idea compartida por casi todas las culturas en la historia de la humanidad de que al final de esta vida existen dos posibles alternativas. Una es El Paraíso, un lugar más allá de todos nuestros sueños o imaginación en el que podremos descansar por toda la eternidad como premio por haber llevado una vida moralmente ejemplar. El otro es un inframundo, un abismo sin límites que allberga a las almas de quienes en vida obraron de manera incorrecta para que sean atormentadas hasta el fin de los tiempos. El Infierno.

Alguna vez, discutiendo un tema diferente (creo que el Diluvio Universal), alguien me señaló que con tantas referencias a ese evento en culturas de distintas partes del mundo, la explicación más lógica era que realmente sucedió. Aunque el argumento parece válido, me rehúso a creer que algo dicho por más de dos personas diferentes se convierta automáticamente en La Verdad. Aclarado eso, llegué a una conclusión que sonará más radical de lo que es. Algunos dirán que me equivoco, otros me darán la razón. Creo que los conceptos de Bien y Mal que conocemos y aceptamos como sociedad no tienen razón de ser. Me explico.

El factor común en las grandes culturas de la antigüedad es la vida en sociedad. Esas culturas se desarrollaron cuando el hombre dejó de ser nómada y tuvo que relacionarse con sus semejantes para asegurar su sustento y supervivencia. Esto llevó a la aparición de grupos cada vez más grandes que evolucionaron hasta ser los pueblos que registra la Historia. ¿Cómo podían sus gobernantes mantener el orden en grupos tan grandes de individuos con distintos intereses? Mediante normas y reglas, claro. ¿Cómo aseguraban el cumplimiento de éstas? Con algunas de las herramientas favoritas de la humanidad: El miedo y la intimidación.

El mayor temor del ser humano es a lo desconocido. En su afán por explicar lo que no entendía, el hombre creó la religión y atribuyó un origen sobrenatural a muchas cosas. Sumado al hecho de que las instituciones eclesiásticas siempre han estado ligadas al poder y gobiernos. ¿no tiene sentido pensar que el Infierno fue “creado” como un mecanismo de control de masas? A fin de cuentas, es una práctica común del ser humano. Cuando éramos niños, a todos nos hablaron del “coco” o “el viejo del costal”. Entonces, ¿por que no pensar en una versión a gran escala del “coco”, una lo bastante grande como para sembrar temor en pueblos enteros?

En el caso concreto de Dante, es importante recordar que él vivió en Italia, sede de la Iglesia Católica Romana, durante la que posiblemente haya sido la época más grande e importante en la historia de esa institución. Recordemos también que casi todo el arte de la época tenía connotaciones religiosas, incluso la literatura. Por tanto no es de extrañarse que Dante, influido por su entorno, diera forma a un concepto abstracto con el que seguramente vivió desde pequeño. La complejidad y belleza de su obra es algo que merece ser discutido por su cuenta así que no añadiré nada al respecto. Por ahora.

En fin. El tema da para mucho y puede dar lugar a extensas discusiones, pero no quiero agotar su paciencia. Espero sus comentarios y aportaciones por los canales acostumbrados.

JAC
“Cogito, ergo sum”. Pero, ¿qué soy?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario